
La irrupción de los Strokes, casi paralela al 11-S, llegó con el aval de una de las cubiertas más significativas de las últimas dos décadas.
Son muchos los diseños que surgen de un modo casual y acaban pasando a la historia. Trabajos que se convierten en icónicos con el paso del tiempo, pese a que sus responsables no imaginaban que acabarían viendo a su criatura impresa en millones de discos, posters y camisetas.
De hecho, el éxito es tan imprevisible que si cualquier acreditado profesional tratara de diseñarlo en un estudio (o un laboratorio de ideas), seguramente acabaría por no conseguir la notoriedad que persigue. La inspiración ha de citarse con el trabajo, pero tiene también mucho de intuición y azar.
La chica cuyo trasero desnudo aparece fotografiado, en blanco y negro y ligeramente cubierto por su propia mano enfundada en un guante de cuero en la portada del primer disco de The Strokes, nunca imaginó que su culo acabaría convertido en uno de los más célebres de la historia del rock. De hecho, su delgado pandero es famoso, pero ella es anónima. Una completa desconocida. Nadie sabe realmente quién es, salvo el hombre que la fotografió, Colin Lane. Ella era entonces su novia. Él, elegante, nunca ha querido desvelar su identidad.
Colin Lane era entonces un fotógrafo neoyorquino de 35 años, y la foto surgió de un modo completamente casual: su novia salía de la ducha, un estilista se había dejado el guante de Chanel olvidado en su apartamento y ambos pensaron que estaría bien hacer una improvisada sesión de diez fotos pretendidamente sexies. La instantánea coincidía con el estilo fotográfico de Helmut Newton y Guy Bordin, siempre se ha recalcado. Con razón.
Pero lo más significativo era que sintonizaba con la estética de lujuria algo decadente y grimosa de The Velvet Underground, uno de los indiscutibles referentes de aquellos cinco muchachos neoyorquinos que respondían al nombre de The Strokes. La foto fue tomada a finales de 1999 o principios de 2000, con una Polaroid. Eran las última diez fotos que le quedaban.


Lane entró con contacto con los músicos a principios de 2001, un años después de hacer esta foto. Ni siquiera conocía la música de los Strokes, que habían publicado su primer EP en enero. Se encargó más tarde de algunas imágenes promocionales de la banda, previas a la salida de su primer álbum, y fue cuando estos descubrieron en su portfolio la foto del culo y el guante cuando le pidieron instantáneamente permiso para utilizarla como portada. Colin Lane no se lo podía ni creer. Nunca pensó que aquella foto doméstica, sin pretensiones, pudiera llegar tan lejos. Por aquel entonces, los directores de arte de la discográfica RCA, Tracy Boychuk y Brett Kilroe, empezaban a desesperarse ante la ausencia de una portada definitiva. Todo cuadró.
Colin Lane estuvo durante años estuvo acompañando a la banda en sus giras, de 2001 a 2006, y luego hizo sesiones para Kings of Leon, Beck o Ryan Adams. Pero aquella portada fue lo que le dio el impulso clave a su carrera como fotógrafo. Irónicamente, cuando los Strokes se embarcaron en su primera gira, justo antes de la salida de su primer álbum, su líder Julian Casablancas se encaprichó de otra imagen: la de la constelación de átomos que finalmente apareció en la primera tirada del disco, la americana, que era bastante menos llamativa.
La banda quiso cambiar la portada de la foto del trasero y el guante por otra mucho más inofensiva, pero ya era tarde para alterar la tirada que se distribuiría por el resto del mundo.
Por suerte para ellos mismos y para el trabajo de Colin Lane, las copias para el resto del mundo ya estaban impresas con la foto del trasero y el guante, y así se quedaron. No dio tiempo a cambiarlas. Los músicos confesarían, años más tarde, que el miedo a toparse con los sectores más conservadores de la industria del disco norteamericana influyó también en su intento de cambiar de cubierta, infructuoso fuera de su país.
Los músicos eliminaron el signo interrogante del título original, Is This It? (RCA, 2001), porque pensaban que no encajaba bien en la imagen. El contenido del disco bebía de Television, The Velvet Underground y otras luminarias del rock neoyorquino de la década de los setenta, pero también se apropiaba de algunos motivos melódicos de Tom Petty o del clásico ritmo de la Motown, ambos ensamblados en «Last Nite».
Y aunque fue un revulsivo para un rock de guitarras que no vivía entonces su mejor periodo en cuanto a popularidad, se topó con un momento de especial sensibilidad en su país: si la portada generó cierto revuelo entre los sectores más conservadores y pacatos de su sociedad, aún fue peor la hipercorrección política que les obligó a suprimir la canción «New York City Cops» («Maderos de Nueva York») de la primera tirada americana del disco, prevista para el 25 de septiembre pero retrasada hasta el 9 de octubre, debido precisamente a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
