Charlamos con Zahara y Martí Perarnau sobre el efervescente segundo disco de su proyecto conjunto, inspirado en sus viajes por el mundo en los tres últimos años.
Lo de _juno es un lugar de libertad completa para Zahara Gordillo (Úbeda, 1983) y Martí Perarnau (Manresa, 1985). Una alianza en la que se liberan de las expectativas creadas por sus principales proyectos (Zahara, Mucho, Martí Perarnau IV) para entregarse a un pop electrónico sin ataduras ni peajes de paso, cuyo primer álbum, _BCN 626 (2020) fue excepcionalmente acogido.
Ahora esperan subir la apuesta con _BCN 747 (2023), un segundo trabajo gestado tras sus giras por el mundo desde poco antes de que estallara la pandemia, con el telón de fondo de un mundo cada vez más desigualitario y desquiciado. Que el fin del mundo al menos nos pille bailando, parece ser parte del mensaje. Hablamos con ellos por zoom.
Habéis pasado de la introspección de vuestro primer disco a una visión del estado del mundo en este. Entiendo que es el fruto de vuestros viajes en este tiempo, ¿es así?
Zahara: El primero era un disco de introspección total, porque significó la búsqueda de nosotros mismos como grupo, de encontrar este relato de la intimidad, en una habitación, y de manera natural nos ha salido ese deseo de salir de esa habitación a conocer el mundo. Y había una vocación de hacer un disco sobre los viajes, sobre las ciudades, sobre lo que íbamos a sentir, pero mucho más optimista. La intención del disco era que tuviera más ilusión de la que proyecta, el problema es que cuando empezamos a viajar la realidad nos dio una hostia. Y dentro del recuerdo de lo que vivimos, que es fantástico, sí que nos entristecía lo que veíamos, hasta el punto de querer escribir sobre ello. Pero una vez se convierten en canciones, nos permiten tomar un poco de distancia. Todo nació con un primer viaje antes de la pandemia, el que hicimos a Santiago de Chile, tres días antes del confinamiento en España. Allí en Santiago parecía que había una guerra, justo cuando las revueltas en las calles. Queríamos hablar de ese viaje, pero luego con el confinamiento y mi disco PUTA (2021), no volvimos a hacer nada de _juno. Y cuando se abrieron las fronteras, viajamos Martí y yo a Londres, donde había conciertos, una rave de cinco mil personas, sin mascarillas, que parecía que allí lo de la pandemia no estaba sucediendo. Primero estábamos asustados. Luego nos dejamos llevar por el Londres postapocalíptico en el que éramos los únicos turistas, y así es como nace, por ejemplo, «SCLHR», que es el acrónimo de los aeropuertos de Santiago y Londres, y empezamos a tener perspectiva de lo que queríamos hacer. Narrar lo que sentimos y plasmarlo en estas canciones.
«El sistema capitalista nos parece basura, pero formamos parte de él y somos culpables»
¿No os produce sentimientos encontrados eso de poder ver de primera mano lo mal que está el mundo pero al mismo tiempo hacerlo desde la posición de quien se gana la vida viajando con su música, y cada vez mejor?
Martí: Sí, a nosotros, cuando empezamos a ver esto, rápidamente nos creció esa contradicción. Somos dos blanquitos europeos con el privilegio de poder ver mundo. Y es muy fácil quejarse cuando estás subiéndote en aviones mientras el resto de la peña no puede hacerlo. Esa dicotomía y esa contradicción está en el ADN de este disco. Hasta en la portada. Aunque nos parezca que el mundo se está derrumbando, y aunque el sistema capitalista nos parezca una basura, en realidad nosotros formamos parte del sistema y somos culpables.
Zahara: Y lo disfrutamos.
Martí: Sí, lo disfrutamos porque podemos viajar y pagar entradas para ir a raves.
Zahara: Y nos fascina a la par que nos repugna. Cuando estábamos en Los Ángeles, disfrutando de toda esa luz del día, que luego por la noche se transforma en oscuridad en barrios abandonados, con gente sin hogar en las calles y mucha drogadicción, nos volvíamos a nuestra privilegiada habitación de hotel con vistas a las palmeras y a Hollywood, y teníamos esa sensación. Esto es algo que se nos reveló a lo largo de la creación de las canciones, desde un punto de vista enajenado y cabreado con el sistema, creyéndote que estás libre de culpa cuando no estás haciendo nada por cambiarlo.
