Después de iniciar su carrera cinematográfica en el Reino Unido, donde protagonizó películas como «Deseo de una mañana de verano», Birkin encontró su lugar en Francia a finales de la década de 1960. Fue allí donde conoció a Serge Gainsbourg, quien se convertiría en su mentor, compositor y socio.
Una de las colaboraciones más famosas entre Birkin y Gainsbourg fue la canción «Je t’aime… moi non plus», la cual se convirtió en un éxito internacional. Esta canción sensual y provocadora los llevó a la fama en 1969. Durante su relación de 12 años con Gainsbourg, la pareja se convirtió en un ícono para el público y los medios.
Además de su carrera musical, Birkin tuvo éxito en el cine francés en la década de 1970, participando en comedias de renombre dirigidas por Claude Zidi y Michel Audiard. También incursionó en la publicidad y, a finales de la década de 1980, realizó una serie de conciertos en París, interpretando el repertorio que Gainsbourg había escrito especialmente para ella.
A lo largo de su carrera, Jane Birkin demostró una voz delicada y distintiva, que a menudo parecía estar al borde del quiebre. Esta característica vocal se convirtió en su sello distintivo y fue aprovechada hábilmente por Gainsbourg, quien adaptó sus canciones para que se ajustaran a su timbre.
Después de la pérdida de Serge Gainsbourg en 1991 y de su padre, David Birkin, unos días después, Jane Birkin continuó su carrera musical y publicó varios álbumes. En 2017, lanzó «Birkin-Gainsbourg le symphonique», un álbum que presentaba versiones clásicas de sus canciones más famosas.
Durante su vida, Jane Birkin residió principalmente en París, donde dejó una huella indeleble en la escena artística francesa. Su voz, su estilo único y su presencia en el cine y la música perdurarán como un legado de su talento y contribución a la cultura. El fallecimiento de Jane Birkin deja un vacío en la industria del entretenimiento, pero su influencia y su obra seguirán siendo recordadas y apreciadas por generaciones venideras.
