Un joven técnico alcoyano de comunicación corporativa ha plasmado en imágenes de IA el espíritu de algunas composiciones actuales, con un sorprendente resultado.
Hace tiempo que se habla sobre cómo la Inteligencia Artificial acabará afectando al mundo de la música. Sobre cómo podría componer canciones por sí misma. Sobre cómo pueden los algoritmos condicionarla, si es que no lo están haciendo ya. Sobre cómo puede ayudar al aprendizaje. Sobre cómo va, en definitiva, a poner patas arriba la forma en la que creamos, consumimos y proyectamos la música del presente.
Podrá debatirse hasta qué punto todo eso acabaría restándole espontaneidad a una expresión creativa que no deja de ser imprevisible por sí misma: la música, como cualquier arte, no puede (o no debería) verse reducida a un puro engranaje matemático. Cuando las emociones, inevitablemente subjetivas, entran en juego, siempre es un asunto delicado dejarlo todo en manos de algo que, creado por el ser humano, no deja de responder a unos patrones deductivos constantes.
En cualquier caso, y para no irnos demasiado por las ramas: no se puede ir en contra del progreso tecnológico, por mucho que haya quien todavía se escandalice porque en un concierto no haya “músicos de los de verdad” (como su quienes manejan las programaciones o producen los discos fueran androides). Y una buena forma de sacar partido a las posibilidades de la Inteligencia Artificial aplicadas a la música pop es averiguar qué imágenes pueden reflejar mejor el contenido y la música de algunas canciones.
“El resultado se parece al de aquellos carteles promocionales de hechura artesanal que se han utilizado en conciertos y giras de las últimas décadas”.
Es lo que ha hecho Mauro Colomina, un trabajador de la comunicación y la responsabilidad social corporativa, concejal del ayuntamiento de Alcoi (Alacant), quien ha escogido varias canciones de músicos de su entorno, valencianos y catalanes, para pasarlas por el filtro de un programa de inteligencia artificial que las ha plasmado en imágenes, a través de la traducción de sus letras al inglés.
El resultado se asemeja mucho a algunos de esos carteles promocionales de conciertos, de hechura artesanal, que algunos promotores han utilizado en las últimas décadas. Y la verdad es que refleja bastante bien el espíritu de sus autores, a poco que uno/a conozca sus discografías y las canciones escogidas.
Así, el pop electrónico de Zoo, el hip hop de Los Chikos del Maíz, el dream pop de Júlia o el pop onírico de Antònia Font, entre otros, tienen su correlato visual en estas imágenes, que su autor ha difundido a través de sus redes sociales, con tanto eco que ya hay quienes están empezando a pedirle que repita la experiencia con muchas otras canciones de otros proyectos.
(En portada: “L”, de Júlia)




