Seleccionamos una decena de trabajos imprescindibles de esta recta final del año. Unas cuantas colecciones de canciones brillantes, que os pueden alegrar los próximos días.









Nacimiento, escuela, trabajo, muerte. Eso cantaban The Godfathers. Qué crudo. No, no eran la alegría de la huerta. Desde luego que no. Tampoco es plan de deprimir a nadie, pero ese esquema tan básico no deja de ser un reflejo de cómo nuestras obligaciones nos atenazan y nos condicionan en nuestro día a día.
Estudios, trabajos, desplazamientos, facturas… el tiempo escasea y no es de extrañar que cada vez más gente delegue en los socorridos algoritmos de las plataformas de streaming para escuchar eso que escuchan cuando no saben exactamente qué escuchar (y no es un trabalenguas, aunque lo parezca).
En Mússica somos partidarios de facilitarte el trabajo, y tratamos de ahorrarte esa pesada criba que consiste en consultar decenas de aplicaciones, prescriptores y medios de todo pelaje para saber qué escuchar. Y aunque no dejemos de ser uno más (un medio más, aunque distinto), estamos seguros de que aquí encontrarás al menos tres, cuatro o cinco discos -tanto foráneos como españoles- que te pueden acompañar muy bien durante las próximas semanas.

Stumpwork (4AD/Popstock!), de Dry Cleaning
Tensos. Afilados. Crujientes. Siempre interesantes. Así siguen sonando los británicos Dry Cleaning. Este es su segundo álbum en los últimos dos años, y mejora en (casi) todo al primero.
Amplía su radio de intereses: ¿es post punk? Sí, pero también hay mucho ahora del mejor indie pop británico de los ochenta y los noventa, tratando de responder a nuevas preguntas con herramientas ya conocidas.
Y cuenta de nuevo, cómo no, con una de las vocalistas más carismáticas e hipnotizantes de la actualidad, Florence Shaw, que tanto recuerda a la Kim Gordon (Sonic Youth) más desafiante.

Reality Show (Mushroom Pillow), de Sr. Chinarro
Si Sr. Chinarro fuera una factoría de canciones (en cierto modo lo es), su departamento de calidad viviría sin estrés. Sin demasiadas preocupaciones.
El sevillano Antonio Luque, clásico de nuestro pop desde hace casi treinta años, publica discos con la facilidad de quien hace rosquillas. Pero cada nueva remesa tiene algo ligeramente distinto a la anterior. Y todas funcionan. Sin fecha de consumo preferente. Todas crujen.
Aquí hay canciones pop redondas y brillantes como soles, textos inteligentes que diseccionan el sinsentido de la postmodernidad y mucho arte para hace que lo cotidiano se eleve entre lo distinguido.

Alpha Zulu (Loyauté/Glassnote), de Phoenix
A veces son como un placer culpable. Tan pegadizos, tan cool, tan higiénicos, que parece que haya que pedir disculpas si te dejas llevar por sus canciones. Así son Phoenix. Pero tampoco suelen fallar en su estrategia de seducción.
Quizá este disco no aporte grandes novedades a su sonido, ni tampoco vaya a generar muchas canciones para una probable recopilación de hits, pero retiene todo el pellizco que ha hecho de ellos una de las bandas omnipresentes en nuestros festivales. Y cuenta con la magnífica “Winter Solstice”: su faceta más reflexiva y crepuscular, incluida en nuestra playlist de noviembre.

Fuimos los dos (Elefant), de Maria Rodés
Cómo transmitir tanto con tan poco. Cómo emocionar partiendo de un material que, en otras manos, nos hubiera parecido redundantemente aburrido: esas canciones gestadas en pleno confinamiento, para matar el tiempo en la soledad del hogar. ¿Lo recordáis?
Maria Rodés nos lo contó hace poco: se propuso ir componiendo canciones durante aquellos días, y cuando tuvo unas cuantas se dio cuenta de que con ellas podía transmitir extraordinariamente las diferentes fases de una relación de pareja que pasa del obnubilamiento inicial al desengaño del desamor. Con un lenguaje sencillo pero poético. Con un despliegue de sensibilidad.

Actual Life 3 (Atlantic/Warner), de Fred Again…
Otro producto de dormitorio que desde las entrañas del confinamiento se destapó como un tratado de electrónica total, con mucho más recorrido del que nadie podía augurarle.
Fred Gibson cocinó los cortes de sus tres primeros discos (este es el tercero) salpimentándolos con mensajes de whatsapp de amigos y conocidos que expresaban el anhelo por recuperar el baile en grupo, la comunión del clubbing, y con ellos dio pie a tres diarios vitales que se han alimentado del r’n’b, del two step, del grime o del dubstep.
Este es el tercero, y aunque puede no ser el mejor, sí es el más festivo, el que invita de forma más clara al desparrame bailable. Teniendo en cuenta que aquellos días oscuros ya quedaron atrás, tiene plena lógica.

Saint-Clair (Polydor/Universal), de Benjamin Biolay
Lo que le echen. Le da igual. No le hace ascos a nada. Y todo lo hace bien. Hace tiempo que los discos del músico francés son desbordantes muestrarios de su habilidad para el dominio de casi todas las músicas posibles. Poliédricos y versátiles.
Benjamin Biolay puede ser, al mismo tiempo, crooner o chansonnier, cantante electrónico o baladista, supernova pop o post punk. Lo que le dé la gana. No es de extrañar que siempre se le compare con Gainsbourg. Se lo gana a pulso. Este es otro disco que bordea lo sobresaliente.

Disco Bleu (Hidden Track), de Nacho Casado
El soul, el folk, la bossa nova, la luminosidad mediterránea que bien podría ser de la del otro lado del océano, los placeres sencillos y los sentimientos de amistad y familiaridad… el ilicitano Nacho Casado lleva ya unos cuantos discos explorando todos esos estilos y temáticas en canciones y discos deliciosos, que no tienen nada que envidiar a los de cualquier especialista foráneo en la materia. Os haréis un enorme favor si os regaláis este disco.

Anywhere But Here (Domino/Music As Usual), de Sorry
La sombra del mejor indie rock de los años noventa, con leves accesos de oscuro trip hop, se cierne sobre este cuarteto del norte de Londres, que ha dado con la manera de hacer que todo eso suene completamente nuevo en sus manos.
Carnosas, ardientes y confesionales, las canciones de Sorry tienen lo necesario para anidar en la mollera del oyente. Este es su segundo disco y supera en todo al primero: les tendremos presentándolo en España en la primavera de 2023.

Calavera Suave (Intromúsica), de Tórtel
Lo de Jorge Pérez al frente de su proyecto Tórtel sigue siendo realismo mágico aplicado a la mejor alquimia pop. El músico valenciano sigue tan fiable como siempre, expandiendo las texturas de su pop electrónico, ensoñador y magnético, en diferentes direcciones. Siempre nutriéndose de colaboraciones que aportan savia nueva. Siempre sorprendiendo. Siempre convenciendo.

Hugo (EMI), de Loyle Carner
Junto con Kae Tempest (aunque lo suyo no sea estrictamente hip hop) y Slowthai, Loyle Carner es lo mejor que le ha pasado al rap británico en la última década.
Sus canciones se nutren, además, de multitud de fuentes sonoras que hacen de su propuesta algo extremadamente elegante: soul, jazz y r’n’b filtran sus propiedades en sus surcos, dando lugar a trabajos que invitan a darle otra vez al play.