Arantxa Iranzo nos acerca la actualidad semanal en su newsletter, con el reciente Benidorm Fest, el Spotfight, los discos de 1972, la peli Primavera en Beechwood o lo último de The Weather Station como principales asuntos.
Ah, febrero a un soplo de aquí. Ah, el amor. Ah, los escaparates de los bazares chinos del barrio: la generosa exposición de corazones de peluche descomunales con “Te Amos” cosidos al tuntún, globos rojos y tarjetones sensibleros con triviales declaraciones de amor por si escribir no es lo tuyo; en las pastelerías, tartas velvet cremosas y dispuestas para la ocasión, cajas rojas de bombones precintadas, y en fin, que no es para tanto, que las demostraciones, qué se yo, mejor renovarlas.
Y me muestro cínica porque, aunque admita ser la primera fan de una buena comedia romántica de Nora Ephron y que por supuesto ame los postres temáticos, siempre he pensado, por encima de todas las cosas, que la mejor sensación cuando hablamos de ese loco sentimiento, es cuando nos dedican una playlist. No hay más. Es una playlist. Todo lo demás sobra, es innecesario. Ese, en definitiva, es el verdadero viaje sentimental, y que siempre se defenderá por aquí. El mes de las conquistas, los sonetos y las tarantellas, empieza con esta selección semanal.
1. 🎶 Qué incluir en dicha playlist
Sabemos que hay un sinfín de canciones actuales que servirían como starter pack para alentar esos momentos de intimidad, pero da igual. Siempre empezaríamos por los clásicos, el verdadero combustible cortejador. Este año cumplen cincuenta años discos eternos, porque 1972 fue, sin duda, un año grandioso para álbumes icónicos que nunca nos han fallado.
Aprovechamos para recordar el Talking Book (Tamla) de Stevie Wonder (con el que se afianzó su conocida etapa “clásica”) con gemas como “I Believe (When I Fall In Love It Will Be Forever)”, con esa vieja sensación de querer salir corriendo a un florido campo abierto, con la exaltación e ilusión de los inicios con alguien nuevo; otra obra maestra, cómo no, sería Transformer (RCA Records), del neoyorkino Lou Reed, un disco cuyo proceso creativo fue fundamental para la historia del rock: cómo olvidarnos —entre muchas otras— de la preciosa “Perfect Day”, esa canción que muchos músicos habríamos querido escribir, la mejor declaración: la amabilidad de los días sencillos, que muchas veces son paraísos llenos de significado en sí mismos.

O un sexy, mítico y maravilloso Let’s Stay Together (Fat Possum) de Al Green, para bailar lento y dejarnos llevar y… para cerrar el círculo de selección natural, nos decantaríamos por un Honky Chateau (Mercury Records) de Elton John, que pavimentó su suelo como estrella definitiva en el Reino Unido gracias a canciones eternas como “Rocket Man” o “Mona Lisas and Mad Hatters”, la cual siempre consigue hacer que un viaje en coche empiece bien, un viaje a cualquier lugar, aunque mejor, en esta ocasión, acompañados. Si buscabas cómo decir lo que sientes, estás servido/a. Ya nos contarás.
2. ❤️ En el nombre del amor
Hay muchas formas de amor romántico, ya lo sabemos. Cada vez más, de hecho. Todo se acepta, siempre y cuando no duela o haga doler. Mmm…Ya. ¿Desde cuándo ha sido el amor algo justo? ¿O indoloro? ¿O incluso a veces, bidireccional? Categóricamente inevitable.
Este mes se desbordan los estrenos, y destaco aquellos que indagan bien en la materia: El primero, Primavera en Beechwood (Eva Husson, 2021), es un film basado en la novela de Graham Swift, El domingo de las madres (2016), que dibuja de un modo sublime ese despertar, luminoso y también frustrado, que puede definir tu vida para siempre.
Amor, sexo, literatura, pérdida, y renacimiento. ¿Qué harías si supieras que esta es la última noche que vivirás junto a un amante al que llevas años viendo en secreto, y que está a punto de casarse?

