Tres décadas después, los Surfin’ quieren seguir siendo relevantes y afilados con canciones como “El caballo del mar”.
Hace unos meses que podemos disfrutar de “Maquina que no para”, el primer adelanto del álbum que los albaceteños Surfin’ Bichos tienen preparado, el primero en 30 años, y que sería editado por el sello Sonido Muchacho. Los autores de Hermanos Carnales (1992) compartirán así sello con Carolina Durante, Sen Senra o La Bien Querida, entre otros artistas de última generación.
Poderosa y solemne, la imagen de un caballo galopando por la playa tiene la fuerza suficiente para sostener por sí sola esta nueva canción. “El caballo del mar” es indie rock pata negra, como corresponde a estos pioneros. Del de hechuras clásicas y bellísima factura, de melodía radiante, ritmo grácil y preciosos arreglos de piano. El trote de la batería nos conduce por una pieza que transcurre entre estampas bíblicas y preguntas trascendentales. Marca de la casa Fernando Alfaro.

“El caballo del mar”, como todas las obras, es indesligable del contexto en el que fue concebida. En este caso, hay que remontarse hasta 2020 y 2021, tiempo de confinamientos y emociones a flor de piel, para entender su génesis. Ese espíritu de final, de más allá, penetra en un lote de composiciones de marcado carácter auto exploratorio, que hasta entonces la banda de Albacete no presumía que iba a publicar, por mucho que hubieran protagonizado ya una gira de reunión.
Nadie a estas alturas pondría en tela de juicio el buen hacer de Surfin’ Bichos, uno de los mejores grupos del rock español de siempre. Pero también es cierto es que esta pieza, si bien puede no estar exactamente a la misma altura de la trascendencia que evoca, tampoco desentona si la cotejamos junto a las mejores obra de la banda manchega.