El rockero norteamericano Ryan Adams se reivindica tras años de acusaciones por su conducta con «Wednesdays», un disco austero, doliente y, sobre todo, muy sólido

Quizá algún día logremos deslindar al personaje de su obra, aunque la creciente ola de corrección política que todo lo invade (no hay más que ver la que se montó en RRSS con la muerte de Maradona, otra más de las muchas formas de cogérsela con papel de fumar con las que luego la ultraderecha populista saca petróleo) no indique que esa vaya a ser precisamente la tendencia. Decimos esto porque Ryan Adams posiblemente sea un individuo deleznable en su vida privada (sus salidas de tiesto en algunas entrevistas ya lo vaticinaban), pero sigue siendo uno de esos pocos músicos que consiguen erigirse en clásicos de su tiempo sin inventar realmente nada. Solo recogiendo la herencia de los mejores songwriters de la historia y proyectándola luego con una versatilidad, una credibilidad y una amplitud de miras tremenda. Algo que, se mire como se mire, ya es mucho.
Wednesdays (Pax Americana, 2020) es el disco que acaba de sacar del horno, tras tres años de silencio, y como si quisiera con él responder a unos últimos tiempos en los que las acusaciones de abusos y maltratos han arreciado, muestra la cara más intimista, contrita, confesional y austera de su música. Once canciones de talante acústico, apenas sostenidas en los huesos, lejos de la grandilocuencia casi AOR de Prisoner (Pax Americana, 2017), que suenan con la naturalidad y la fluidez de quien sabe que tiene tantos trucos guardados en la chistera que no necesita recurrir a muchos fuegos de artificio para satisfacer a su parroquia. En el caso de que tenga algún interés en satisfacerla, claro. Que es posible que ni siquiera eso le inquiete.
Teóricamente iba a formar parte de una trilogía que iba a publicarse en 2019, pero Wednesdays ha salido prácticamente con nocturnidad y algo de alevosía, a finales de este 2020, como si quisiera fastidiar más de una de esas listas de lo mejor del año que se redactan en noviembre, y demorando su publicación en vinilo (de momento está en plataformas de streaming) a marzo de 2021.
En esencia, se trata de otro típico trabajo del cantautor de Jacksonville. Un trovador excepcional al que alinear sin ambages en la línea sucesoria que une a Gram Parsons, Tom Petty, Steve Earle, Townes Van Zandt, Jeff Tweedy y otros grandes nombres del rock de raíz norteamericana de las últimas décadas. Ryan Adams es una figura poco dada a ser intelectualizada. O lo amas (creativamente, claro) o lo detestas. Pero difícilmente lo ignoras. Y este nuevo trabajo da argumentos para apuntarse al primero de los clubes.