Ayer nos dejó quien fuera estrella del soul al frente de The Ronettes, musa de un Phil Spector que la maltrató, y protagonista de su propia resurrección vital y creativa. La recordamos en cinco canciones para la eternidad.
La última de las estrellas de rock, le gustaba decir de sí misma. Tal y como rezaba el título de uno de sus discos. El influjo de su peinado puedo apreciarse en figuras como Amy Winehouse. El de su música, en artistas como Brian Wilson, Taylor Swift, The Jesus & Mary Chain, Ramones o la propia Amy Winehouse.
Encarnó, muy a su pesar, la estampa de la artista marcada por un destino tortuoso: reinó en el trío The Ronettes como su componente más protagónica, pero sufrió también los malos tratos de su pigmalión creativo, el productor Phil Spector, quien la trajo por la calle de la amargura durante un matrimonio infernal, que recuerda (y mucho, como dos gotas de agua) al que sufrió Tina Turner a manos del músico Ike Turner. Phil Spector murió hace casi un año. Ella, ayer.
No es de extrañar, pues, que la vida de Veronica Yvette Bennett (1943-2022), que era su nombre real, tenga hechuras de película. De hecho, hace tiempo que se anunció que Zendaya daría vida a su personaje en un biopic aún por estrenar. Fue la propia Ronnie Spector quien lo sugirió.
Desde aquí, rendimos nuestro particular homenaje a Ronnie Spector seleccionando cinco canciones que bien pueden explicar su grandeza, desde 1963 a 2016, cuando su carrera experimentó un repunte que la devolvió a la actualidad gracias a su capacidad para meterse en la piel de otros músicos legendarios.
1 – “Be My Baby” (1963)
La quintaesencia del muro de sonido de Phil Spector y de las historias de amor adolescente que realzaba. La candidez de las primeras veces. El flechazo instantáneo. El sentimiento a flor de piel. El pop sublimado en menos tres minutos, una radiación para la posteridad que influiría a un puñado enorme de músicos de todo pelaje: desde Brian Wilson a The Jesus & Mary Chain, pasando por Ramones o Amy Winehouse.
El trío que Ronnie formaba junto a su hermana Estelle Bennett y su prima Nedra Taley gozó de su primer gran éxito gracias a esta composición de Phil Spector, Ellie Greenwich y Jeff Barry, que ellas y la batería de Hal Blaine (esos redobles iniciales que cortan el aliento) elevan a los altares de la mejor música popular de siempre. La canción por la que será siempre recordada.
2- “Baby, I Love You” (1963)
La factoría funcionaba a pleno rendimiento. Al fin y al cabo, este era el modelo de fabricación en serie del que se nutrirían históricas enseñas discográficas como la Motown. Y había que seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro. Un puñado de compositores y arreglistas en racha y tres chicas jóvenes con arrojo y talento interpretativo, dispuestas a comerse el mundo. Fórmula infalible.
Esta canción fue descrita por Bruce Springsteen como “el sonido de dos universos entrando en colisión”. Una jovencísima Cher participó en sus coros. Los Ramones grabaron su propia versión en End of the Century (Sire, 1980), precisamente el disco que les produjo el propio Phil Spector, en unas tormentosas sesiones en las que incluso una pistola asomó por el estudio. ¿Hace falta decir algo más? Más que una canción, una leyenda.
3- “You Can’t Put Your Arms Around a Memory” (1999)
Dos corazones rotos, maltratados por la vida por diferentes circunstancias, hermanados por la misma canción. La original la había firmado Johnny Thunders en 1978, dentro de su álbum de debut. Uno de los talentos más díscolos y tarambanas del Nueva York punk de finales de los años setenta.
Y Ronnie Spector decidió rescatarla y darle una nueva vida en su EP She Talks To Rainbows (Creation, 1999), producido, cómo no, por Joey Ramone, uno de sus más fervorosos fans. Esta versión insufla nueva vida a la original y hermana con ella en su lacerante dramatismo, en esa forma de asumir las oportunidades perdidas que pasan por la vida y ya nunca volverán, pero hay que lucir como si fueran galones tras mil batallas.
4-“How Can You Mend a Broken Heart” (2016)
La carrera de Ronnie Spector experimentó un inesperado repunte en 2016, con un álbum en solitario que le procuró de nuevo presencia en los medios, copar algunas portadas y conceder no pocas entrevistas promocionales. El material era de primera, compuesto por versiones de The Kinks, The Rolling Stones, The Beatles, The Yardbirds o The Zombies. Aristocracia del pop de los años sesenta, vaya. No hay más que ver la portada y el título de aquel disco, English Heart (429 Records, 2016).
Entre ellos, también esta pieza que compusieron los Bee Gees mucho antes de convertirse en los reyes de las discotecas de medio mundo. Aquella con la que más identificada se sintió Ronnie durante las sesiones de grabación del disco. Una historia de corazones hechos trizas y gente abollada por los avatares de la vida, que hizo que se derrumbara en lágrimas en el estudio. Otra de esas versiones que imprimen una nueva lectura a la materia prima (o primeriza) y la redimensionan.
5- “I’d Much Rather Be With The Girls” (2016)
Al igual que hizo Neneh Cherry con el viejo “It’s a Man’s Man’s Man’s World” (1966) al retomar su mensaje y darle la vuelta como un calcetín, para componer “Woman” (1996), nuestra heroína vino a hacer lo mismo con una vieja canción de Keith Richards y Andrew Loog Oldham de mitad de los sesenta cuyo título rezaba “I’d Much Rather Be With The Boys”.
Ella la convirtió en “I’d Much Rather Be With The Girls”, en lo que puede ser visto como un canto a la sororidad, al empoderamiento, al feminismo 2.0 o como diablos lo queráis llamar, ya que justo en aquellas fechas se gestaba el movimiento #MeToo al que ella, más que casi nadie en este mundo, tenía muchas cosas que aportar. Una forma de sintonizar con el presente desde la relectura del pasado.