La artista islandesa funde beats electrónicos con clarinetes en el avance del que será su décimo álbum, Fossora.
Lo moderno y lo clásico. Los beats y los clarinetes. La electrónica y los vientos. Y su inconfundible voz. Es Björk, la Björk de siempre. Quizá la más reconocible, la menos abstracta. Pese a que esta canción tampoco tenga una de esas melodías que solía expedir en sus primeros tiempos, y que tanto anidaban en nuestra memoria.
Es, en cualquier caso, una Björk de espíritu renovado. Hay quien dice que el ritmo de la canción se asemeja al del reggaeton, hay quien dice que se parece al del gabber, aquella frenética derivación holandesa de la música electrónica que tanto sonó en las discotecas de los años noventa. Ella se inclina más por lo segundo: ya ha dicho que el sonido de Fossora, que así se llama su nuevo disco (lo podréis escuchar a partir del 30 de septiembre), irá por esos derroteros. Pero está por ver: se hace difícil imaginar una Björk tan agresiva, tan proclive a la zapatilla y tentetieso.
De hecho, es el dúo indonesio Gabber Modus Operandi (y de su propio nombre ya se deduce lo del presunto cariz gabber del disco) uno de los sostenes de su nuevo trabajo, proyecto que formó parte del último cartel de Primavera Sound.
Sea como sea, su vuelta (y en forma) es siempre una buena noticia. El talento de la islandesa es insustituible, y aquí hace gala de algunas de sus mejores propiedades: una letra enigmática pero muy sugerente, un fantástico videoclip, dirigido por Viðar Logi, y una estética en su línea: impactante, quizá algo estrafalaria (carne de memes e imitaciones fáciles), pero con un sólido trasfondo conceptual detrás.
Ella lo definió así en su página de Instagram: “Cada álbum comienza siempre con un sentimiento que intento convertir en sonido, y esta vez el sentimiento fue aterrizar, después de mi último álbum, Utopia (2017) -que era todo isla en las nubes, elemento aire- en la tierra y hundir mis pies en el suelo, y también se entretejió en cómo experimenté el ahora, esta vez con alrededor de siete mil millones de nosotros haciéndolo juntos anidando en nuestros hogares durante la cuarentena”.
¿Álbum pandémico? Quién sabe. Ojalá lo sea para bien.