Es 1924, y nos encontramos en una casta y elegante mansión inglesa. Jane Fairchild (Odessa Young) es una criada huérfana y dotada de un alma literaria desde la infancia, que sirve al abatido matrimonio Niven (Colin Firth y Olivia Colman), cuyos hijos han muerto en la guerra.
Los vecinos de los Niven, igualmente bien posicionados en sociedad, están deseando celebrar la boda de su hijo, Paul, con una mujer de su estatus, mientras que él lleva años viviendo un romance feroz con la joven Fairchild, y hoy debe darle fin. Érase una vez… érase una vez la memoria, las vidas paralelas, la poética de los días que no vuelven, y los grandes desvíos contradictorios que a veces nos dan la fuerza y la audacia para convertirnos en lo grande que seremos. Es inútil dejar pasar una historia así. Estreno el día 18 de este mes.
3. 🎧 La era spotifight
¿Estáis al tanto del alboroto con Spotify? Terrible. Joni suponía la mitad de mis playlists. El movimiento #ByeByeSpotify está en pleno apogeo. En resumen, a día de hoy, el drama y el éxodo están servidos. Lo realmente revolucionario es que hayan sido precisamente, dos artistas veteranos, Neil Young y ahora Joni Mitchell —cuyos nombres los Gen Z siguen googleando— quienes hayan retirado todas sus canciones, dando el primer paso al frente en censurar al gigante del streaming musical que amasa billones de dólares a costa de artistas cuyas canciones pueden tardan siglos en monetizar debido a su rastrera política, y que ahora, para más inri, también se decanta por no cancelar contenido falso en podcasts como el del comediante Joe Rogan: The Joe Rogan Experience, el más escuchado del mundo, que difunde teorías engañosas sobre la pandemia y reniega de las vacunas.
Quizá hiciera falta que artistas como Adele o Taylor Swift amenazaran con eliminar sus catálogos de la plataforma, pero ha tenido que llegar la leyenda Neil Young para dar un últimatum a Spotify porque esta apoya esta clase de desinformación conspiranoica.

“Pueden tenerme a mí o a Rogan. No a ambos”, comunicó el cantante, y no miró atrás, aunque el 60% de sus escuchas online provenían de la plataforma.
En solidaridad con su viejo amigo, la buena de Joni, icono del folk, se sumó. La presión de los usuarios sobre Spotify continúa desbordando su Customer Service, y es cuestión de tiempo para que más artistas, como ahora James Blunt, sigan rebelándose. Spotify sólo sigue mirando el número de escuchas, pero ya va notando las pérdidas. La moralidad no sirve como canción, queridos, y la controversia va para largo.
4. 🥣 El caldo que se quedó en la nevera
Me pregunto si la música (aka “festival de la canción”) no debiera ser nunca un concurso, pero esta idea se expande cuando el debate va más allá del concurso en sí o de representar a España en Eurovisión. Esto va de progreso. Esto va de tener la cara lavada, de ver reflejada una realidad estancada en una pantalla de televisión: esto sobrepasa la expectación, el voto, la parafernalia. Trata de cómo el sinsentido vuelve a recordarnos dónde estamos y de dónde no queremos salir, y de cómo el pasado sábado, se incendiaban las redes a grito de “tongazo” después de que en el Benidorm Fest saliera ganadora la cantante cubano-española Chanel con su canción “SloMo”, con más votos por parte del jurado.

A pesar del fuerte apoyo del público a la barcelonesa Rigoberta Bandini con “Ay Mamá”, con el que brilló por su himno a la feminidad y la maternidad; y la agrupación gallega de pandereteiras, as Tanxugueiras, reivindicando el folclore y las raíces sin fronteras con “Terra”, la indignación revolucionó a la audiencia cuando se enteró de que letras como “yo vuelvo loquito a todos los daddies” era la apuesta final. ¿Cómo?
Más allá de la decisión del jurado en RTVE frente al aluvión de votos populares a las otras dos propuestas, se llegó a criticar duramente o incluso insultar directamente a Chanel Terrero, la ganadora, algo que también revela que tampoco miramos más allá de nosotros. En resumen: “potenciar la marca Eurovisión en nuestro país”, no deja de ser el mismo invento caducado de siempre. La favorita, Rigo, veneraba en su letra a las madres por tener siempre caldo en la nevera. En el caso de la cultura que impera en el país, confirmamos que ese caldo sigue también sin abrir, en el mismo sitio.
5. 💫 La eternidad, según Tamara Lindeman
Despidámonos con canciones que te abran por dentro, como lo nuevo de la cantautora canadiense The Weather Station (Tamara Lindeman), con la balada “Endless Time”, la cual alabamos no hace mucho en este artículo en ¡Mússica!, y que se incluirá en su próximo disco, How Is It That I Should Look At The Stars (4 de marzo, Fat Possum, 2022): un precioso título que promete un álbum tranquilo, de canciones puras y sobrias, directas a nuestro interior y a nuestra quietud, para recordarnos por qué aunque hayan finales que nos derroten, nos empeñamos en continuar mirando hacia el cielo cuando es de noche, esperando ver luces que nos devuelvan el guiño. Esa es la contradicción de las historias cortas, como un mes de febrero: cuanto más breves, más eternas son. Feliz inicio.

6. ⌛️ ¡Antes de que te vayas! Noticias flash
Nuevos principios: Tú no eres tu trabajo.
¿Qué es ser un autor/a? Crispación entre Damon Albarn (Blur) y Taylor Swift.
Se estrena el documental sobre la antigua Nueva York de The Strokes.