
El frontman de los veteranos Els Pets nos cuenta cuáles son esos cinco discos que se llevaría al fin del mundo, si fuera necesario.
Lluís Gavaldà (Constantí, Tarragona, 1963) es la viva imagen de Els Pets, junto a Falín Cáceres y Joan Reig, desde el lejano 1985 hasta la actualidad. Quien siguiera los primeros pasos de la banda tarraconense, cuando compartían cuota mediática con Sopa de Cabra, Sau o Sangtraït, los otros buques insignia del rock en catalán de los primeros noventa, seguramente no imaginaría que ellos acabarían siendo la banda más longeva y con una evolución más provechosa – con diferencia – de aquella hornada. Pero lo son. Sin ninguna duda. Regenerándose y empapándose de las músicas y las producciones del aquí y ahora.
Además de conducir una carrera que llega, hasta la que fue su última criatura, Som (RGB Suports), con una excelente salud, Lluís también ha desarrollado en paralelo, en los últimos tiempos, una intensa actividad periodística, que tiene mucho de divulgación musical, ya sea escribiendo en el diario Ara una columna semanal como, sobre todo, dirigiendo y presentando El celobert, un programa que se emite cada semana en ICat FM y que tuvo también su versión televisiva en TV3.
Melómano empedernido, músico pero al mismo tiempo un tipo que mantiene un apetito voraz por cualquier manifestación cultural que considere que valga la pena, no digamos ya si tiene que ver con el pop o el rock en cualquiera de sus variantes, Lluís Gavaldà se somete a nuestro siempre cruel cuestionario escogiendo cinco discos que le resultan de especial relevancia. Y su selección no puede ser más ecléctica. Incluso sorprendente, en algún punto.
1 – The Beatles – 1967-1970 (Apple, 1973)
«Sí, ya lo sé, estoy haciendo trampas porque es un recopilatorio, pero es que los días en una isla desierta se hacen muy, pero que muy largos».
«Este es el primer disco que me compró mi padre expresamente para mí, cuando tenía doce años. Hoy en día, cuatro décadas y diez mil discos más tarde, todavía no he dado con ningún disco que lo supere».
2 – Joni MItchell – Blue (Reprise Records, 1971)
«Como supongo que tendré toda clase de días en la isla, me reservo una dosis de Joni para los días azules, estos en lo que no terminar de arrancar el vuelo».
«Joni representa para mí la cima compositiva de los años setenta, y probablemente el mejor equilibrio entre melodía y letra, cualitativamente hablando, de toda la historia del pop. Ah, y me podría beber «A Case of You» mil veces, y no tendría bastante».
3 – Keith Jarrett – The Köln Concert (ECM, 1975)
«He intentado aprender a tocar el piano un montón de veces, y no hay manera. No tengo ni el talento ni la paciencia».
«Puede que sea por eso que me fascina tanto escuchar a este hombre improvisando sobre la marcha (con estos «ohs» y «ahs» que se le escapan de puro placer) la música que le viene a la cabeza de una manera tan melódica y sin artificios exhibicionistas. No, no toco el piano, pero Keith Jarrett ya lo hace por mí».
4 – Claude Debussy – Suite Bergamasque (1905)
«Sí, ya sé que queda muy snob escoger una pieza clásica, pero tengo cincuenta y ocho años y ya me la pela lo que pueda pensar la gente sobre mi gusto musical».
«Debussy no me entró a la primera, lo reconozco, pero con los años me ha hecho más compañía que la mayoría de mis amigos. Y nunca me ha dejado tirado».
5 – Ramones – It’s alive (Sire, 1979)
«Acabo la lista haciendo trampas también. Es un disco en directo y, además, un recopilatorio».
«Pero, qué carajo, aquí está todo lo que le pido a la música pop para hacerme disfrutar de la vida: intensidad, melodía, sentido del humor y, sobre todo, una colección impecable de canciones sin relleno, directas a la yugular e ideales para hacerte una guitarra falsa con un tronco de palmera y sacar al energúmeno que llevas dentro. Gabba gabba hey! «




