El cuarteto madrileño sofoca las inmisericordes temperaturas con una canción que describe el sinvivir de estas semanas en capitales mesetarias como Madrid.
Tienen el descaro, el morro y el desparpajo de quien no tiene nada que temer ni nada que perder. El candor de los girl groups de los años sesenta. La actitud fresca y desacomplejada del punk y de aquel indie que, de tan aseado y pizpireto, recibía el (a veces) injusto calificativo de tonti pop. Y tienen, sobre todo, buenas canciones. De las que no inventan el mecanismo del botijo, pero refrescan como el mejor trago de agua envasada en arcilla en una calurosa tarde de verano como las que estamos viviendo.
Son Ginebras, el cuarteto femenino que se ha erigido en una de las revelaciones de nuestra escena independiente en los últimos dos años. A base de guitarrazos, estribillos adherentes y trabajo, mucho trabajo. Ganándose a una parroquia que las sigue con fervor desde cualquier rincón de España. Echándole entusiasmo, vitalidad y un desacomplejado sentido del humor a la vida.
Desde que empezara a abrirse la veda tras los meses más duros del confinamiento, la primavera del año pasado y gran parte de su verano, Ginebras no han dejado de actuar allá donde podía. Esta nueva canción, que se llama «La ciudad huele a sudor», no puede llegar en un momento más oportuno.
Justo cuando esa es la viva estampa de la mayoría de nuestras grandes capitales, sobre todo las que carecen de costa, y tras un periodo complicado para ellas (como para cualquier músico, vaya), durante el que, aseguran, han pasado «nueve meses durmiendo, medio confinadas y componiendo», y tras el que encaran su «primer verano de festivales». Todo llega.
Se refieren a citas como Vive Nigrán, Las noches de la Sagra, Love To Rock, Segura Sound, Bahía Sound, Luna Sur, Sonorama, Gigante u Oye Gijón. Festivales de formato más bien pequeño, que las acoge este verano con los brazos bien abiertos, sabedores de que sus canciones fluyen con toda su naturalidad y rozan su mejor hervor desde lo alto de un escenario, lejos de los surcos de sus discos.