Pocas alianzas han sido más fructíferas entre rock y diseño visual que la que establecieron Drive-By Truckers y el recientemente fallecido Wes Freed. Lo recordamos.
El peso de la tradición. Lo atávico. La religión. El alcohol. Lo rural. El bien y el mal. El blues y el viejo rock and roll. Son conceptos que han desfilado por las portadas de discos que ha diseñado Wes Freed (1966-2022), el responsable de prácticamente todas las portadas de Drive-By Truckers, una de las mejores bandas norteamericanas de rock de las últimas décadas.
Freed, artista gráfico y diseñador nacido en Richmond (Virginia), quien se preciaba siempre ser tan outsider y marginal como los personajes que poblaban sus portadas, falleció hace unos días a causa de un cáncer de colon, y el rock norteamericano se vistió de luto. También trabajó para los veteranos Cracker, otra banda indispensable, y para la cantautora Laura Hoffman.
Pocos grupos han mostrado una imagen más claramente definida e identificada con el trabajo de un artista visual que los Drive By-Truckers, la banda de Athens (Georgia) que recientemente ha visto cómo se traducía al castellano el libro Donde ni el diablo se queda. Recorriendo el sur con los Drive-By Truckers (Liburuak, 2022).
Un libro escrito por el periodista Stephen Deusner, quien recorrió los principales lugares en los que la banda obtuvo inspiración para los catorce discos (en 24 años) que pueblan su espléndida carrera, marcada por cuestiones de clase social, raza, religión e historia. Alabama, Muscle Shoals, Tennessee o la propia Richmond (Virginia). Si desconocéis su obra, os recomendamos desde aquí pegarle una escucha a discos tan magistrales como Southern Rock Opera (2001), A Blessing And A Curse (2006) o The Unravelling (2020).

Todas las portadas, posters y mechandising de Drive-By Truckers, como los que ilustran la galería de este artículo, los firmaba Wes Freed, quien también había sido músico en bandas de rock sureño poco conocidas fuera del circuito local, como Dirt Ball, The Shiners o Mudd Helmet. Él y la banda de Patterson Hood se habían conocido en un festival, el Capital City Barn Dance, fundado por él mismo en la década de los noventa.
Si se puede decir que los Drive-By Truckers han sido durante dos décadas los más dignos representantes de un sonido y unos textos que remitían por igual al rock de Lynyrd Skynyrd, Steve Earle o R.E.M. como a la clásica literatura gótico-sureña de Cormac McCarthy, Tennessee Williams, William Faulkner o Flannery O’Connor, lo mismo puede decirse de las portadas de Wes Freed, que eran la perfecta plasmación visual de todo ese universo creativo. Él mismo lo explicaba en entrevistas como esta.
Eran las suyas unas imágenes repletas de personajes inquietantes, paisajes áridos y sombríos, una espiritualidad acentuada y una estética que remitía en cierto modo al mundo del cómic, no muy lejos del trabajo de otro dibujante muy influido siempre por el sur norteamericano y algunas de sus músicas, como fue Robert Crumb. Un trabajo, en definitiva, que ya es historia de nuestra cultura popular.



