
El fiero quinteto británico se descuelga con una sorprendente balada, primer anticipo de lo que será Crawler, su segundo disco en poco más de un año, que verá la luz el 12 de noviembre.
Uno se imagina a los Idles como leones enjaulados, como fieras enclaustradas que no pueden liberarse y dar rienda suelta a toda la furia salvaje que acumulan dentro por la ausencia de conciertos. Cualquiera que les haya visto alguna vez en directo (y es una experiencia recomendable, al menos una vez en la vida), sabrá de lo que estamos hablando.
Pocas músicas cobran más sentido sobre un escenario que la suya. Los discos están muy bien, sobre todo si los escuchas con unos buenos auriculares y a un volumen considerable, pero sus directos son los que dan la medida real de sus posibilidades. Son experiencias catárticas en las que su erupción de argumentos punk y post hardcore cobra una dimensión mucho más física, amenazante, hasta peligrosa.
Tanto tiempo sin poder tocar en directo debe ser precisamente lo que les ha llevado a publicar dos discos con poco más de un año de diferencia. Si hace tan solo doces meses desvelaban Ultra Mono (Partisan, 2020), en algo más de un mes harán lo propio con su sucesor, un Crawler (Partisan, 2021) del que ya han adelantado esta “The Beachland Ballroom”, que -curiosamente, tratándose de ellos- es una balada. Tal cual. su título lo extrajeron de un local de Ohio, en EE.UU.
El disco saldrá el próximo 12 de noviembre, y a tenor de este avance, explorará territorios por los que su música no solía pasar hasta ahora. Joe Talbot, el vocalista del quinteto de Bristol, ha explicado que esta canción es una especie de alegoría sobre la sensación de pérdida y cómo superarla.
De momento, nos queda empezar a ir salivando ante la perspectiva de sus próximo directos. Tres de ellos pasarán por España: el 7 de marzo en la sala Santana 27 de Bilbao, el 9 en la Razzmatazz de Barcelona y el 10 en La Riviera de Madrid. Su nuevo disco servirá para ir calentando motores.