La artista galesa se luce con un disco que remite al Bowie de finales de los setenta.
Ni esta canción está recién publicada (salió como single hace un mes) ni tampoco es necesariamente la mejor de Cate Le Bon, pero nos viene como anillo al dedo para reivindicar su último disco, el estupendo Pompeii (Mexican Summer/Popstock!, 2002). Un trabajo que exuda personalidad y una estética muy propia.
Veníamos avisando ya desde el pasado otoño: este podía ser uno de los grandes discos de este principio de año. Y lo es. La artista galesa confirma todo lo que venía apuntando en sus anteriores entregas.
Tambien los elogios encendidos de tipos con tanto olfato como Devendra Banhart, quien siempre la suele sacar a relucir en muchas de sus entrevistas, con nueve estupendas canciones que remiten al universo del David Bowie de finales de los setenta o a los primeros Roxy Music.
Son influencias que ella absorbe y moldea a su manera, porque en esencia todo el disco suena firmemente personal. Cate Le Bon suena a Cate Le Bon, por mucho que decirlo suena a perogrullo. El sello propio de los/as artistas de fuste.
Como ocurre con la mayoría de artistas de su estilo, parece que no va a ser fácil verla actuar en España. Al menos, de momento. Su agenda para los próximo meses luce fechas por EE.UU. y diferentes países de Europa, pero no aún por aquí.