La artista australiana muestra orgullosa la espiritualidad sosegada de su último álbum en su nuevo videoclip.
Quizá exhausta por las servidumbres de un éxito sobrevenido en tiempo récord y en plena juventud, a Lorde le dio por apostar por la naturaleza, el ecologismo, la sostenibilidad ambiental y la espiritualidad rural en su último disco.
Fue un trabajo que se alejaba del canon que se esperaba de ella, y que aquí en Mússica ya destacamos durante el verano del pasado 2021. Lorde decidió dar un giro de timón a su trayectoria, y lo cierto es que le salió bien. Demostró que no quería acomodarse en la fórmula de sus primeros trabajos, y que podía madurar a pasos agigantados.
Con esas mismas premisas se plantó la semana pasada en el Primavera Sound barcelonés, en un concierto que convenció a fans y a neófitos, a incondicionales y a escépticos. El directo siempre suele ser la prueba del algodón para testar la solvencia de estos giros estilísticos, y lo cierto es que ella superó el envite con nota.
Su último videoclip, el de “The Path”, sigue respondiendo a las mismas claves, y por eso se presenta como una celebración del solsticio de verano en plena naturaleza. Como una bienvenida al estío en la que la artista neozelandesa llega a una isla desierta, deseado lugar de retiro espiritual, para alejarse del ruido y del mundo y dedicarse a vivir e comunidad y con lo básico.
Un mensaje de sosiego y paz con el mundo, que sintoniza a la perfección con el sesgo de folk clásico, con guiños a la tradición singer songwriter de los años setenta del pasado siglo, que tenía aquel Solar Power (Lava/Universal, 2022).