La música disco experimenta un nuevo revival justo cuando disfrutarla en las discotecas es misión imposible.
Ironías de la vida. Tenemos más difícil que nunca – por no decir imposible – bailar en grupo. Las discotecas permanecen cerradas. Los festivales, en barbecho. Las bolas de espejos acumulan polvo. Y sin embargo, vivimos un revival de la música disco como hacía muchísimo tiempo que no se recordaba. Es como si algunos de nuestros músicos (músicas, sobre todo, para ser más precisos) se hubieran rebelado ante la adversidad y les hubiera dado por tramar esos discos que algún día, quién sabe si más pronto que tarde (todos rezándole a Pfizer y a Moderna), podremos bailar como si no hubiera un mañana.
Cantaba Kylie Minogue, la última en sumarse a esta corriente – pocas como ella para hacerlo de un modo más acreditado – aquello de “Your Disco Needs You”. O sea, tu disco te necesita. Era allá por el año 2000. Y su último álbum ha vuelto a demostrar que no hay mejor refugio en tiempos inciertos, también para ella, que los bajos carnosos, los ritmos cuatro por cuatro, las guitarras elásticas y las letras sensuales que invitan al grácil contoneo de los cuerpos sobre la pista de baile, sumidos en el hechizo de las luces estroboscópicas y su revoltijo sinestésico. La australiana lo ha hecho, además, sin ninguna clase de coartada ni subterfugio: por algo el álbum se llama DISCO. Directamente. En mayúsculas. Y es lo mejor que ha hecho en más de una década. Sin duda.
Viene con ello a sumarse un cuantioso listado de discos que nos han alegrado este sombrío 2020 invitándonos a rompernos la cadera en esas pistas de baile que ahora mismo solo existen en nuestra imaginación. Róisín Murphy, Dua Lipa, Jessie Ware, Jessy Lanza o Sylvan Esso, todos mujeres o proyectos comandados por mujeres – ya solo falta que Madonna vuelva por sus fueros, al paso que vamos – , nos han proporcionado varias decenas de motivos para seguir creyendo en la energía liberadora del baile, en su capacidad para invocar esa gozosa comunión colectiva que tanta falta nos hace en tiempos tan grises y mezquinos como los que atravesamos. Estupendas canciones que algún día volveremos a bailar de forma entregada e incondicional. Mientras tanto, agénciense una buena playlist con ellas. Aunque sea para bailarlas en casa.