Hablamos con el joven cuarteto madrileño, valor al alza del nuevo pop español, colaboradoras de Zahara en el que fue su último trabajo.
Hace algo más de dos años casi nadie sabía nada de ellas, y hoy en día acumulan millones de reproducciones en streaming y cientos de miles en youtube, llenan salas de un aforo considerable y se perfilan como uno de los grandes nombres emergentes del nuevo pop español. Y todo sin necesidad de publicar (aún) un solo álbum, aunque en 2023 ya lo tendrán.
Se llaman Shego, proceden de Madrid y sus canciones aúnan descaro, frescura, algunas gotas de procacidad y una mezcla estilística que de momento resulta de lo más estimulantes, por mucho que al principio se las tildara de punk y ahora transiten una fase mucho más pop. Colaboraron, por cierto, con Zahara en uno de los cortes de su disco REPUTA (2022).
Hablamos por teléfono con Maite Gallardo Alba, Raquel Cerro Machuca y Charlotte Augusteijn Queirolo, tres cuartas parte del proyecto que completa Aroa Elvira Delgado, la única que no puede estar presente en nuestra conversación.
Vuestro nuevo single, «Lucky», suena distinto a todos los anteriores. Es más atmosférico.
Maite: Esta canción en concreto tiene ese sonido más atmosférico porque queríamos que fuera así. Cada una de nosotras tiene una personalidad muy distinta, y la historia que cuenta la canción ocurre en un momento determinado en la Gran Vía, justo el sitio en el que se grabó el videoclip, una noche con muchísimo viento y mucho frío, y queríamos que eso se transmitiera también en el sonido, no solo a nivel visual. Que fuera como una bocanada de aire que te arrastra. Y lo conseguimos. Al principio sonaba más a indie español, así como más popero, pero luego tuvimos referencias de Triángulo de Amor Bizarro y cambió. Al principio era más del estilo de Sharon Van Etten, y luego acabó cogiendo ese tono a Triángulo de Amor Bizarro, que es por lo que suena tan fuertota.
Quería preguntaros si la canción habla de esas relaciones tóxicas, ya sean de pareja o de amistad, de las que cuesta desengancharse. Esas en las que tu cabeza te dice que deberías terminar con ellas pero tu corazón se resiste, y tu voluntad falla.
Maite: La canción empieza contando eso, que es como la misma historia de siempre, porque además en alguna canción nuestra ya aparece reflejada esa relación tóxica o de dependencia, pero creo que «Lucky» es ese punto de inflexión en el que una se dice a sí misma: «si estoy teniendo este tipo de relaciones constantemente, ¿cuál es el problema? ¿la otra persona o yo?». Eso es lo que narra el estribillo, que al final es lo que tiene más fuerza. Esa sensación de estar reincidiendo constantemente, y a lo mejor tengo que mirarme a mí misma en lugar de a la pareja que tengo.
Ya que comentabais antes lo del disco, entiendo que os referís a vuestro primer álbum.
Charlotte: Sí, saldrá próximamente, «Lucky» es uno de los adelantos y todavía falta un montón por descubrir en cuanto a nuevos sonidos.
Habéis contado con Carlangas (Novedades Carminha) y Bronquio como productores en algunas de vuestras canciones. ¿Quién produce el álbum?
Maite: Diego Escriche, el cantante de La Plata.
En muy poco tiempo, menos de dos años, habéis pasado a tener cerca de un millón de reproducciones de algunas de vuestras canciones, a ser portada en un medio como Mondosonoro o a actuar en salas mucho más grandes de las que frecuentabais en un principio. ¿Cómo lo habéis asimilado? Supongo que no esperabais llegar a tanta gente.
Raquel: Pues la verdad es que no. No teníamos ni idea de que pudiera pasar algo así, y es como tú has dicho. Pero no creo que sea tanto el tener muchas reproducciones de nuestras canciones como otras cosas: el estar muchos fines de semana fuera, el pasar mucho tiempo juntas, porque aparte de ser compañeras somos amigas, y también hemos tenido que aprender con el tiempo a compaginar la relación de amistad con la relación laboral. Pero creo que todas estamos concentradas en tener los pies en la tierra. Porque el que te venga una persona por la calle y te diga «¡tía, cómo me mola lo que haces!», es algo que puede hacer que se te vaya la olla en cualquier momento. Puede ser una locura. Es muy importante saber dónde estás e ir currando.
«No teníamos ni idea de que nos fuera a pasar esto, es algo que puede hacer que se te vaya la olla en cualquier momento».
¿Se puede estropear la amistad cuando entra en juego el trabajo?
