Os recomendamos cinco trabajos sobresalientes que han pasado relativamente inadvertidos en los resúmenes de 2021.
Sin querer enmendar la plana a nadie, que bastante tenemos quienes dedicamos a esto de escribir sobre música con tratar de escuchar todo lo que llega hasta nuestros oídos, os recomendamos desde aquí cinco discos extraordinarios que, para nuestra sorpresa, han tenido menos eco mediático a final de año del que esperábamos.
Ya sea porque algunos no supusieran novedad alguna en el registro estilístico de sus autores, ya fuera porque se editaron en el primer tramo del año y eso les pudiera perjudicar respecto a los de la época de otoño o ya fuera simplemente, que es perfectamente lícito, porque a muchos de nuestros compañeros no les gustasen tanto como a nosotros.
Que esto es una cuestión de gustos y criterios, nunca de manos negras ni de oscuras conspiraciones. De valoraciones y de juicios, todos igual de válidos. Así de sencillo.
Aquí hay pop, folk, psicodelia, pop electrónico, power pop y hasta bolero. Si no los conocíais, ya tenéis un buen motivo para descubrirlos y disfrutarlos.
Y si ya los teníais controlados, os recordamos lo buenos que eran sus últimos discos, y así os damos una buena excusa para volver a ellos.
1 – Villagers – Fever Dreams (Domino/Music As Usual, 2021)
Lo destacamos aquí como nuestro discos de la semana allá por el mes de agosto pasado. En España, apenas nuestro compañero Fernando Navarro lo ha incluido en su lista, precisamente en el número uno. En el resto de medios de ámbito estatal, prácticamente ni aparece. Y en los internacionales, apenas lo destaca Mojo en su Top 10.
Una lástima, porque aunque el irlandés Conor O’Brien no sea precisamente un músico debutante, ni seguramente vaya a sorprender a nadie que no lo conociera ya antes, su forma de conjurar el folk con la psicodelia y el free jazz, a base de una dieta cultural nutrida de lecturas de Flann O’Brien o Audre Lorde, pinturas de LS Lowry o la granadina Maripi Morales y viejos discos de Piero Umiliani, Alessandro Alessandroni, Duke Ellington o Alice Coltrane, seguramente merecía un reconocimiento crítico más caluroso.
Aquí pensamos que es su mejor disco, sin duda. Y que perfectamente podría haber optado a estar en cualquier lista con los 20, 30 o mejores 40 álbumes internacionales del año.
2 – Nick Frater – Earworms (Big Stir Records, 2021)
El power pop no es un estilo que suela aportar discos a las consabidas listas de lo mejor del año. Tradicional, poco propenso a los grandes giros estilísticos, generalmente alérgico a las nuevas tecnologías y detentor de una calidez melódica a la que se suele contemplar como a ese primo simpático que te alegra las comidas con sus ingeniosos chistes pero con quien no te jugarías los cuartos en un negocio conjunto. Desgraciadamente, así suele ser.
Pero de cuando en cuando nos sigue regalando auténticas colecciones de gemas melódicas a las que, seguramente, se les puede extraer más partido en el día a día que a la última gran revelación del drill, del trap, de la electrónica o de cualquiera género susceptible de vendernos la nueva gran sensación para vender revistas de tendencias. Este año, esa joya ha sido el tercer álbum de este músico británico. Un disco que él pretendía que sonase como un tesoro perdido de la década de los setenta. Y por la forma en que ha convocado los espectros de la ELO, Steely Dan, Cheap Trick o The Beatles, lo ha conseguido de pleno.
3 – Kings of Convenience – Peace or Love (EMI, 2021)
Otro de nuestros discos de la semana. Lo fue en junio pasado. No inventa nada nuevo. No aporta nada que no sepamos. No innova. No es vanguardia. Ni siquiera aporta colaboraciones distintas a las de sus anteriores discos: ahí está de nuevo Leslie Feist.
Pero lo de Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe sigue siendo una delicia para gourmets. Un derroche de delicadeza, perfeccionismo y sutileza al servicio de canciones que nos alumbrarán durante años. Ni siquiera su estupenda gira de presentación por España durante el pasado mes de noviembre ha hecho que los medios de aquí se hayan acordado un poquito más de él, a excepción de Muzikalia y, una vez más, de La Ruta Norteamericana. En los de fuera ha pasado inadvertido.
4 – Jane Weaver – Flock (Fire/Popstock!)
Otro trabajo que esperábamos ver en muchas más listas. Y figurando en puestos más altos. Lo de Jane Weaver puede no ser plato del gusto de cualquier público, eso está claro. Pero la capacidad inventiva de su pop psicodélico dio en este disco sus mejores frutos, del mismo modo que sus paisanos y compañeros de sello, Vanishing Twin, hicieron lo propio con su Ookii Gekkou (Fire/Popstock!), otra ambrosía que pasó por los recuentos anuales sin pena ni gloria. O no pasó.
Jane Weaver apareció, todo hay que decirlo, en las listas de Uncut y Mojo, pero apenas se ha dejado ver por aquí en la de Muzikalia. Su Flock contenía, además, a modo de cierre, una de las grandes canciones de 2021, aquella «Solarised» que perfectamente podría haber sido un hit en manos de Kylie Minogue o Róisín Murphy. Ritmo irrefrenable, halo de misterio, un poder de ensoñación que te hace (literalmente) levitar un par de palmos sobre el suelo y una melodía absolutamente hipnótica.
5 – Gener – Esto no es un disco de Gener (27 Ladridos)
Last but not least. Un disco hecho en nuestro país. En castellano. Imaginativo, aventurado, desbordante. El quinteto valenciano Gener ya avisó de que no era un disco más. De que no era un disco suyo, vaya. Eso decía su título. Y la disolución del grupo antes de su publicación, así como la ausencia casi total de una campaña de promoción al uso, con sus conciertos, sus entrevistas y sus bolos, impidió que que tuviera el eco que sin duda merecía.
Una lástima, porque sobre el cuarto disco de Gener, una maravilla en la que se fundían pop psicodélico, soul, pop, cumbia electrónica y hasta un bolero (el del videoclip que podéis ver aquí abajo), se cernió un tupido velo que lo hizo invisible a ojos de casi todos los resúmenes del año. Al menos tenemos a su líder, Carles Chiner, ya de vuelta con un inminente primer trabajo en solitario.