La canción de autor más iconoclasta y heterodoxa no guarda secretos para este estupendo músico valenciano.
Aquí nos encantan los artistas inclasificables. Los heterodoxos. Los que no tienen miedo a nada. Los que se mojan, se aventuran, no se limitan a hacer ejercicios de estilo y se desafían a sí mismos y a sus propios oyentes. Los que no se ciñen a ningún canon y desvirtúan estilos. Los que corrompen etiquetas. Los que juegan al despiste y les sale bien. Los que te descolocan pero también te seducen.
El valenciano Samuel Reina es uno de ellos, sin duda. Quizá su nombre no es resulte popular. Lo cierto es que no lo peta en Spotify ni tampoco forma parte del cartel de muchos festivales. Pero os recomendamos encarecidamente que le peguéis una escucha a su último disco, el autoeditado Ronda Sud (2022). Una maravilla que trastea con el folk, con el pop, con el bolero, con la canción de autor o con la bossa nova, como ocurre en este corte llamado “Historia de un escándalo”, y que bien os puede servir para adentraros en él.
Reina lo hace todo a su bola. Se produce, se autoedita y se mueve al margen de los cauces comerciales que todos conocemos. Es un cantautor completamente atípico, que lo mismo podría gustar a los fans de Krahe, Aute o Serrat como a los de Damien Rice o Ed Sheeran, pongamos por caso. Su público no debería tener límites.
Eclecticismo, sorna, un sentido del humor muy millennial, repleto de referencias a los años noventa pero también a la actualidad, y una voz grave pero tremendamente versátil: esos son algunos de los argumentos que le sirven a Samuel Reina para reclamar (quizá no a gritos, pero sí a base de estupendas canciones) tu atención. Seguro que si le dedicas un buen rato, no te arrepientes. Y si viVes cerca de su ciudad, Valencia, mañana puedes verle en directo en el Tulsa Café a partir de las 18:30.