Ensayos, biografías, relatos y compendios de fotografías brindaron algunos de los momentos más jugosos de la bibliografía pop de 2020, así como un listado de los mejores libros musicales.
El 2020 fue un buen año para leer libros de música. No solo por la imparable pujanza de un sector abundante en traducciones y obras propias – esto es, en castellano – , que en ocasiones tienen muy poco que envidiar a las referencias foráneas, sino también porque todos tuvimos mucho más tiempo para estar en casa. La diversidad es patente: biografías, autobiografías, ensayos sobre escenas o sobre estilos, relatos de protagonistas en primera persona e incluso volúmenes de fotografías (de directos, de paisajes relacionados con la mitología rock) han poblado las estanterías de las librerías, esos locales que se han hecho, en las circunstancias que todos conocemos, más indispensables y necesarios que nunca. A continuación, resaltamos algunos de los mejores libros de temática pop. Una veintena larga de títulos más que recomendables, tan jugosos que son atemporales en sí mismos.
El panorama editorial de los libros de música sigue en nuestro país gozando de una estupenda salud, con volúmenes para todos los gustos.
Los recorridos globales sobre determinados estilos, cuya historia aún no había sido contada, han copado el primer plano. Fue el caso del completísimo Balearic. Historia oral de la cultura de club en Ibiza (Contra), de Luis Costa y Christian Len, El trueno que sigue al rayo. Breve historia de las músicas de baile en España desde la caída de la Ruta (La Fonoteca), de Pedro José Mariblanca o La tierra de las mil danzas. Los grandes del soul (Efe Eme), de Luis Lapuente. Los dos primeros son como dos piezas del enorme puzzle que explica la música electrónica: el de Luis Costa, esencial para entender el sonido de la isla pitiusa durante varias décadas, aquellas sesiones ideadas para orlar sus atardeceres, y el de Mariblanca ofrece una visión más global del fenómeno de las músicas electrónicas en nuestro país. El de Lapuente es otra extraordinaria aproximación al soul por parte de una de las voces más acreditadas para desentrañar el género.
Algunos de los surtidores de ideas más brillantes han sido libros que hacían acopio de reflexiones en voz alta, ensayos y conversaciones con artistas con mucho que decir. En esa línea fueron los estupendos Un aplauso para el astronauta. Conversaciones sobre surf, arte y rock and roll (Sílex), de David Moreu, No me judas, Satanás (Popular 1), de César Martín, K-Punk. Volumen 2. Escritos reunidos e inéditos (Música y política) (Caja Negra), de Mark Fisher y el sublime La venganza de las punks. Una historia feminista de la música (Contra), de Vivien Goldman, el mejor libro del año para quienes hacemos ¡Mússica!.
La autobiografías, obviamente, no podían faltar, un ámbito en el que despuntaron con mucha fuerza tres volúmenes que probaron la talla narrativa de sus autores: Bunker (Blackie Books), de Tote King, De cara (Cúpula), de Debbie Harry y, sobre todo, Historias de Terror (Contra), de Liz Phair, una de las grandes sorpresas del ejercicio. También las valiosas memorias de quien fuera pareja de Bob Dylan a principios de los años sesenta, una Suze Rotolo que vio (es un decir: falleció hace diez años) cómo su emotiva descripción del genio de Duluth y del ambiente creativo del Greenwich Village se traducía al castellano en A Freewheelin’ Time. En el camino con Bob Dylan (Barlin).
Algunos de los relatos biográficos escritos por músicos, como los de Tote King o Liz Phair, han revelado una fuerza narrativa sorprendente.
Las miradas de terceros a los recorridos creativos de las leyendas de la música popular – esto es, la biografías al uso, escritas por periodistas o incluso por familiares que han vivido de primera mano esos trayectos – tuvieron algunos de sus mejores exponentes en Alma vagabunda. La vida de Curtis Mayfield (Es Pop), de Todd Mayfield y Travis Atria, Aretha Franklin. Apología y martirologio de la reina el soul (Libros del Kultrum), de David Ritz, Una luz abrasadora, el sol y todo lo demás (Reservoir Books), de Jon Savage o Música de cámara. Sobre el Wu-Tang Clan (en 36 cámaras) (Libros del Kultrum), de Will Ashon.
O, ya en nuestro país, repasos tan encomiables a hitos de nuestra música como Universo John Zorn (Jenkins), de Óscar Alarcia, Había una vez… Sr. Chinarro (Muzikalia), de Manuel Pinazo y Chema Domínguez, Balmoral. Loquillo, por un instante, la eternidad (Efe Eme), de Javier Escorzo y Sol y sombra. Los Rodríguez, de Kike Babas y Kike Turrón. Y en terreno fotográfico, pocos libros lucieron más que Rocks on the Road (Arola), del veterano fotógrafo rock Ferran Sendra, complementado con textos de Jordi Bianciotto o Manel Fuentes.
Así que ya lo sabéis: incluso para cualquier rezagado que no esté al día de todo lo que se edita en nuestro panorama editorial, hay libros musicales más que de sobra para saciar cualquier apetito y conocer mejor a esos músicos que tanto nos gustan.