Cabiria es ese pequeño remanso de paz de sonido analógico, elegante y vanguardista, un viaje por los sintetizadores que creemos haber escuchado antes en los famosísimos hits mundiales que han marcado una generación ya pasada. Hablamos con ella.
Recuerdo escuchar por primera vez a Cabiria una mañana cualquiera en Valencia. Ese día cambió para siempre mi algoritmo personal de Spotify, ya que no dejé pista por reproducir de su discografía. Un sonido fresco, electropop mezclado con pinceladas de italodisco invadieron mis auriculares unas cuantas semanas, como si de una obsesión musical se tratase.
Como recomendación personal he de mencionar la canción «Abrigo de sol», una de las más sensibles y emotivas de su ultimo trabajo, Ciudad de las dos lunas, donde podemos encontrar Vía Torino o Disco-Café entre muchas otras joyas que componen el disco. Cabiria nos cuenta que en su casa siempre ha sonado música, empezó a tocar el piano y la guitarra desde pequeña, en sus años de universidad se interesó por el mundo de la electrónica y de ahí empezó a experimentar con los sintes y las cajas de ritmos.
Llega el turno de preguntarle como fue desarrollando el estilo disco que le caracteriza, a lo que responde que no cree que su música entre en el género disco que todos conocemos: es más bien una fusión de varias de sus referencias, que van desde el city pop hasta el synthpop de los ochenta, pasando por el italodisco: «Estos últimos años he estado buscando cómo quería sonar, por dónde quería que fueran los tiros en mi nuevo disco, y al final ha quedado un sonido que se ha acabado catalogando así».
«Estos últimos años he estado buscando cómo quería sonar, por dónde quería que fueran los tiros en mi nuevo disco, y al final ha quedado un sonido que se ha acabado catalogando así».
Intrigado por los tecnicismos que Eva va disparando a lo largo de nuestra conversación, decido ir al grano y preguntarle directamente por uno de los aspectos que más presentes están en su sonido: los sintetizadores. Ya que para mí son instrumentos de los que podríamos estar hablando durante párrafos y párrafos, y que dotan a las canciones de una digitalidad entre retro y moderna muy característica.
Me apunta que el sinte que más suena en su último disco, Ciudad de las dos lunas, es el Deepmind 12, bastante cercano a los sonidos del mítico Juno 106. También se puede escuchar el Yamaha DX7 (famoso por marcar el sonido de los ochenta en temas míticos, como «Hard habit to break» de Chicago o «Didn´t we almost have it all» de Whitney Houston), el Roland JD XI y algún Rhodes… «También soy muy fan de los plugins y también colé sonidos de algunos que tengo por ahí. Mi favorito es el TAL V2, muy cercano al Juno y al Jupiter».
«También soy muy fan de los plugins y también colé sonidos de algunos que tengo por ahí. Mi favorito es el TAL V2, muy cercano al Juno y al Jupiter».
Avanzando por nuestra conversación me cuestiono de donde surge la inspiración para escribir y componer «Disco-Café», uno de los temas que más nos gusta a los fans, y me apunta que, curiosamente, el nombre lo cogió de un capítulo de la serie The Office. El concepto de ese «lugar en el que siempre hay magia» se acerca más a la idea del Club Silencio de David Lynch: un club nocturno con piano bar en el que van apareciendo personajes y van pasando cosas bizarras. Una cosa curiosa que cree no haber dicho nunca es que también le inspiró la narrativa a la hora de componer la letra de «Qualsevol nit pot sortir el sol», de Jaume Sisa, y ya que estoy, decido preguntarle por sus mayores referentes e inspiraciones: «He ido por épocas, hay periodos que estoy obsesionada con un tipo de música, y otros con otra. Cuando hacía el disco escuchaba mucho a OMD y a la Yellow Magic Orchestra, pero también a Carly Rae Jepsen y a Cher.”
«He ido por épocas, hay periodos que estoy obsesionada con un tipo de música, y otros con otra. Cuando hacía el disco escuchaba mucho a OMD y a la Yellow Magic Orchestra, pero también a Carly Rae Jepsen y a Cher.”
Me habla de que, con vistas al futuro, su música puede dar un giro en cualquier momento, ya que le gusta explorar nuevos terrenos continuamente y no dejarse llevar por la monotonía sonora, lo cual es un reflejo claro de que los músicos jóvenes de hoy en día se mueven a velocidades de vértigo en lo que a experimentación se refiere.
Por último, para zanjar nuestra amena charla, le comento que a nivel personal su álbum se ha consolidado para mi (y muchos como yo) como uno de los mejores del año entre los que buscamos disfrutar entre sonidos retro y modernos al mismo tiempo, y que me intriga saber si tiene algo nuevo ya entre manos, a lo que me responde que está centrada en su gira de otoño y llevar a otro nivel el disco al directo, pero que tiene muchas ganas de volver a encerrarse y preparar nuevas demos.
No podemos olvidar que grandes artistas alternativos como Daniel Daniel o Paco Moreno han dado aun más vida a su canción «Disco Café», antes mencionada, haciendo remixes que son, para mi gusto, dos de las mejores canciones de la escena pop alternativa española de los últimos años.
En resumen, Cabiria es ese pequeño remanso de paz donde podemos olvidarnos de nuestros problemas a un click de ratón y disfrutar de su sonido analógico, elegante y vanguardista durante unos minutos al día. Un viaje por los sintetizadores que creemos haber escuchado antes en los famosísimos hits mundiales que han marcado una generación ya pasada, que parece que vuelve con más fuerza que nunca con los nuevos talentos actuales.