La banda mallorquina vuelve con un disco a la altura de su brillante carrera, que presentarán en cuatro conciertos que se prevén únicos.
Qué distintas eran las cosas en 1998, cuando Antònia Font publicaban su primer trabajo. Llegará un día en el que no hablaremos de pop en catalán ni de pop en francés o en eslovaco, como tambien llegará el día en el que no hablemos de pop y rock hecho por mujeres, pero durante mucho tiempo no ha sido así. Y seguramente nos quede.
El poder comunicativo de la música trasciende lenguajes, fronteras y géneros de toda clase, pero durante muchos años casi todo el pop que se expresaba en catalán partía de unos patrones muy establecidos y convencionales. Y remarcamos ese «casi», ya que siempre ha habido y habrá gloriosas excepciones.
Cuando los mallorquines Antònia Font debutaron, a finales de los noventa, el pop en catalán se identificaba, sobre todo, con aquella escena que había protagonizado su particular boom llenando el Palau Sant Jordi en 1991: los Sopa de Cabra, Sau, Sangtraït y Els Pets (estos últimos son los únicos que evolucionarían de modo considerable, hasta el día de hoy). Los heterodoxos se contaban con los dedos de una mano.
«Es casi seguro que ninguna otra banda ha hecho más por normalizar el pop en catalán que ellos, aunque no fuera a propósito».
En Baleares y en la Comunitat Valenciana eran tremendamente minoritarios, casi residuales: el catalán quedaba subsumido, sobre todo, al ámbito de las músicas de raíz, tradicionales, al folklore. De pop, rock, electrónica o hip hop, más bien poco. Muy poco.
Pero todo eso empezó a cambiar, en gran medida, gracias a la repercusión de la que Joan Miquel Oliver, Pau Debon, Jaume Manresa, Joan Roca y Pere Debon empezaron a gozar a finales de la década de los 2000. Es casi seguro que ninguna otra banda ha hecho más (aunque tampoco fuera ese su propósito) por normalizar el pop en catalán que ellos. Hoy en día, hay música en catalán en todos los estilos. No se asocia la lengua con un sonido.
Es también casi seguro, y ahí están las confesiones de parte de muchos de los músicos para aseverarlo, que el camino abierto por Antònia Font hizo las cosas más fáciles a Manel, Mishima, Els Amics de les Arts o incluso a artistas no tan populares pero con un público fiel y consolidado como Ferran Palau, El Petit de Cal Eril, Senior i el Cor Brutal, Sanjosex, Pau Vallvé u Oliva Trencada.

Antònia Font crearon una grandísima escuela. Y ya solo por eso es de celebrar que se haya publicado Un minut estroboscòpica (Primavera Labels, 2022), su primer álbum en los últimos diez años, desde que anunciaron su separación. Pero aún lo es más constatar que siguen en plena forma. Aunque su brújula apenas se haya movido. No news, good news, es lo mejor que se puede decir en su caso.
Canciones como «Oh La La», «Un minut estroboscòpica», «Una daixona de pols», «Invisible» o «Caramel·let» siguen irradiando las mismas propiedades que hicieron de ellos una banda única, irreemplazable, singularmente radiante. Los grandes artistas se distinguen por crear mundos propios, instantáneamente reconocibles en lo estético y en lo lírico. Ellos lo hicieron, y lo mejor que se puede decir es que los Antònia Font de 2022 suenen igual de frescos que los de 2012. Sin síntomas de agotamiento.
«Como los grandes creadores, se distinguieron por crear un mundos propio, instantáneamente reconocible en lo estético y en lo lírico, y suenan igual de frescos que hace diez años».
Ese pop evocador, melancólico e inequívocamente mediterráneo (¡cuántos anuncios veraniegos de cerveza podrían haber ilustrado sus canciones, aunque poca falta les hace!), mecido por los siempre imaginativos textos de Joan Miquel Oliver, destacado heredero de la poesía galáctica de Jaume Sisa, y la emotiva transmisión que sustenta la garganta de Pau Debón.
Una combinación de ternura y surrealismo, de sensibilidad y delirio, de punzante perspicacia melódica y una visión de la vida que extrae gran rédito del absurdo de la cotidianeidad, que es toda una marca propia, y de las que podremos volver a gozar sobre los escenarios: en Mallorca el 18 de junio (Polideportivo Mateu Cañellas), en Barcelona el 11 de junio (Primavera Sound) y el 15 de octubre (Palau Sant Jordi) y en València el 9 de julio (Jardines de Viveros).