¿Quién es Rodrigo Cuevas? Una entrevista a tumba abierta con el excepcional músico y entertainer asturiano, entre los contenidos destacados de nuestro primer número en papel.
Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) se ha convertido en los últimos años en un artista excepcional. De los realmente importantes que tenemos en nuestro país. Músico, showman, artista total, animal escénico y agitador de una coctelera en la que se mezclan tradición y modernidad a pleno antojo.
Su revolución es también la de la vida lejos de la gran ciudad. La de es España vaciada que se resiste a desaparecer. La de los placeres sencillos y la cercanía a la tierra. Hace ya mucho tiempo que optó por vivir en una pequeña aldea asturiana, rodeado de animales. Allí lo tiene todo para crear. No necesita más.
Discos como el brillante Manual de Cortejo (2019), que grabó junto al productor Raül Fernández “Refree”, mostraban su poderío para apropiarse de coplas, fandangos, muñeiras o xiringüelus y hacer que suenen plenamente vigentes, alimentando unos conciertos que son espectáculos totales, mezcla de performance, cabaret, música electrónica combinada con folk y una provocación siempre inteligente y desbordante de sentido del humor.
En el #1 de Mússica tuvimos la ocasión de hablar con él sobre su obra, cómo es su día a día, la relación que mantiene con su público, sus gustos musicales, su relación con las redes sociales e incluso cómo ve la situación sociopolítica en la actualidad. Una jugosa conversación con un creador singular e inagotable, siempre con un discurso muy propio.
Rodrigo Cuevas, un estilo único
Pese a los aplausos, Rodrigo sigue viviendo en una pequeña aldea asturiana de solo 13 habitantes, en el concejo de Piloña, rodeado de animales. Un enclave de esa España vaciada que reclama su espacio. Quizá en estos tiempos de globalización y turismo de masas, lo más revolucionario sea esa vida tan alejada de la urbe, defendiendo ese foco de resistencia rural.
Sigues viviendo en una pequeña aldea de 13 habitantes. ¿Es la vida en el campo lo más revolucionario en tiempos de gentrificación urbana y turismo depredador?
Totalmente. Estoy encantado y no creo que me mueva, a no ser que sea por obligación. Una aldea pequeñina sin ningún monumento. Y no paramos, tenemos mucha actividad. Ya me gustaría tener un poco más de calma. Estamos todo el día organizando historias, líos. No paramos.
Puedes leer la entrevista completa si te haces aquí con nuestra revista.

Foto: Clara Balzary.