¿En qué medida _juno cubre para vosotros dos alguna necesidad que no tenéis cubierta en vuestros respectivos discos?
Zahara: A mí me da la oportunidad de dejar de ser el centro y que toda la responsabilidad ya no recaiga sobre mí. En todos los aspectos. También dejo aparte mi ego para componer con él, mano a mano, dando mucha confianza. Él confía mucho en mí como compositora, ingeniera, productora o mezcladora. Y estar con él en este proyecto también me permite a veces ser solo música y estar escuchando como él canta. Y para alguien como yo, que lleva toda la vida siendo cantautora y centro de su propio proyecto, esto es sanísimo, de verdad. Y necesario. _juno es mi refugio, me libera de la responsabilidad de tener que hablar sobre mí.
Martí: Es un sitio en el que nos sentimos muy seguros y muy valientes también porque de repente con este disco, que no solo lo hemos producido nosotros y lo hemos grabado en casa, también nos hemos atrevido a mezclarlo, y no sé si seríamos capaces de hacer lo mismo con otro disco que no sea de _juno. Es un sitio en el que nos permitimos todo. Un trampolín para hacer cosas que te liberan de cara al futuro. Es como nuestro laboratorio.
Zahara: Para mí, egoístamente, es un privilegio porque me llevo al Martí que canta y que escribe. Él en Perarnau IV está haciendo una música electrónica flipante, pero qué guay que en _juno cante. Qué suerte tengo (risas).
Martí: Qué ilusión (risas).
«¿Es contraproducente no publicar singles de adelanto y esperar que la gente escuche el disco entero? Pues no da igual, que no lo escuchen».
Presumís de trabajar todo al 50%, de disolver vuestros egos y no preocuparos por el encaje dentro de la industria o la acogida del público. Pero supongo que ahora, con este segundo disco, os será más complicado desligaros de las expectativas ajenas, ya que tenéis un disco previo que fue muy bien recibido.
Martí: Aquí ha influido de dos maneras. Por un lado, en la parte creativa hemos levantado una especie de fortaleza a la que no accede nadie. Esto de trabajar al cincuenta por ciento lo hemos llevado más a saco que nunca, nos pusimos incluso sesiones de composición en nuestro calendario que eran inamovibles, y que salen en bruto con los dos trabajando en la misma habitación, al igual que las letras, como una manera de autodefensa creativa que nos ha ido muy bien. Pero para la parte de cómo lo va a recibir el público y qué tipo de presión puedes tener a la hora de sacar el disco, sí que hemos tenido que hacer un acto consciente de, en un momento dado, cuando ya teníamos establecido una especie de plan de lanzamiento, pararnos y tener una conversación sobre por qué montamos _juno y por qué lo hicimos, para seguir solo nuestras reglas sin que las mandangas del sistema nos afectaran y tuviéramos que plegarnos a ellas. Nos habíamos propuesto no sacar adelantos, por ejemplo. Y tuvimos que parar para que no se nos fuera esto de las manos.
Zahara: Yo funciono en mi sello, que con Zahara nos volvimos locos con la reedición de PUTA (2021), y ya tenemos unos plazos, y hay que sacar unos adelantos, hay una presión en la oficina porque hay que vender una gira, y de repente con _juno nos dimos cuenta de que estábamos diciendo que sí a cosas que en realidad no queríamos. Queremos, por ejemplo, que la gente escuche el disco entero. ¿Que esto puede ser contraproducente porque ya nadie los escucha? Pues nos da igual. Si no quieren, que no lo escuchen. Sacar un adelanto ha sido ya una decisión que hemos querido hacer. Nos ha apetecido. Hemos visto que nuestros seguidores han estado un mes comprando entradas, reservando el disco sin saber nada de él, más allá de las mini historias que contábamos en Instagram, y hemos dicho: vamos a regalarnos este gusto de compartir con ellos esta canción, que nos parece que es bonita y no desvela la parte de crítica social y política que hay. Pero porque hemos querido. Ya nadie lo esperaba. Pero entras en la rueda de los lanzamientos y la promo… incluso las fotos promo que hemos hecho son las que nos hemos hecho en los viajes y en ningún momento se nos pasó por la cabeza hacer otra que fuera como la oficial. Que la dibuje quien no quiera estas (risas). Vamos a mantener el motivo por el que existe este grupo y pelear por él, porque se nos puede olvidar.
