Con cientos de millones de escuchas en streaming y presencia habitual en grandes festivales, el dúo afincado en Berlín es la banda alemana más internacional en la actualidad. Hemos hablado con ellos, a cuatro meses de su próxima visita a nuestro país, dentro del Diversity Festival valenciano.
Lo petaron, literalmente, con una de sus primeras canciones, «Stolen Dance», que fue número uno en media Europa hace casi diez años y acumula casi mil millones de reproducciones en Spotify y más de 700 millones en Youtube. Desde entonces, el vocalista y guitarrista Clemens Rehbein y el DJ Philipp Dausch, se han convertido en la que es seguramente la banda alemana más mundialmente conocida de la actualidad.
Apenas alcanzan los treinta años (los cumplen durante este 2022), pero su mezcla de pop y folk con sonidos electrónicos les ha convertido en una de las presencias más habituales en la gran mayoría de grandes festivales internacionales. Sin ir más lejos, en España han pasado por DCode y Mad Cool, y este verano estarán en el Diversity Festival de València, el 21 de julio.
Con un nuevo álbum en ciernes, hemos aprovechado un receso de su gira norteamericana para charlar con ellos por zoom. Nos atienden desde Los Ángeles, recién llegados de México y a punto de irse a Montreal.
Lleváis tres años sin publicar un álbum de canciones nuevas. ¿La pandemia y los confinamientos os han dado más tiempo para trabajar en vuestro próximo disco?
Phillip Dausch: Totalmente. Sobre todo, en verano. No podíamos salir de gira, como le pasaba a todo el mundo. Las primeras semanas estábamos en estado de shock. Aprovechamos para estar más tiempo con nuestras familias. Así que pasamos más tiempo en el estudio, aprovechamos para trabajar con más gente, que es algo que siempre enriquece y es divertido. Nos dio un espacio inesperado para la creatividad. Esa fue la parte positiva para nosotros, aunque, obviamente, para mucha otra gente las cosas fueran bastante más complicadas.
Ambos habéis sido padres en los últimos cinco años. ¿Ha cambiado algo a la hora de hacer música?
Phillip Dausch: No en el proceso de hacer música, pero sí que cambia la dirección que tomas en la vida, tu sensación de obligación para con el trabajo y tu inclinación a hacer algo que sea útil para los demás. Pero no la forma de hacer música.
Clemens Rehbein: Sí, cambia la forma en la que ves las cosas, te da una nueva perspectiva sobre muchos asuntos. Pero diría que no ha afectado mucho a la música, no al menos de forma activa. No vamos a escribir sobre la paternidad ni nada de eso. En el estudio siempre funcionamos igual, no ha cambiado nada.
Sois amigos desde los tiempos de instituto, desde la adolescencia. ¿Es fácil mantener la amistad formando parte del mismo proyecto creativo durante tanto tiempo? ¿Es fácil la convivencia?
Clemens Rehbein: No es tan complicado (risas). Al fin y al cabo, esto se sostiene por nuestra amistad, que es la base de todo. Hemos experimentando juntos muchísimas cosas extraordinarias a lo largo de los últimos años, lo que está muy bien. Momentos preciosos y también otros más complicados. Nos reímos juntos. Es trabajo, pero sigue siendo divertido.
Phillip Dausch: Yo creo que tiene sus bajones y subidones, constantemente. Pero que eso es lo que mantiene esto en pie. No creo que sea necesariamente complicado o fácil, es más bien preservar las ganas de seguir adelante, y evidentemente, mantener esa amistad desde que éramos unos críos, ayuda y hace que todo sea más sólido.
¿Y es cierto que empezasteis tocando jazz? ¿Cómo es la evolución de aquello a lo que hacéis ahora?
Clemens Rehbein: Así es (risas). Hace mucho tiempo de eso.
Phillip Dausch: Pero no solo tocábamos jazz. A los 19 años empezamos a ir a muchos clubs y discotecas, a meternos en la electrónica, y luego empezamos a escuchar a músicos más acústicos, como The Tallest Man On Earth o Ben Howard, pero también a Bob Marley o a los Red Hot Chili Peppers.
«Con 19 años empezamos a ir a discotecas y meternos en la electrónica, y luego empezamos a escuchar a The Tallest Man On Earth, Ben Howard, Bob Marley o Red Hot Chili Peppers».
