
Hemos querido someter al crítico cinematográfico Javier Ocaña a nuestro cruel cuestionario melómano, y estos son los cinco discos que seleccionó.
Javier Ocaña tiene todo eso que tanto nos gusta de los buenos periodistas culturales: conocimiento amplio de la materia que maneja, perspectiva histórica, pasión por transmitirlo y ese espíritu didáctico que hace que, además de ser un extraordinario plumilla, sea también un excelente divulgador. Alguien que sabe lo que quiere decir y cómo lo quiere decir. Que sabe llegar al público.
Lo podéis comprobar leyendo cualquiera de sus críticas para el diario El País, que arrecian cada viernes con cada nueva tanda de estrenos. También si le habéis visto en programas de televisión como Historia de nuestro cine, emitido en La 2 de TVE, en donde ha estado más de cinco años ilustrando a la audiencia sobre los entresijos de grandes clásicos del cine español. A Javier Ocaña se le puede escuchar en Hoy por Hoy, en la cadena SER, donde conduce una sección dedicada al cine. Ha sido colaborador también de medios como la revista Cinemanía, de la que fue subdirector, escribe también con cierta regularidad en la revista de AISGE y complementa su labor periodística con talleres, charlas y conferencias, también relacionadas con el cine.
Pero Javier, nacido en Martos (Jaén) en 1971 – parte de su juventud la pasó en Granada estudiando Derecho – es también un melómano empedernido. Un gran aficionado a la música pop y rock, en sentido amplio. Hemos querido preguntarle qué cinco discos se llevaría a una isla desierta, si fuera el caso de verse en tan angustiosa situación, y lo cierto es que su selección, aun revelando – cómo no – un inevitable sesgo generacional, es absolutamente impecable.
1 – The Pogues – If I Should Fall From Grace with God (Island, 1988)
«Fue uno de los primeros discos que compré con mi propio dinero ahorrado. En la adolescencia, The Pogues fueron mi grupo foráneo favorito. Me encendían el ánimo y sentarme en casa a (intentar) traducir las letras de Shane MacGowan, una bendita costumbre. Inolvidable aquel verso, expuesto en doble diálogo, cantado entre el líder y Kirsty MacColl en «Fairytale of New York»: “I could have been someone / Well so could anyone”. Pues sí, todos pudimos ser alguien. Como cualquiera».
2 – 091 – El baile de la desesperación (Zafiro, 1991)
«El grupo que más veces he visto en directo. El más cercano, por supuesto: yo soy de Martos, en Jaén, pero estudié en Granada, donde la Torre de la Vela no es solo un increíble monumento árabe, sino una canción de 091. Los viví a tope no sé cuántas veces en Granada, en mi pueblo, y aquí en Madrid, en su concierto de resurrección, y en el de presentación de su último disco: La otra vida (2019). Simplemente fueron mi efervescencia juvenil. Y ahora, quizá la nostalgia. De todos sus álbumes, el que me pilló en una época más eufórica fue El baile de la desesperación (1991). “La vida, qué mala es”. O no».
3 – Beck – Mellow gold (BMG, 1994)
«La primera vez que escuché «Loser», la canción estrella de Mellow gold (1994), fue en la televisión, en la MTV, que no sé por qué pillábamos en la tele del piso de estudiantes que compartía con otro amigo musiquero cuando yo estaba en cuarto curso de Derecho. Aquello era distinto. Ese ritmo que te hacía mover irremisiblemente la cabeza de arriba abajo. Como en calma gamberra. Beck pasó a ser mi nuevo héroe musical. Años después, cuando por fin lo iba a ver en directo en un festival en Madrid, a mi novia (hoy, mi mujer) le dio un bajón de tensión justo en la primera canción y casi se desmaya: solo lo pude escuchar de fondo desde el puesto de la Cruz Roja».
4 – Elliott Smith – XO (Dreamworks, 1998)
«A los veintimuchos años me dio por dos cosas maravillosas: rendirme a los discos de Elliott Smith y a los libros de David Foster Wallace. El primero se acuchilló a sí mismo en 2003; el segundo se ahorcó en 2008. A eso se le llama tino para elegir a sus mitos culturales. Yo creo que ambos incluso se parecían físicamente. XO (1998) contiene la mejor entre las muchísimas grandes canciones de Smith: «Waltz #2». Unos años después tuve la oportunidad de escribir el guion de un reportaje documental sobre el cine de Buster Keaton para Canal Plus, y me empeñé en meter de fondo otra canción de Smith, «The Biggest Lie», porque su letra y su tempo me inspiraban la figura de Keaton. Y el anacronismo funcionaba».
5 – Woods – With light and with love (Woodsist, 2014)
«Ya con Spotify en nuestras vidas, al menos en las de muchos, los neoyorquinos Woods han sido el grupo más escuchado en casa, y la americana en general, el estilo musical que más me ha acompañado. Pude disfrutar de la inconfundible voz casi femenina de Jeremy Earl, con su pinta de poeta de la generación beat, en un grandísimo concierto en la sala El Sol de Madrid, cuando vinieron a presentar su mejor disco, este With light and with love (2014)».