(Foto de portada: Cecilia Álvarez-Hevia Arias)
«He visto a Rafa Berrio irse antes de tiempo y ahora el mundo es más prosaico, artificial; ven, líbrame del mal», canta Abraham Boba en la última estrofa de la nueva canción de León Benavente. Y tiene más razón que un santo. El mundo es mucho más gris sin Rafael Berrio, a quien no solo rinden tributo en la letra de esta canción sino también a través de una versión de su «Niño Futuro», que desvelaron ya hace unos meses y ahora incluirán en una edición exclusiva en vinilo del que será su próximo álbum, ERA, a publicar el 21 de enero de próximo.
«Líbrame del mal» muestra la faceta más electrónica del cuarteto. Recuerda poderosamente a LCD Soundystem o a New Order. Un crescendo marca de la casa, que a buen seguro será uno de los muchos puntos álgidos en sus próximos conciertos. El escenario es ese territorio que León Benavente dominan, desde siempre, con una autoridad imperial, y donde mejor se desenvuelven las canciones de sus tres álbumes, a punto ya de ser cuatro. El videoclip que la acompaña ha sido dirigido por Sara Condado y Zissou Producciones.
Así es como el propio Abraham Boba explica la génesis de la canción: «Usé el mismo tipo de narrador que el de Dylan en «A hard rain’s a gonna fall», de ahí que aparezca el verso «la lluvia dura diluyendo nuestra fantasía». También usé el título de un libro de María Salgado, Hacía un ruido, como punto de partida del relato. Incluso se coló en este collage de referencias la icónica frase del replicante de Blade Runner. La idea es que a veces no podemos controlar los cambios y que siempre es conveniente contar con alguien que te aleje de los peligros. Hice una primera versión utilizando tan solo un piano y una caja de ritmos TR-08. Cuando nos juntamos para tocarla, la estructura no varió prácticamente nada, pero la programación de Edu (Baos) llevó la canción a otro lugar que nos dio algunas pistas de por dónde queríamos continuar el viaje».
Tal y como se deduce por sus propias palabras, esta es otra de esas canciones que son como entes orgánicos, vivos, con personalidad propia, de esas que se sabe cómo empiezan pero no cómo van a acabar. Y está muy bien que aún sea así, después de casi una década en la que León Benavente han sabido evolucionar con cada nueva entrega sin dejar de sonar plenamente reconocibles.