Martí: Hay que recordar siempre donde están los cimientos, porque si no es muy fácil entrar en la rueda del sistema y eso es algo que hemos aprendido en nuestras carnes en este disco.
Zahara: Aparte, gracias a que aquí no lo hago, luego lo hago encantada en Zahara. Pero si tengo un lugar como este, donde puedo decir «¡a la mierda!», pues mucho mejor (risas).

En la hoja de promo se dice que el documental sobre The Beatles, Get Back (Peter Jackson, 2021), os influyó. ¿De qué modo?
Martí: El momento clave es cuando está Paul McCartney haciendo «Get Back» con el bajo y de repente le empieza a preguntar a John Lennon «¿qué digo?», porque se atascaba con la letra, y este le empieza a decir una serie de burradas, algunas tontísimas, otras muy inteligentes, algunas entraron en la letra final, y ahí te das cuenta de que tenían una relación musical tan poco pudorosa y tan de libertad de poder decirse esas cosas a la cara, delante de las cámaras y sin sufrir por nada, que al final…
Zahara: Ese momento del documental nos había marcado a los dos, a cada uno por separado, preguntándonos de qué sirve el pudor. Si es que no sirve para nada. Es una pérdida de tiempo.
Martí: Hay que enseñarnos las vergüenzas, sin pudor. Por eso lo hacemos ahora todo a la vez. Y aplicamos ese método Beatle, ya que somos muy fans de ellos. Si fueron dos de los compositores más geniales de la historia de la música, algo harían bien.
Habéis estado escuchando a LCD Soundystem, The Smile, Caribou, Rival Consoles o Low. No son precisamente nuevos. ¿Os han influido?
Martí: Sobre todo es que este año pasado hemos visto a The Smile y a Low en directo. Fuimos a Amsterdam a ver a Low antes del drama. Tanto el disco de The Smile como los dos últimos de Low han revolucionado la manera de hacer discos, son absolutamente visionarios en cuanto a sonido y la composición. Sus directos y estos álbumes nos han marcado profundamente. También el de Bon Iver de la última gira, que fuimos a ver en Berlín, que era moderno y a la vez como si fueran The Band en los setenta.
Zahara: Yo creo que lo que más nos ha afectado para este disco ha sido ver techno en directo. Experimentar esas sesiones de electrónica, que por otro lado me han permitido volverme loca con mi formato de rave en directo. Pero creo que lo que más nos hemos llevado con _juno es la conexión con uno mismo. Olvidarnos de todo lo demás, conectar con el viaje que está haciendo el DJ, no hablar entre nosotros, solo estar respirando, escuchándonos en una especie de trance. Y ese trance y esa conexión personal con el DJ sí que está en el disco. En «_LHR 410», que habla de Londres y de una sala que nos fascina. O como cuando hablamos del recuerdo de una rave en la que pinchaba Dixon, que nos gustó tanto que la única manera que tenemos para revivirlo es hablando de ello. Su nombre de pila es Steffen Berkhahn, por eso la canción se llama así. Fue una rave en la que injustamente juzgábamos a todas las personas que había a nuestro alrededor, porque sentíamos que el único ser puro era Dixon y su manera de comunicarse con las máquinas. Esa comunión con las máquinas también nos ha inspirado mucho a la hora de desarrollar nuestra propia electrónica y llevarla al extremo, a confiar puramente en lo que tenemos y sentirnos igual de cómodos tocando unos botones que una guitarra o un piano.
Comentabas lo de los dos últimos discos de Low, Martí, y yo tengo la sensación de que, salvando todas las distancias, vuestra música también es compleja en la forma pero accesible en el fondo. Intrincada en la producción pero con melodías que, como en su momento eran las de Mimi Parker, transmiten mucha luz, más allá de las letras.
