La serie Stranger Things ha vuelto a poner de moda un viejo éxito de la genial compositora británica, pero lo más importante es que lo ha hecho remarcando el inigualable poder redentor de la música en esa complicada fase vital que es la adolescencia.
Quién lo iba a decir. “Running Up That Hill”, de Kate Bush, es la canción de moda. 37 años después de su publicación. Fenómenos de este tiempo que estamos viviendo, en el que las redes sociales o la ficción televisiva pueden resucitar cualquier hito del pasado, por remoto que nos parezca.
Y en el caso de Kate Bush, es como para celebrarlo. Por tratarse de una artista genial, inclasificable y ajena a los dictados de la industria. Si alguien merece ser descubierto/a por la generación Z y redescubierto/a por quienes no tenían constancia de su existencia, esa es ella. Una compositora hecha a sí misma, dotada de formación clásica y lanzada al estrellato a finales de los setenta, en plena deflagración punk, cuando apenas estaba dejando de ser una adolescente, impulsada por el padrinazgo de David Gilmour (Pink Floyd).
“Como ya ocurrió con “Dreams” de Fleetwood Mac gracias a TikTok, “Running Up That Hill” ha escalado las listas casi cuatro décadas después”.
Su última gira data de hace ocho años, en 2014, apenas circunscrita a una manga de conciertos en Londres. La anterior había sido en 1979. Kate Bush no ha necesitado tocar en directo para ser una estrella indiscutible. Su ánimo creativo siempre fue autónomo, independiente. Producía muchos de sus propios discos y se rodeó siempre del halo de misterio que le procuraba su escaso aprecio por la fama, los focos y las entrevistas. Ha ofrecido poquísimas a lo largo de su carrera.
La culpa la ha tenido la cuarta temporada de la serie Stranger Things. La canción suena a lo largo de muchos de sus capítulos, y cobra una nueva dimensión en uno de ellos. Ya ocurrió algo similar hace poco tiempo con “Dreams”, de Fleetwood Mac, un éxito de los años setenta. De 1977. 43 años después, logró colarse entre las cincuenta canciones más reproducidas en Spotify y en Apple Music en países como EE.UU. Australia, Nueva Zelanda o el Reino Unido, logrando el mejor posicionamiento en listas de una canción de Fleetwood Mac desde 1988. Sin invertir un solo dólar en ninguna campaña publicitaria. Todo gracias a TikTok y a uno de sus usuarios, con millones de seguidores.
Tanto las redes sociales como TikTok como las plataformas de televisión a la carta, con sus películas y series, están cambiando la forma en la que disfrutamos de la música, y también el modo en el que esta se pone de moda. Ya no depende (al menos no exclusivamente) de una gran campaña publicitaria en soportes estáticos ni de su rotación en la radio a todas horas. La gente consume podcasts, además. Radio a la carta. También radio tradicional, claro. Pero de una forma más segmentada.
En cualquier caso, y al margen de alegrarnos porque una artista tan mayúscula como Kate Bush (quien ha celebrado el éxito de la serie, que sigue) goce de un repunte de popularidad, y toda una nueva generación de consumidores pueda llegar a descubrirla y gozar con su música (ojalá empiecen escuchando el Hounds Of Love entero, el álbum en el que se incluye “Running Up That Hill”), lo que nos interesa destacar es cómo la serie ha aprovechado su canción para resaltar el poder de la música como elemento de identificación, de resiliencia, de fe en las posibilidades de uno/a mismo en esa edad tan complicada que es la adolescencia.
“Es una canción dinámica, emocionante, que transmite un mensaje de trascendencia y superación, de empatía y sensibilidad”.
El personaje de Max, interpretado por la actriz Sadie Sink (20 años en la actualidad), da vida a una adolescente sometida a los vaivenes emocionales de su edad, como casi todo el resto de personajes, y que solo se siente plenamente feliz cuando se queda absorta escuchando “Running Up That Hill” a través de sus walkman. Ese es el momento en el que siente que su encaje en el mundo es pleno. Cuando se da cuenta de que las cosas tienen sentido. Nadie que alguna vez haya sido adolescente y haya pasado por eso puede permanecer ajeno a la emoción que transmite la escena.
“Running Up That Hill” es una canción dinámica y emocionante, que transmite un mensaje de trascendencia y de superación. Que aboga por el entendimiento entre hombres y mujeres. Por la empatía. Por la sensibilidad. Por el empoderamiento personal. Y que no pierde ni una de sus muchas propiedades, por mucho tiempo que pase. Placebo o Georgia grabaron muy buenas versiones. Es perfecta, en definitiva, para que toda una nueva generación se sumerja en el fascinante universo de Kate Bush, y de paso se haga un enorme favor a sí misma.