
La formación vasca vuelve con una canción que preserva sus mejores cualidades, y que se erige en toda una celebración de la vida.
McEnroe siempre han sabido muy bien cómo tramar sonidos melancólicos, calmos, reposados, de intensidad creciente. Canciones que no son, ni mucho menos, explosivas, ni tampoco lo necesitan, porque son de las que calan lentamente, como la lluvia fina.
Eso no significa, ni mucho menos, que sus composiciones sean necesariamente tristes, como se suele decir con frecuencia sobre ellos. De hecho, esta “La cala de los alemanes”, recién publicada, es toda una celebración de la vida. La grabaron para Dalecandela, una asociación de amigos creada para dar visibilidad a la lucha contra la ELA, una enfermedad que aqueja a miles de personas solo en nuestro país, y está inspirada en un buen amigo de la banda, Jaime Lafita.
El videoclip, tan bonita como la canción, fue grabado en la playa y los bosques de Azkorri, en Gipuzkoa, y está dirigido por Elena Sáenz,
La banda explica, a propósito de su grabación, lo siguiente: “Nace del recuerdo de un verano lejano en el tiempo pero cercano en el recuerdo, el cielo azul, la playa brillante, el mar encendido, la luz, el viento, el salitre, la tabla de surf bajo el brazo, la risa. La vida al fin y al cabo”.
“Queriamos escribir una canción sobre el valor, la fuerza, la luz y la alegría, sobre las cosas que realmente importan y nos salió una que habla de un tipo capaz de calarse el sombrero, sacarle fuego a una harmonica, agarrar al tiempo por la cintura y sacarlo a bailar el “Suspicious Minds”, esa canción en la que Elvis trataba con esfuerzo de imitarle. De James Lafeet y los cojones que hay que tener para llevar toda esa paz en la mirada”.