El tercer adelanto del octavo álbum de la artista catalana irradia delicadeza y lirismo por sus cuatro costados.
Quizá no podía existir un día más señalado que este para dar la bienvenida a lo nuevo de Sílvia Pérez Cruz. Comienza la primavera y la artista catalana ha aprovechado para estrenar hace solo unas horas una canción que es una reflexión sobre las distintas etapas de la vida y la inmensidad de los paisajes a través de la metáfora del crecimiento de una flor. Se trata del tercer adelanto del que va a ser su esperado octavo trabajo largo, que se publica en unas semanas con el título de Toda la vida, un día (2023). El disco ya está disponible en preventa.
Su videoclip es un fiel reflejo de la canción, de la que Sílvia ha explicado su génesis, que tiene que ver también (como con la gran mayoría de discos que se están publicando en los dos últimos años) con la pandemia y sus confinamientos. “Cuando estaba encerrada durante la pandemia, comencé a fijarme en cómo iban floreciendo las plantas en mi casa y la naturaleza en el campo y entendí que, a veces, las grandes inmensidades, es bueno ordenarlas flor a flor”.
La primera parte de ese sencillo procede de algo tan aparentemente trivial como una tanda de canciones que la cantante catalana componía para sus amigos. Y fue en ese momento en el que brotaron los paralelismos entre la naturaleza y el género humano. La segunda parte nació de un viaje a Rumanía, y esas sucesivas fases creativas explican por qué las canciones de este nuevo álbum tiene un orden y un sentido: primero “La flor”, después “Toda la vida, un día”, canción que le da nombre al disco, y por último “Nombrar es imposible”.