La joven artista británica deslumbra con un nuevo trabajo en forma de mixtape, con canciones tan poderosas como esta.
Personalidad, audacia, singularidad. Todo eso es lo que tiene la música de Tahliah Debrett Barnett, la joven británica que responde artísticamente al nombre de FKA twigs. Cantante, compositora, productora y bailarina. Artista total. Cualquiera que la haya visto alguna vez en directo lo podrá aseverar.
El suyo ha sido uno de los nombres femeninos recurrentes a lo largo del último lustro, porque suya es también la encarnación de esa revolución silenciosa que lleva un tiempo adueñándose de las listas de éxitos y también de las preferencias de la crítica: la pujanza de las mujeres, que en los últimos ejercicios están copando prácticamente la mitad (o más) de los mejores discos editados cada año. Algo inimaginable hace una década.
Suelen ser mujeres que, como FKA twigs, manejan sus carreras con pulso firme. Componiendo sus canciones, diseñando su imagen, ideando su proyección exterior, supervisando sus videoclips y también decidiendo hasta el último detalle de la puesta en escena de sus directos. Mujeres que tienen todo un universo creativo en su cabeza, y lo plasman en su obra.
Lo último de FKA twigs se ha publicado hace solo unos días, y mantiene el nivel respecto a los dos sobresalientes discos que había publicado hasta ahora, LP 1 (Young Turks, 2014) y Magdalene (Young Turks, 2018), aunque se le considere más una mixtape que un álbum propiamente dicho.
Se llama caprisongs (Young Recordings/Atlantic, 2022) y cuenta con canciones tan absolutamente seductoras como esta “Ride The Dragon”, una de las primeras en contar con un videoclip oficial.
En ella vemos a Tahliah Debrett Barnett bailando con su troupe en plena calle a las puertas de un edificio oficial, asediada por su personal de seguridad. Un clip aparentemente espontáneo, de estética callejera, dirigido por el realizador escocés Aidan Zamiri, que lleva casi un millón de visualizaciones en youtube.