Y en 2013 lo petasteis con «Stolen Dance», una canción que fue número uno en Austria, Francia, Bélgica, Suiza, Polonia, República Checa y Hungría, y que tiene a día de hoy más de 900 millones de reproducciones en spotify y casi 800 millones de visualizaciones para su video en youtube. ¿Os lo podíais esperar?
Phillip Dausch: No, ni nosotros ni nadie (risas). Justo ayer hablábamos de que en breve tendrá un billón de reproducciones en streaming. Es increíble, pocas canciones lo han logrado. Lo de esta canción es una locura, sin duda.
Así de caprichoso puede ser el éxito, ¿no? Si lo hacéis adrede, no os sale igual.
Phillip Dausch: Sí, creo que hay unas 200 o 250 canciones que están cerca del billón de reproducciones, y sería interesante preguntarles a sus autores si se lo esperaban. Yo creo que, con seguridad, ninguno de ellos lo esperaba, si nos contestaran.
Clemens Rehbein: Igual puedes decir que la canción tiene potencial, que es pegadiza y todo eso, pero nada más.
¿Os sentís rehenes de la canción, cansados de ella?
Clemens Rehbein: No, solo es una canción (risas).
Phillip Dausch: Y además, las cifras de streaming no nos deben condicionar, no significan nada y no presentan tu relación con la canción. Por ejemplo, ayer dimos un pequeño concierto y la tocamos, aún nos gusta hacerlo. Y creo que a lo mejor ni siquiera es la que más tocamos en directo. «Colorado» la hemos tocado mucho también durante el último año. Nuestro setlist apenas cambia, siempre es el mismo, y lo disfrutamos. A veces cambiamos algunos arreglos, pero poco más.
Clemens Rehbein: A menos que toques jazz, la música pop va de reproducir una y otra vez lo que haces cada noche.
Phillip Dausch: Y además el componer canciones nuevas e incorporarlas al setlist hace que te resulte más fácil y estimulante abordar las viejas, como si encajaran mejor, ¿sabes lo que quiero decir? Les da un nuevo espacio para que respiren.
En vuestro último disco, Trip Tape (2021), hacíais versiones de canciones de Soft Cell, Dua Lipa o Rosalía con Bad Bunny. ¿Qué es lo que os atrae de una canción para decidir versionarla? ¿Intentáis llevarlas a vuestro terreno?
Clemens Rehbein: Son solo canciones que nos gustan, es divertido hacerlas. También es verdad que cuando las escuchamos todas seguidas, como una mixtape, nos apetecía esa idea de que estuvieran tantos estilos tan distintos juntos, con demos y remixes nuestros. Empezamos a hacer versiones cuando estábamos de gira, aquellas sesiones acústicas, pero esta era la primera vez que las publicábamos como en disco. Es divertido meterte en la piel de otros músicos.
Phillip Dausch: Pero creo que nuestro enfoque, que es por lo que preguntabas, es intentar cambiarlas y hacerlas nuestras. Ese es el atractivo. No apetece mucho hacer una versión de una canción que va a sonar exactamente igual a la original, eso sería bastante aburrido. Las que escogimos son grandes canciones, que adoramos.

¿Cómo os sentís siendo una banda alemana de éxito mundial? No es muy frecuente en los últimos tiempos. Quizá en parte por el idioma, aunque en vuestro caso eso no fue nunca una barrera porque siempre habéis cantado en inglés.
Phillip Dausch: A nosotros nos encanta la diversidad en la música, y somos conscientes de ser unos privilegiados de poder girar por todo el mundo y tener éxito. Nos preguntan mucho por ello, y somos más conscientes aún desde la pandemia. Supongo que cada mercado es como un mundo aparte, tiene sus particularidades. Hemos tocado en el Vive Latino de México y solo conocíamos dos bandas de veinte que había en el cartel. Obviamente, el mercado americano ha sido nuestra mejor salida comercial últimamente. En Alemania, ahora mismo está pegando muy fuerte el rap a nivel mainstream, con una escena muy potente. También el pop, y gente nueva que nos encanta. Berlín es un gran lugar para la diversidad creativa, nos encanta vivir aquí.
«Berlín nos encanta, es un gran lugar para la diversidad creativa, y pese a la pandemia sigue siendo el lugar al que has de ir para enterarte de lo que se lleva en la electrónica».
¿Cuánto tiempo lleváis viviendo en Berlín? ¿Y porqué os mudasteis allí?
