La banda de Montreal vuelve por sus fueros con un disco que se hace eco de las complicadas circunstancias del mundo en los últimos dos años.
Se veía venir. Si hay un grupo que podría aprovechar las actuales circunstancias del mundo para reforzar su mensaje, colectivista, comunal y siempre irradiando un halo de esperanza, esos son Arcade Fire.
No es de extrañar que su nuevo álbum, que se publicará el próximo 6 de mayo, se vaya a llamar WE (Columbia, 2022). Es decir, NOSOTROS. Así, en mayúsculas.
La portada del disco muestra una fotografía de un ojo humano que evoca el agujero supermasivo situado en el centro mismo de nuestra galaxia. A todo lo ya apuntado, hay que sumar el sesgo épico, grandilocuente y ecologista que siempre ha caracterizado a Win Butler, Régine Chassagne y los suyos. En tiempos de apuros, como los que vivimos, es fácil que Arcade Fire caigan en la tentación del rock como salvavidas colectivo.
Esta “The Lightning I, II” es el primer avance de este disco, que ha producido Nigel Godrich en colaboración con Win y Régine, y que ha sido grabado entre Nueva Orleans, El Paso y Mount Desert Island. Han contado, como ha ocurrido con muchos músicos a quienes la pandemia les pilló con planes de grabación de por medio, con más tiempo que nunca para proyectar, plasmar y consensuar sus ideas.
Y a tenor de lo que hemos podido escuchar, se trata (en cierto modo) de una vuelta a su sonido tradicional, tras el fallido experimento que supuso Everything Now (Columbia, 2017), sin duda lo más flojo en toda su carrera.