Seleccionamos una decena de álbumes imprescindibles, entre lo más destacado de este principio de año.
No llevamos aún ni un mes y medio inmersos en 2023 y el acopio de discos ya no solo enteramente disfrutables, sino relevantes, es más que abultado. Y lo que se nos viene encima en los próximos meses, porque aún arrastramos el excedente de todos aquellos meses durante los cuales la industria estaba expectante, viéndolas venir para cuando la normalidad se restableciera plenamente.
Así que si no sabes muy bien qué escuchar, aquí te facilitamos el trabajo, seleccionado diez álbumes recién salidos del horno. Algunas de sus canciones figuran en nuestra primera playlist del año. Algunos son obra de veteranos, otros de artistas emergentes, pero todos tienen argumentos para atraparte desde el primero hasta el último de sus cortes. Disfrútalos.

Belle and Sebastian – Late Developers (Matador/Popstock!)
Parece como si a los escoceses se les cayeran últimamente las canciones de los bolsillos. Pero lo mejor de todo es que son buenas. Muy buenas. Este disco nace de las mismas sesiones que el anterior, A Bit of Previous (2022), publicado hace solo seis meses, y aunque es más disperso estilísticamente, es igual de sólido. Incluso se permiten recuperar una canción de 1994, compuesta antes de que el grupo se formara, “When The Cynics Stare Back From The Wall”, como si nada. Y todo encaja a la perfección.

John Cale – Mercy (Double Six/Domino)
Nada menos que ochenta primaveras contemplan al ex The Velvet Underground, y qué forma de demostrar aún voracidad e inquietud. Rodeado de talentos mucho más jóvenes, como Laurel Halo, Weyes Blood, Sylvan Esso, Fat White Family o Animal Collective, el galés entrega un disco elegante, nocturno y embriagador. La última lección magistral de un explorador travestido en crooner del abismo. Aún sorprendiendo.

Iggy Pop – Every Loser (Gold Tooth/Atlantic)
Casi tan mayor como John Cale, y aún rayando alto. ¿Puede la Iguana seguir apelando al viejo rock con 75 años sin caer en el ridículo? ¿Es posible mostrar sus heridas de guerra sin rayar la autoparodia? Sí, se puede. Aunque sus pasos previos, más escorados hacia los ambientes jazz y las tonalidades crepusculares, no lo augurasen. El Iggy Pop más reconocible aún se guardaba algunas buenas balas en la recámara, y nosotros sin enterarnos.

Chico y Chica – Senadora (Austrohúngaro)
Los bilbaínos Alicia San Juan y José Luis Rebollo siguen siendo un punto y aparte en el pop español. Un estilo en sí mismo. Pop electrónico burbujeante, en plena efervescencia, perspicazmente irónico, presto a diseccionar la realidad a golpe de beat elegante y textos rebosantes de un sentido del humor aparentemente distante, pero tremendamente certero. Han valido la pena los seis años de espera desde su anterior disco, desde luego.

Margo Price – Strays (Loma Vista/Music As Usual)
Se le queda pequeño el country. Y la americana. La de Nashville es perfectamente consciente de sus orígenes, pero hace ya algunos discos que reclama a gritos mayor atención mediática porque cada nueva entrega es mejor que la anterior, y apela a un espectro de rock recio, versátil y casi siempre inspirado, aquí con la producción de Jonathan Wilson y las colaboraciones de Mike Campbell (Tom Petty and The Heartbreakers) y Sharon Van Etten.

La Élite – Nuevo punk (Montgrí)
No, no han reinventado el punk, pero el descaro, la frescura y el morro con el que han acometido este primer álbum al menos les da licencia para tratar de hacernos colar la engañifa. Lo suyo es como escuchar a Parálisis Permanente, Eskorbuto o La UVI pasados por el filtro de la electrónica de vertedero. Lo puedes llamar synth punk. O puedes simplemente dedicarte a bailarlos cuando se acerquen a tocar en tu ciudad, que seguro que es de lo más divertido.

James Yorkston, Nina Persson and The Second Hand Orchestra – The Great White Sea Eagle (Domino/Music As Usual)
Nunca ha sido un músico precisamente conocido por las masas, pero todo lo que toca el escocés James Yorkston resulta exquisito. Su concepción del folk puede acabar obnubilando a cualquiera que se acerque a su obra, pero si además se alía con la voz de los añorados The Cardigans y con el delicadísimo sostén instrumental de The Second Hand Orchestra, es difícil que el resultado no seduzca a la primera. Una delicia.

Núria Graham – Cyclamen (Primavera Labels)
Esto es lo mejor que ha hecho hasta ahora la cantautora de Vic. Y eso ya es decir mucho. Un mundo propio, en el que los acordes de piano, las guitarras acústicas, las líneas de contrabajo y las pinceladas de fagot, arpa, flauta o saxofón te transportan a otra dimensión, como en – palabras mayores – esos discos del estilo de Astral Weeks (Van Morrison) o What’s Going On (Marvin Gaye). ¿Alguien dijo también Kate Bush? No es de extrañar que también le saquen su nombre a relucir en cada entrevista reciente.

Dave Rowntree – Radio Songs (Cooking Vynil/Popstock!)
Siempre ha sido el miembro menos carismático de Blur. Al menos, en apariencia. También el menos guapo. El más introvertido. Pero su primer álbum en solitario (porque bandas sonoras, tiene muchas publicadas) demuestra que el batería británico también tenía mucho que desvelar, sin apartarse demasiado del libro de estilo de su banda madre e incluso del que brinda Damon Albarn en Gorillaz, que no le queda tan lejos. Una agradable sorpresa.

Ladytron – Time’s Arrow (Cooking Vynil/Popstock!)
¿Aún importa un disco de Ladytron, a veinte años vista del fenómeno electroclash? Pues sí. El cuarteto de Liverpool amplía aquí de forma brillante su paleta de colores con pinceladas de dream pop, shoegaze y pasajes ambientales que se combinan de forma eficiente con su habitual pulso synth pop. Hay mucha vida aún por disfrutar en el planeta Ladytron.