Phillip Dausch: Tres y dos años, respectivamente. Por motivos personales, de familia, pero también porque creemos que era la mejor decisión que podíamos tomar como músicos. Nos dio un nuevo impulso. Nuevo contexto, nuevo ambiente.
Clemens Rehbein: En la ciudad de donde venimos, Kassel, te aseguro que hay muchas menos cosas (risas).
¿Sigue Berlín teniendo una escena electrónica y de clubes tan potente?
Phillip Dausch: Lo es, aunque el coronavirus afectó, como es lógico. Muchos clubes pequeños lo pasaron muy mal, no todos pudieron reabrir. Algo ha cambiado en los últimos tres años, pero sigue siendo la ciudad a la que tienes que ir, al menos en Alemania, si quieres enterarte de qué es lo que se lleva en la música electrónica.
Publicáis en vuestro propio sello, Muggelig, desde hace un tiempo, habéis rechazado ofertas para hacer campañas publicitarias de grandes marcas e incluso tenéis vuestro propio asesor en cuestiones medioambientales, como banda verde que queréis ser, ecológicamente sostenible. ¿Os obsesiona el control sobre vuestro producto?
Phillip Dausch: Nos gusta tenerlo, pero no creo que seamos control freaks. Solo queremos sentirnos bien con lo que hacemos. Ser conscientes de lo que hacemos. No siempre lo hemos logrado. Al principio solo nos centrábamos en la música, pero en estos diez años han ido entrando en juego muchos más factores. Cómo presentas tu música al mundo es importante, y cómo te relacionas con los fans. Todas esas cosas que están en la trastienda de la música. Que es algo que también es divertido, ojo, he de reconocerlo. Y es necesario. Nos podríamos haber convertido en unos insoportables niños mimados por tener éxito con poco más de veinte años, pero el haber aprendido a encargarnos de todas estas cosas lo ha evitado, creo.

¿Cómo os lleváis con las redes sociales?
Phillip Dausch: Creo que las redes sociales son el gran fracaso de nuestra generación, porque creo que son importantes, y cualquiera que diga que no, sería un idiota, pero hemos sufrido con ellas: son como una moneda de dos caras, tienen aspectos positivos y otros negativos. Yo soy muy de Instagram, y Clemens es más de Tik Tok. Así nos repartimos la faena.
Clemens Rehbein: Se han convertido en una parte enorme de tu trabajo, de su proyección. Cuando empezamos, siempre llegábamos tarde en cuanto a las redes, no nos enterábamos. Teníamos un perfil de Facebook, subíamos un par de canciones a Youtube y ya está. Ahora es inimaginable montar una banda sin tener todas esas redes sociales activas. Pero ocurre en muchos otros trabajos. Las compañías de rodaje de películas y los directores ya están buscando actores y actrices a través de las redes sociales, es tremendo. Forma parte del portfolio.
«Las redes sociales son un círculo diábolico, una herramienta muy útil pero que te chupa mucha energía que podrías dedicar a tu arte».
Phillip Dausch: El peligro es que, por un lado es una herramienta muy útil e importante, pero por el otro sientes que te chupa mucha energía, mucha vida, que podrías dedicar a tu arte. Es un círculo diabólico.
Por último, ¿podríais decirme un disco, un libro y una película que esté entre vuestros favoritos?
Phillip Dausch: Venga, yo me quedo con la película. Sería Otra ronda (2020), de Thomas Vinterberg.
Clemens Rehbein: Yo he leído pocos libros en los últimos años, pero hubo uno que me encantó, que es Empezar de cero (2013), la autobiografía de Jimi Hendrix, un acopio de todo lo que dejó escrito, la mejor aproximación a su vida, un libro muy guay.
Phillip Dausch: Y de escoger algún disco, me quedaría con el último de Jorja Smith, Be Right Back (2021). Gran álbum, me encanta.
¿Algo reciente que os haya gustado?
Clemens Rehbein: Ayer escuchamos Motomami (2022) de Rosalía y nos encantó, como todo lo que hace. La descubrimos con su primer álbum, Los Ángeles (2017), que era mucho más flamenco, y hemos seguido su transición musical y creativa desde entonces, y lo ha hecho estupendamente. Es muy interesante cómo combina la tradición del flamenco con la nueva ola del pop y el reggaeton. Muy guay. Me parece única.
(Fotos de portada: Anthony Molina)