Recordamos el legado que nos deja el músico siciliano, fallecido a los 76 años, a través de algunas de sus composiciones más emblemáticas.
Hoy nos hemos despertado con la triste noticia del fallecimiento, a los 76 años, de Franco Battiato. Se sabía que estaba enfermo desde hace al menos cuatro años. Pero su desaparición no deja se ser un mazazo para cualquier aficionado a la música.
Compositor de una vastísima formación cultural y una sensibilidad melódica fuera de la común, Battiato deja tras de sí una discografía ejemplar, que transitó por el pop electrónico, la psicodelia, las músicas del mundo, la música clásica y decenas de estímulos más. Hasta representó a su país en Eurovision, en 1984.
Aunó la música con la filosofía, la literatura, la poesía, el cine e incluso un compromiso sociopolítico nada panfletario, frecuentemente escéptico y dotado de un irónico sentido del humor. Gozó de un gran éxito en nuestro país en la segunda mitad de los ochenta, cuando algunos de sus discos fueron traducidos y regrabados en castellano.
Deja toda una legión de apasionados – y desconsolados – fans, con prosélitos tan notables por aquí como los granadinos J (Los Planetas) y Manu Ferrón (Grupo de Expertos Solynieve), quienes adaptaron al castellano las canciones de su disco Apriti Sesamo (Universal, 2012). El culto a Battiato había ido en aumento en la última década.
Desde aquí le recordamos recuperando diez de las canciones más destacadas de su repertorio. Diez formas de recordar a un músico singular e irrepetible.
1 – «Despertar en primavera»
1987 fue el año del gran éxito de Battiato en España, gracias a Nómadas (EMI, 1987) un disco que tuvo su traducción al castellano y fue promocionado con todo lujo de detalle en programas de televisión y de radio. «Despertar en primavera» es una de sus canciones más sensacionales, melódicamente brillante y plagada de referencias, en lo lírico, a la cultura mediterránea.
2 – «Alexanderplatz»
La escribió para la cantante Milva, pero no gozó de una gran proyección hasta que fue grabada en directo en 1989. La capital que había seducido a Bowie, Iggy Pop o Nick Cave, y que también lo haría más tarde con Depeche Mode o U2, también tuvo su reflejo en la música de un creador siempre dispuesto a diseccionar enclaves geográficos cuyo cruce de culturas proyectaba un particular embrujo.
3 – «Nómadas»
Las imágenes de este sencillo videoclip, que fue emitido hasta en programas matinales infantiles (o no tan infantiles) como La Bola de Cristal, forman parte de la memoria sentimental de toda una generación de españoles. «Forastero que buscas la dimensión insondable, la encontrarás fuera de la ciudad, al final de tu camino».
4 – «Vía Láctea»
El viaje hacia lo insondable, camino de lo desconocido. Las conjunciones astrales. El misterio del universo. Pocos músicos han explotado mejor la búsqueda de esa significación que Battiato. Lo hizo también aquí, en esta canción grandilocuente, de altos vuelos, con un fascinante puente que conduce a su estribillo.
5 – «Bandera blanca»
Con La voce del padrone (EMI, 1981), el italiano superaba por primera vez el millón de discos vendidos. Una de sus canciones estrella era «Bandera blanca», en la que conviven los sintetizadores de la época con las hechuras clasicistas del siciliano. Fue toda una decleración de intenciones, en fondo y en forma.
6 – «Centro de gravedad permanente»
Otra de las grandes joyas de La voce del padrone (EMI, 1981). Una melodía absolutamente memorable. Pero como los sueños de la razón también producen sus monstruos, no está de más recordar que esta fue la canción que inspiró el «Venezia» de los Hombres G. «No soporto los coros rusos, la nueva ola italiana, el free jazz, el punk inglés y la monserga africana», decía. Pues eso. Alto y claro.
7 – «Yo quiero verte danzar»
Recorrido lírico por todo el mundo a través de sus danzas. Cualquiera de nosotros podría cerrar los ojos y viajar solo con la imaginación alrededor del planeta solo con escucharla. Fue world music antes incluso de que se hablara de ella. Que Martes y Trece la inmortalizaran en uno de sus más descacharrantes sketches no deja de ser uno de los mejores tributos que se le podían hacer.
8 – «Perspectiva Nevski»
La revolución rusa de 1917 es rescatada como leit motiv de una de sus melodías más bellas. Compromiso social y político sometido a revisión por el paso del tiempo, que todo lo oxida. Pasean Nijinski, Stravinski, Eisenstein y – claro – Nevski.
9 – «La era de jabalí blanco»
Guitarras eléctricas, sintetizadores, arreglos de cuerda y devaneos progresivos en uno de los momentos más pop de su carrera. Publicada en Italia en 1979, también vivió una segunda vida en los ochenta, traducida al castellano.
10 – «Up Patriots To Arms»
Otro gran fogonazo pop con el que el músico siciliano jugaba a infiltrarse en el pop de consumo, entre el punk y la new wave, con similares armas pero con un trasfondo mucho más rico y un enfoque más amplio. Su inteligencia para subvertir códigos estaba fuera de lo común.