El libro The Motherload, de la periodista norteamericana Clover Hope, se suma a la reivindicación del talento de la mujer en un género sometido a múltiples visiones de género como es el hip hop
Es como un marea que todo lo empapa, en embates sucesivos, hasta no dejar ningún estilo incólume. El reseteo al que muchos y muchas periodistas están sometiendo decenas de géneros musicales llega ahora a uno de los más jóvenes de nuestra historia: el hip hop. Tenía que llegar, era otra cuestión de justicia. Cuarenta años pueden ser vistos como una enormidad, pero no son tantos si hablamos de música popular, que hace más de sesenta años que recorre el trecho inaugurado por la irrupción del rock.
El hip hop nació a finales de los setenta en las calles de Nueva York, y pocos pensaban entonces que en 2021 fuera todavía uno de los estilos con más capacidad de regeneración y de enganche, delimitando un rango expresivo que va desde el chaval que ensaya rimas en la estación del metro de una ciudad cualquiera al fomento de un star system de estrellas que manejan auténticas millonadas.
La historia, ya se sabe, la escriben los ganadores. Y en el ámbito de la música son generalmente hombres quienes dominan no solo las grandes corporaciones discográficas, sino también los principales medios de comunicación. Quienes escriben la mayoría de los libros. Quienes criban los hechos y seleccionan los hitos. Pocas veces la mujer ha tenido un papel protagonista en esferas públicas.
La historia la escriben los ganadores, y en el ámbito de la música son generalmente hombres quienes dominan no solo las grandes corporaciones discográficas, sino también los principales medios de comunicación.
La aportación histórica de la mujer en el hip hop ha sido tradicionalmente soslayada, si bien puede que no en la cuantía que muchos y muchas de quienes lo denuncian afirman (conviene no olvidar que la sobrevaloración opera en todos los sentidos y direcciones), pero sí en una proporción suficiente como para saldar viejas deudas. Sobre todo, cuando hablamos de modelos a seguir: seguramente no podría entenderse la carrera de Cardi B o de Megan The Stallion sin la existencia previa de Missy Elliott o Lauryn Hill, ni la de estas sin Queen Latifah, Salt N Peppa o Roxanne Shanté, cuya vida fue llevada al cine en el documental Roxanne, Roxanne (2017), hace cuatro años. Ni a lo mejor tampoco la de Nathy Peluso o La Zowi sin la trayectoria previa de Arianna Puello, la Mala Rodríguez o Sweet, por remontarnos a los orígenes del rap español.
Por eso es de celebrar la publicación de The Motherload. 100+ Women Who Made Hip-Hop (Abrams Books, 2021), escrito por la joven periodista Clover Hope, quien creció escuchando a todas las estrellas del rap de los primeros 2000, hasta que poco a poco fue más tarde investigando, tirando del hilo y desenredando la madeja que conectaba sus gustos con las enseñanzas de mujeres pioneras que en los años ochenta y noventa pusieron las bases del género desde una perspectiva que, inevitablemente, más aún teniendo en cuenta su lenguaraz irreverencia y su honesto apego a la calle, tenía que ser rabiosamente femenina.
El libro de Clover, que cuenta con una bonita portada y además es ilustrado, no está aún traducido al castellano, ni sabemos si algún día será publicado en nuestro país. Pero para cualquiera que disponga de una competencia básica en inglés e interés por descifrar las claves de uno de los géneros musicales que mejor explican la sociedad en la que vivimos (pocos estilos hay más transversales: el hip hop es universal, lo mismo se practica en Australia como en la India), es un fantástico entretenimiento, que viene a complementar lo ya apuntado en God Save the Queens: The Essential History of Women in Hip-Hop (Dey Street Books), de Kathy Iandoli, también solo en inglés.
El libro The Motherload. 100+ Women Who Made Hip-Hop es otra indispensable pieza para entender el puzzle histórico del hip hop, visibilizando la esencial aportación de la mujer.
Quienes los ensalzan, dicen que ambos trabajos solventan algunas de las lagunas de género en las que incurría el magnífico Generación Hip Hop (Caja Negra, 2014), de Jeff Chang, que sí nos llegó en la lengua de Cervantes a través de la edición de la siempre exquisita editorial argentina Caja Negra.
Son, en cualquier caso, lecturas más que proteicas para quien disfrute con las rimas, los ritmos y los samplers del hip hop en cualquiera de sus manifestaciones, y no le baste simplemente con un buen disco o una buena lista de reproducción. A veces, saber más de aquello que escuchamos, entenderlo desde la raíz, nos puede ayudar a disfrutarlo aún más.