Celebramos la publicación del libro La santísima trinidad: el sonido del pop electrónico de masas. 4 décadas de Depeche Mode, New Order y Pet Shop Boys, repasando tres momentos históricos en los que las tres bandas editaron sus discos al mismo tiempo.
Tanto monta, monta tanto. Depeche Mode como Pet Shop Boys o New Order. New Order como Pet Shop Boys o Depeche Mode. Ninguno de los tres inventó el llamado pop electrónico, cierto. Pero ninguno como ellos ha logrado acercarlo al gran público como ellos, y menos aún hacer durante tanto tiempo.
El libro La santísima trinidad: el sonido del pop electrónico de masas. 4 décadas de Depeche Mode, New Order y Pet Shop Boys (Nomenklatura Ediciones, 2022), escrito por el periodista Pablo Ferrer Torres, pone sobre la mesa esa evidencia. Porque grupos y solistas de pop electrónico los ha habido a patadas, sin duda. Pero ninguno ha gozado de una carrera tan prolongado e influyente como estas tres bandas británicas.
Muchas han sido las coincidencias a lo largo de su carrera. También las divergencias. En cualquier caso, es mucho más lo que las une que lo que las separa. Han compartido productores, diseñadores, colaboradores, directores de arte, directores de videoclips y hasta algún sello discográfico a lo largo de sus ya más de cuarenta años de trayecto. Detentan más cosas en común de las que pudiera parecer a simple vista.
En este artículo echamos la vista atrás para repasar, a través de nueve de discos y sus respectivas portadas, tres momentos históricos en los que, seguramente por casualidad, publicaron sus trabajos durante el mismo año, en lanzamientos promocionales casi simultáneos. Tres momentos correspondientes a tres décadas muy diferentes, que explican también los múltiples meandros de su obra. Tres formas de abordar tres carreras incomparables.
1987 – Triple despegue definitivo
La primera vez que Depeche Mode, Pet Shop Boys y New Order coincidieron entregando obras de importancia capital, fue en 1987. New Order demostraban que siempre habían sido un grupo de grandes singles que no hallaban acomodo en sus álbumes, y por eso editaron el impecable recopilatorio Substance (Factory, 1987). Pet Shop Boys, quienes habían debutado más tarde, se descolgaron con su primera obra maestra, un Actually (Parlophone, 1987) que albergaba hits tan imperecederos como «One More Chance», «Rent», «It’s A Sin» o «What Have I Done To Deserve This?». Y Depeche Mode se marcaban su álbum más ambicioso, grandilocuente, comercial y logrado en Music For The Masses (Mute, 1987) y canciones como «Never Let Me Down Again», «Behind The Wheel» o «Strangelove».
La portada de este último, diseñada por Martyn Atkins, es la imagen más gráfica de ese deseo de los de Basildon por llegar a grandes audiencias: esos tres megáfonos en medio de la nada, orientados en tres direcciones distintas. La cubierta de Pet Shop Boys es una clásica fotografía (aún con pelo en la cabeza los dos) que refleja su carácter: su peculiar sentido del humor, el no tomarse demasiado en serio a sí mismos, el huir del estereotipo de estrellas del pop y lucir aspecto de gente corriente. La de New Order, por su parte, plasma lo elemental y a la par elegante de los diseños de Peter Saville. Tipografía fina y sobriedad, como queriendo decir que con la música, con aquel puñado de singles incontestables, ya basta.
1993 – Enfilando la madurez en la cima del mundo
En 1993, las tres bandas ya eran proyectos totalmente consolidados a nivel comercial y critico. Buques insignia del pop electrónico. Transatlánticos de la canción sostenida sobre sintetizadores. Los ochenta ya habían muerto, pero cada nuevo lanzamiento suyo aún era todo un acontecimiento. Discos que se acogían con fervor por millones de seguidores en todo el planeta. Aunque no lo tenían fácil, porque los tres venían de entregar sus respectivas obras maestras, entre 1989 y 1990.
Depeche Mode se descolgaron con un trabajo que a punto estuvieron de no poder grabar por los problemas de Dave Gahan con las drogas. Y cuando parecía que habían tocado techo con el magistral Violator (Mute, 1990), aún tuvieron fuelle para entregar un excepcional disco que renovaba su discurso con influencias del blues, del rock industrial y del pujante grunge. No extraña, por tanto, que su portada, con el trazo feísta de la época, recordase a la del cuarto disco de Led Zeppelin. Los Pet Shop Boys se lucieron con una de sus últimas obras maestras, Very (Parlophone, 1993), repleta de himnos euforizantes, alejándose del sonido taciturno del imperial Behaviour (Parlophone, 1990), y con una portada originalísima a cargo de Daniel Weil, que ideó una carátula de plástico rígido que imitaba a las figuras de Lego, y que acabó expuesta en el MoMA en 1995.
No tan rotunda fue la entrega de New Order. Ni en lo sonoro ni en lo visual. Republic (London, 1993) puntúa algo por debajo de sus anteriores discos, aunque cuenta con «Regret», una de sus mejores canciones, y se resiente también de una portada francamente llamativa y también bonita, pero algo estridente y muy comercial para tratarse de nuevo de Peter Saville. Ni su cambio de residencia a California (las imágenes son de allí), ni el cierre de la discográfica Factory ni los proyectos paralelos en los que ya estaban inmersos sus miembros derivaron en un disco tan redondo como los anteriores.
2013 – Reclamando vigencia en el nuevo siglo
¿Dinosaurios o artistas vigentes? Ese es el dilema que se cierne sobre cualquier grupo que lleve en activo más de tres décadas. Y tanto Pet Shop Boys como New Order o Depeche Mode, las llevaban. Sorteando el paso de las décadas con trayectorias muy constantes, los tres entregaban nuevas colecciones de canciones en 2013.
Aunque en el caso de New Order no eran tan nuevas: procedían de las sesiones de Waiting For The Siren’s Call (London, 2005), su anterior disco. Y aunque el contenido de Lost Sirens (Rhino, 2013) no era como para tirar cohetes, su portada era tan elegante como es costumbre en la casa. Aún tendrían que remontar con el notable Music Complete (Mute, 2015). Más audaz, en el diseño y en su interior, fue lo de los Pet Shop Boys y su Electric (x2, 2013), el mejor disco de todos los que han hecho en este siglo, con una fantástica portada de Mark Farrow que remitía, curiosamente, a las del mítico Unknown Pleasures (Factory, 1979) de Joy Division.
Por su parte, Depeche Mode mantenían muy bien el tipo con Delta Machine (Columbia, 2013), de nuevo con un diseño interior con fotos a cargo de su inseparable Anton Corbijn y una portada que remitía a su sonido industrial.