
La cantante de origen británico afincada en Madrid imprime una nueva vuelta de tuerca a su música con una canción colorista, mestiza y vitaminada, adelanto de lo que puede ser su próximo larga duración.
A Alondra Bentley (Lancaster, Reino Unido, 1983) nunca le han intimidado los cambios. Despuntó como una deslumbrante cantautora folk hace ya cosa de una década, luego barnizó su sonido con un brillante acabado sintético que le sentó francamente bien, con la ayuda de Matthew E. White en sus estudios Spacebomb de Virginia, y ahora, tras un largo periodo de silencio, vuelve con una nueva vuelta de tuerca.
Su primera canción en mucho tiempo se llama “Si tuviera”, y es un acercamiento a sonidos tropicales y africanos, también con cierto componente electrónico, llevado a cabo por primera vez en castellano, después de toda la vida empleando el inglés como vehículo expresivo.
El realismo mágico que expiden sus canciones ha sido siempre santo y seña de su propuesta: una voz privilegiada, perfectamente tallada para esas canciones que parten del folk pero pueden expandirse en múltiples tratamientos. Pero ahora su música suena más liviana, más colorista, más despreocupada. No hay más que ver el videoclip de animación que le ha dirigido María Valcárcel. Una gozada.
Ella misma nos explica la motivación detrás de esta canción: “Tiempo, dinero, planes vitales… de todo esto habla “Si tuviera”. De cómo la vida que imaginamos queda bastante lejos de la realidad: tener que dejar de hacer lo que de verdad nos gusta y nos llena, no conseguir ahorrar para tener nuestra propia casa, soñar con tener un jardín, un huerto, poder dedicar tiempo a aprender cosas nuevas y vivir un estilo de vida tranquilo, sostenible y enriquecedor”.
Solo queda por ver si esta será la constante de su próximo trabajo. De momento, como aquí siempre hemos sido fans incondicionalmente rendidos a sus pies, y creemos que la repercusión de su música debería haber sido mucho mayor de la que es, no nos queda otra que recomendar fervientemente que no le perdáis la pista. Si entras en el mundo de Alondra Bentley, seguro que ya no sales.