Zahara: Pues nos encanta que digas esto, porque sentimos eso con Low y con la forma en la que trabaja su productor, BJ Burton, con esos sonidos que no estás oyendo pero afectan a lo que oyes, y que nos ha obsesionado. Sus dos últimos discos nos han volado la cabeza. A mí Low es una banda que siempre me ha hecho llorar, y que digas eso me parece uno de los mejores piropos que nos puede regalar alguien. Aunque vistamos nuestra música con detalles que ellos nunca utilizarían.
Martí: Low son un ejemplo porque siempre han mirado hacia adelante. Trabajaron con Dave Fridmann cuando era el productor más chalado del momento, y luego con BJ Burton por los mismos motivos. Nosotros pretendemos ser los productores más chalados del momento siempre (risas), pero la verdad es que ellos son ejemplo porque siempre tratan de mirar hacia adelante y evolucionar. Y aunque las letras de este disco son un poco más oscuras que las del primero, yo siento que musicalmente hay mucha luminosidad. Que la luz de las fotos de California brillara en la producción del disco.
«Low son un ejemplo a seguir porque siempre han mirado hacia adelante».
Lo de California lo dirás sobre todo por «Los Feliz», que entiendo está inspirada en esa localidad.
Zahara: Sí, a esta canción le tengo un cariño especial. Al llegar a Los Ángeles nos enamoramos de la ciudad, pero en cuanto se hizo de noche nos pareció un lugar terrorífico. Queríamos escribir sobre la belleza de Los Ángeles y acabamos escribiendo sobre esta cultura que han sabido vendernos como algo a lo que aspirar, cuando está muy vacía. La canción tiene este sinte, que llegó porque compramos un Prophet 5, que es un sintetizador fantástico que evoca a Badalamenti y a este sonido lynchiano con el que nos asocian. Escribimos una letra para ella, que no había manera de encajarla. Y Martí tuvo el recuerdo de un arreglo que grabamos hace dos años casi, de un melotrón que pasamos por un loop de cinta, grabando y cortando, y con ese loop que estaba desafinado por la propia velocidad a la que estaba grabado, Martí lo puso junto con la intro del Prophet 5 y encajaban perfectamente. Al ver que también la letra encajaba, nos sentimos como si hubiéramos compuesto Mulholland Drive (David Lynch, 2001) en canción (risas).
Martí: Son las dos caras de la ciudad. La luz y las películas de día; y la oscuridad y la cultura de los opiáceos por la noche.
Vuestra agenda en directo está copada por auditorios, teatros, paraninfos o pequeños escenarios en un entorno rural. Nada de grandes festivales. ¿Es una apuesta por que el espectador se sumerja de pleno en la experiencia?
Zahara: Ya con la primera gira, a pesar de la pandemia, que fue terrible, nos funcionaba que la gente estuviera sentada, porque buscábamos esa atención y ese cuidado, y ahora hemos querido empezar la gira igual. Teniendo el control de lo que está pasando. Porque sí que sentimos que es un proyecto donde te vamos a invitar a un viaje musical, con un directo con mucha improvisación, una escenografía pequeñita pero muy cuidada, con Somos Luz, con Ezequiel Gómez, con quien hemos desarrollado un concepto de limbo, con el que vamos a invitar a morirse a quien venga (risas).
Martí: A morir con nosotros (risas). Nuestro sueño sería poder hacer esta música en directo en sitios que fomenten esa inmersión y que sean proclives a que la gente se deje llevar. Y vemos que debe ser complicado hacerlo en escenarios multitudinarios. Aunque a mí me hace ilusión ver cómo se desarrollaría en un festival, al menos me genera curiosidad. No sabemos si habrá oportunidad. De momento, estos sitios que hemos elegido nos hacen mucha ilusión.
Tiene gracia lo que decís del limbo. Hace poco entrevisté a Enric Montefusco y me decía que había tratado de dividir su último disco entre cielo e infierno, una parte para cada uno, pero al final lo del cielo como que no le había salido, se había quedado en purgatorio. Y ahora vosotros me decís lo del limbo. Está complicado hablar del cielo en estos tiempos, ¿no?
Martí: Es que también se ha hablado tanto del cielo a lo largo de estos siglos que ya está muy explotado (risas).