Disco de la semana: «Corazón cromado», de Sen Senra

El joven músico gallego Sen Senra confirma su valía como uno de los principales nombres de nuestro pop con siete nuevas canciones bajo el nombre de «Corazón cromado».

El crecimiento artístico de Christian Senra ha sido vertiginoso. En los seis años que han pasado desde que debutara con Permanent Vacation (2016), aquel disco en el que parecía la respuesta hispana al pop destartalado, doméstico y garajero de Mac Demarco o Alex G, el músico gallego (26 años) se ha convertido en uno de los nombres más singulares y con más personalidad de eso que en los últimos tiempos hemos acordado llamar – a veces, a regañadientes, y con razón – músicas urbanas.

Y lo ha hecho con unas canciones de hondo calado emocional, que tienen la virtud de conectar directamente con el oyente y apelar a varias generaciones, porque participan de una serie de características que lo mismo sintonizan con la generación Z, con la millenial, con la X o incluso con los boomers de oído fino y bien abierto, que también los hay. Y todo, con una naturalidad pasmosa, de las que desarman.

Las canciones de Sen Senra conectan directamente con el oyente y apelan a varias generaciones, con pasmosa naturalidad.

Corazón cromado (Sonido Muchacho, 2021) es un disco corto, al menos si lo entendemos como álbum. Corto como álbum y largo como EP, porque son siete canciones en 26 minutos. Está en ese punto intermedio, aunque en realidad no necesita adscribirse a ninguno de ambos formatos para convencer de que es una obra con entidad propia.

Y en cualquier caso, supone una estupenda puerta de entrada para quien no conozca su discografía, y una confirmación de su talento para quien sí esté familiarizado con la trayectoria del músico gallego. Tiene un poco de todo, y todo – afortunadamente – muy bueno. Habrá quien eche de menos la consistencia o la homogeneidad de su anterior álbum, pero a estas siete canciones no se les puede pedir mucho más.

Llega después de un año complicado, en el que el parón por la pandemia abortó la gira de presentación extraordinario Sensaciones (Sonido Muchacho, 2019), aparecido solo tres meses antes, y quizá por ello cada una de sus canciones es como un mundo en sí mismo. Todos y cada uno de sus cortes, producidos por él mismo, podrían funcionar como singles en potencia. También el aspecto visual de su música ha salido reforzado. No hay más que ver cualquiera de sus últimos videoclips.

Cualquiera de las canciones de este disco podría funcionar como un single, independientemente del resto.

Algunos se acercan a un r’n’b sincopado que recuerda a cosas de aquel two step británico de los primeros dos mil, como ocurre en «Perfecto»: no es de extrañar, pues, que uno de sus últimos artistas favoritos sea el británico slowthai, quien es hijo también de aquel sonido. Otros momentos inciden en una sensualidad intimista que baja la revoluciones, como «Euforia» , esa «Tumbado en el jardín viendo atardecer» que remite al synth pop delos años ochenta o el cierre en forma de balada que es «Me valdrá la pena».

Hay también acercamientos a sonoridades latinas, como en su alianza con el colombiano Feid en «Wu Wu». Son canciones todas de efecto inapelable, con la excepcional «Sublime» o la juguetona «Qué facilidad», a medias con C. Tangana, a la cabeza.

En síntesis, un estupendo trabajo, que seguramente tenga continuación muy pronto.