El músico británico vuelve con un elegante nuevo disco que abre nuevos haces de luz en su música.
Hay comparaciones que más que una bendición pueden suponer una losa. De Benjamin Clementine se dijo en su momento que resucitaba el espíritu de Nina Simone. Y cuando se apunta tan alto, la responsabilidad para estar a la altura de la expectativa puede ser demasiado grande. Una carga.
Por suerte, el artista británico no pierde la cabeza y va publicando sus discos con calma, sin plegarse a la frenética actualidad ni tratar de imitar a nadie. De hecho, hacía ya cinco años que no sabíamos nada de él en solitario. Ganó el Mercury Prize en 2015 por su disco At Least For Now y dos años después publicó su último single, “Jupiter” (2017). Su historia lo había tenido todo para atraer a los medios, tras años vagando por las calles de París como músico callejero, durmiendo en la calle o en albergues, hasta que dio con la llave del éxito.
Esta “Delighted” forma parte de su nuevo trabajo, An I Have Been (2022), es e cuarto que extrae de su contenido, que fue desvelado al completo hace unas semanas. Otro disco notable, aunque quizá no tan brillante como su predecesor. Su mujer, la artista británica Flo Morrissey, le acompaña en los coros de esta canción, cuyo elegantísimo videoclip en blanco y negro ha dirigido Curtis Essel.
Sobre la canción, el vocalista ha explicado que “de tanto en tanto, tratamos de aprender, aprendemos de los desafíos y los errores, y así nos vamos ganando el respeto. La arrogancia es la semilla de la complacencia, y a medida que nos alejamos de aquello en los que hemos ido mutando con dolor, vamos consumiendo todos esos años de pasión, paciencia y práctica: por suerte, somos humanos y podemos empezar de nuevo, de ahí el sentirnos encantados”.
Esa es la explicación tras la canción. Y una razón más para prestarle atención al álbum completo.