Las dos mega estrellas del pop inspiran un emotivo videoclip que cierra el círculo de sus colaboraciones.
La era de las colaboraciones. Los featurings. Vivimos inmersos en ella. No hay gran estrella que se resista a poner su nombre al lado de otro gran astro de las constelación del pop. Lo hemos visto en los últimos tiempos con Rosalía, por ejemplo. Pero es algo generalizado.
El propósito, más allá de establecer alianzas, enriquecerse creativamente o empaparse de lenguajes sonoros ajenas, que también está ahí, y es más de loable, suele ir más allá: abrazar nuevas cotas de mercado, llegar a otros públicos, gozar de un alcance que sea algo más que la suma de sus partes.
Se piensa así que una colaboración va a amplificar su repercusión porque lo que va a hacer es acumular la audiencia de los dos músicos en cuestión, si es que no comparten ya una parroquia con gustos comunes. Y suele ser así, aunque lo que es mucho más discutible es que la suma de talentos multiplique la brillantez del resultado final.
Viene todo esto a cuento de “The Joker and the Queen”, la última colaboración entre Ed Sheeran y Taylor Swift, que en realidad cierra el círculo que abrieron hace diez años con “Everything Has Changed”, que fue la primera vez que se juntaron en un estudio.
De hecho, en el mismo videoclip de esta canción hay un guiño a ese momento: cuando los actores que aparecen en él, que son dos jóvenes que se ven obligados a separar sus caminos llegado el momento de ingresar en la Universidad, sostienen un marco con una fotografía en la que se puede ver a Ed Sheeran y a Taylor Swift acometiendo aquella canción.
El videoclip y su historia está muy bien resueltos, y tienen su punto, pese a que la canción no deje de ser una balada más o menos convencional, algo que también era por otra parte previsible viniendo de quien viene. La canción estaba incluida en = (Asylum, 2021), el último trabajo del músico británico.