El músico canadiense cicatriza la herida de la muerte de su padre en cuatro sensacionales nuevas canciones.
La lengua inglesa no solo es más económica que el castellano: a veces puede ser también más sutil, e incluso poética. No siempre, tampoco seamos papanatas. Pero sí a veces. “Passing”, que es el título de este nuevo disco de Rhye, el proyecto de Mike Milosh, se traduce aquí más como “muerte” que como “traspaso”, aunque a simple vista a los castellanoparlantes nos suene más a lo segundo que a lo primero. El caso es que una forma muy lírica y delicada con la que el músico canadiense logra hacer referencia a la muerte de su padre, fallecido hace unos meses.
Estas cuatro nuevas canciones de Rhye, publicadas sin demasiado aparato promocional ni tampoco mucha cobertura mediática (apenas se han publicado críticas ni reseñas en la prensa internacional), son la forma en la que Mike Milosh ha logrado honrar la memoria de su padre, y lo cierto es que están a la altura de su exquisita discografía. De hecho, llegan justo a los diez años de la publicación de Woman, el que fue su primer álbum, desvelado en marzo de 2013, y que fue el que dio a conocer internacionalmente al músico, con frecuencia comparado con Sade y con la tradición del mejor sophisti pop de los años ochenta.
El propio Milosh ha confesado en sus redes sociales que este disco es su forma de “cicatrizar la herida, aunque el dolor y la pérdida nunca se vayan”. Y lo ha hecho estupendamente, fiel a su sonido de siempre pero con menos capas, con una formas más austeras. “A Quiet Voice”, “Fearless”, “Not Dying In Me” y “Shadow In The Storm” (a cuál mejor) son canciones de una serenidad sanadora, que transmiten más paz espiritual que desgarro, y ahí reside también gran parte de su encanto.
Lo presentarán el próximo 1 de abril en Los Ángeles. De momento, no sabemos si Rhye ampliarán fechas en directo en los próximos meses. Ojalá vengan a nuestro país.