
La artista granadina, quien ha contado con C. Tangana y Yung Beef en su mueva mixtape, se consolida como uno de los valores en alza de nuestra escena urbana.
Se le colgado hasta ahora la etiqueta de reina del sad trap, la faceta más triste y melancólica del género. Pero Albany está demostrando, con su producción más reciente, que su música da para mucho más. Cualquier etiqueta se le puede empezar a quedar pequeña.
Por algo en la hoja de servicios que figura en la ficha de su agencia de management se destaca que siempre le ha gustado el hip hop, el reggaeton, el pop, el r’n’b, el rock o incluso ese flamenco – aunque nacida en Girona, se crió en Granada, antes de vivir en València y ahora en Madrid – que aún no tiene gran peso en sus canciones.
Pese a que cualquier talento avispado podría ver en ella a ese posible relevo a lo que durante años representó la Mala Rodríguez. Competencia, desde luego, apenas tendría.
La nueva «mixtape» de Albany es su trabajo más diverso, ambicioso y equilibrado hasta ahora.
Se trata de mí (Ladradora, 2021), es su nueva mixtape, y se trata de un trabajo más compensado, más diverso y equilibrado que el anterior, Alcohol & Sullivans (Autoeditado, 2019).
Todo lo que aquel tenía de cierta linealidad, tanto en el sonido como en las letras, con sus bases rítmicas arrastradas y pesarosas, con sus referencias constantes a la tristeza y a la muerte, lo tiene este nuevo trabajo de multicromático, ambicioso, repleto de tratamientos distintos.
Quizá no haya en su nueva entrega ninguna línea con tanto punch como aquel “Te han olvidao como a David Civera” – aunque el «quiero quitarte los Calvin» de su colabo con el jovencísimo Paul Married (o sea, Pablo Casado en inglés), también tiene su aquel.
Pero lo que está claro es que Se trata de mí (2021) es mejor en todo. Y no solo, ojo, por mostrar el privilegio de contar con C. Tangana y con Yung Beef en la misma colección de canciones, que ya por sí solo sería algo para provocar envidia en cualquiera.
Pocos músicos de la actualidad pueden decir que han contado con C. Tangana y Yung Beef en un mismo trabajo.
La repercusión mediática de la que Albany, con solo 22 años, está empezando a gozar, no es – en modo alguno – una casualidad, ni el fruto de una hábil jugada de marketing.
Sus canciones son transparentes, apelan a sentimientos universales sin necesidad de incurrir en ninguno de los tópicos del género. Rezuman carácter y autenticidad. Desechan el postureo.
Aunque cortes como «No estoy bien», con su dicción vulnerable y su cadencia parsimoniosa, puedan generar la engañosa idea de que estamos ante más de lo mismo, basta con picotear a lo largo de los 24 minutos de su nuevo trabajo para darse cuenta de que no es así.
Parte de culpa recae en sus compañeros de viaje: el barcelonés Lucid Eyez contribuye a que los ritmos entrecortados de «No creo en el amor» remitan al Caribe, entre la cumbia y el reggaeton. Al igual que «Te engañas», con la producción de Only One Hook.
La diversidad de productores de «Se trata de mí» ayuda a que su resultado sea tan heterogéneo y convincente.
También la producción del tándem gallego LOWLIGHT ayuda lo suyo a que «Bebé», su dueto con C. Tangana, sea el gran hit en potencia del álbum, después de las también estupendas «Final Fantasy Love» (producida por el norteamericano BK Beats) y «Ya no» (con el también estadounidense Rambow): por algo lleva más de 600.000 escuchas acumuladas en Spotify, aunque sus anteriores alianzas con La Zowi o con Goa se cuenten por millones. ¿Llegará el día en que recabe esa atención sin necesidad de aliarse con nombres más conocidos?
Una «Bebé», por cierto, que puedes escuchar engrosando nuestra playlist con lo mejor del mes de abril, junto a otras 19 canciones más.
Por su parte, «Chica fantasma» comparte atmósfera brumosa con Yung Beef, en un dueto que resulta, por sus respectivas caracterísiticas, perfectamente natural.
Hace un par de años ya pensábamos que lo mejor de Albany estaba por llegar. Y los hechos empiezan a confirmarlo.