El joven prodigio indie pop publica uno de los discos más versátiles de su carrera, en el que destaca este single.
Francotirador del indie pop a su manera. El norteamericano Alex Giannascoli (29 años) siempre ha sido un espíritu libre. Uno de los reformuladores más interesantes durante la última década de ese pop doméstico, austero y emocionante que vivió sus mejores días durante los años noventa.
Empezó publicando sus canciones a través de su bandcamp, en modo totalmente do it yourself, hasta que fichó por Domino Records y empezó a llamar seriamente la atención de los medios de comunicación especializados.
Incontinente y prolífico como pocos (es lo que tiene también no necesitar demasiado para ir despachando canciones: le basta su estudio casero y sus vivencias como materia prima), Alex G ha publicado diez álbumes en los últimos doce años, desde que apenas estaba saliendo de la adolescencia. Y en todos ha dejado un buen reguero de estupendos cortes.
Manejando un puñado de referencias que van de Elliott Smith a Pavement, pasando por Guided By Voices, Death Cab For Cutie, Modest Mouse o Sufjan Stevens, se ha ido haciendo fuerte en el panorama del pop independiente de los últimos tiempo, y su notable muevo álbum, aparecido hace solo unos días, lo justifica.
Se llama God Save The Animals (2022), y la referencia a Dios en el título no es casualidad, ya que confiesa sentirse influido por la fe («más como un lenguaje social compartido que como una doctrina religiosa») y por músicos como Gillian Welch y escritores como Joy Williams.
Un trabajo algo desigual, aunque interesante. Diverso, espontáneo, imprevisible. Intrigante, tenso. Que demuestra el crecimiento de un creador de canciones con un mundo propio: algo que puede parecer fácil, pero no lo es.