Todd Rundgren es uno de los indiscutibles genios de la música pop del siglo XX. Un compositor, vocalista, productor e ingeniero de sonido magistral. Un músico total, a la altura de Prince. Por mucho que su nombre sea bastante menos popular. Su obra de los años setenta y gran parte de los ochenta es tan fastuosa que por sí sola ya merece granjearle una plaza en el Olimpo del pop.
Si a alguno de vosotros os gustan Tame Impala, Supertramp, Elton John, Bee Gees, Fleetwood Mac o The Lemon Twigs, y no conocéis discos como Runt: The Ballad of Todd Rundgren (1971), Something/Anything? (1972), Todd (1974) o The Ever Popular Tortured Artist Effect (1983), ya estáis tardando en escucharlos.
Sparks, por su parte, son uno de los dúos más gloriosamente inclasificables de la historia de la música popular. Podrían haber sido tan grandes como Queen. Pero eran mucho más feos, más bizarros, más imprevisibles, más perros verdes. Hace unos años grabaron un sensacional disco junto a Franz Ferdinand, que les dio a conocer ante una nueva generación de melómanos.
Ambos, Todd Rundgren y Sparks, trabajaron juntos por primera vez hace cincuenta años. Nada menos. Fue en Halfnelson, su álbum de debut, grabado en 1971 y reeditado en 1972 ya a nombre de Sparks. Fue uno delos primeros discos que produjo Todd Rundgren. Luego llegarían otros, de Meat Loaf, Badfinger, XTC, New York Dolls, The Psychedelic Furs, Cheap Trick, Hall & Oates o Bad Religion.
Y como la vida da tantas vueltas, ahora han vuelto a unir fuerzas, aunque sea en la distancia – de momento, no hay nuevas fotos de los tres juntos – , para dar forma a una nueva canción, «Your Fandango», que formará parte del próximo álbum de Rundgren, Space Force, anunciado ya hace unos meses como un trabajo de 2021, aunque aún sin fecha de edición.
El resultado de la fusión entre Todd Rundgren y Sparks, plasmado en forma de videoclip por Liisa Väärisoski (quien es también la actriz del clip), es tan original, desconcertante y bizarro como cabía esperar. No deja indiferente. Y eso ya es un valor añadido en tiempos de talentos clónicos. Claro que sí. Algún día el mundo también será para los raros.