Charlotte: Yo creo que se trata de estar pendiente de qué necesidades tiene cada una, en qué momento de la vida está cada una, y a partir de eso surgen unas problemáticas u otras. Es difícil preservar la amistad, pero se nos hace fácil al mismo tiempo porque le ponemos empeño a intentar evolucionar al mismo ritmo que evolucionamos individualmente. Irnos acoplando a problemáticas diferentes. También nos surgen como mil problemas de repente y estamos juntas solucionándolo. Es complicado, pero como tenemos ganas, no creo que sea tan duro.
Entiendo que tenéis otros trabajos al margen de la música. ¿Os veis en un futuro viviendo solo de ella?
Maite: Dios te oiga, la verdad (risas).
Raquel: Yo rezo cada día (risas). Creo que también ahora mismo nosotras nos estamos tomando el grupo como algo bastante profesional. Sí que empezamos de otra manera, pensando solo en hacer una gira dentro de un año o dos, pero ahora mismo como tenemos claro que hacer música no es solamente componer y grabar unas canciones, sino que conlleva un montón de cosas, estamos intentando organizarnos. Es complicado, pero lo estamos haciendo.
¿Qué impresión tenéis de la industria de la música, ahora que lo estáis viviendo?
Maite: La verdad es que no sé si cuando eres consumidor de música tienes muy claro cómo debe ser por dentro la industria. En determinados momentos, por cómo se pinta desde fuera, puede parecer más lujoso, especial, brillante o increíble, pero luego hay mucho trabajo detrás. Además, nosotras hemos empezado como una banda de rock con una discográfica independiente, y desde luego esto es todo lo más alejado del lujo y la pompa que te puedas imaginar. Es estar muchísimas horas en una furgoneta, cargar con instrumentos que pesan un quintal, ir sudadas a todas partes, no tener tiempo para comer, para mear, para ducharnos (risas), es todo lo contrario al lujo. Puede que ahora sí vayamos a algún evento que tenga algo más que ver con la imagen, pero lo que ha sido hasta ahora es más curro para sacar esto adelanto. Igual la industria se parece menos a lo que nos imaginábamos, pero no deja de ser chulo y gratificante.

¿Cómo surgió vuestro fichaje por Ernie Records?
Raquel: Fue a través de Carlangas, de Novedades Carminha. Con toda nuestra cara ancha, le habíamos enviado un par de demos, que sonaban fatal porque estaban grabadas en el antiguo local de ensayo en el que empezamos, y se las pasamos pensando que en nuestra vida nos iba a contestar. Y lo hizo. Él ya había producido algún disco y quería hacerlo bien, y nos puso en contacto con Josiño (Carballo), de Ernie Records. Y así fue. No fue nada complicado tampoco, porque Josiño es una persona que va de frente, y fue bastante sencillo todo.
¿Cómo componéis habitualmente? ¿Quién lleva el peso? ¿Hacéis primero la música y luego la letra o al revés?
Maite: Hasta ahora me encargado yo de bastantes de las letras, porque venía de escribir previamente y tengo esa facilidad, tampoco es que tenga una nociones de música apabullantes, pero sí que me siento a componer y demás, y muchas de las canciones del disco las llevé de ideas que tenía y luego entre todas le dimos una forma y un sonido de banda. También Raquel y yo, tanto en el disco como en las canciones previas, nos hemos sentado también con dos guitarras acústicas a trabajar sobre acordes e ideas muy chulas, y ya partiendo de esa base construimos cosas. Es un poco más casero y luego lo convertimos en algo más de banda. También nos apetece trabajar más en conjunto a partir de ahora.
¿Cómo surgió vuestra colaboración con Zahara en REPUTA (2022), en el que abordáis «Merichane»?
Raquel: Esto fue un día que volvíamos del primer concierto que dimos en Barcelona, estábamos en el coche volviendo, y recuerdo que Maite me dijo «oye, tía, nos ha empezado a seguir Martí (Perarnau)», y ella flipaba bastante y yo como en plan «no sé muy bien quién es» (risas). Pero bueno, ya luego me lo explicó. Y como a las dos horas nos escribió Zahara por Instagram. Por mensaje directo. Yo creo que tenía la inmediatez de querer hablar con nosotras, y nos escribió por ahí, pero luego nos envió un correo más formal en plan de «chicas, ¿queréis hacer esto?». Y fue bastante fuerte, la verdad. El primer día que quedamos con ella, que pensábamos que íbamos a ir a su oficina, al final terminamos en su casa, que nos dijo que era su oficina pero esa su casa (risas). Yo estaba flipando, la verdad. Pensar que hemos conseguido colaborar con una persona a las que llevamos escuchando desde que éramos pequeñas, que se ha sentado con nosotras y nos ha preguntado qué queríamos hacer con toda la naturalidad del mundo, dejándonos hacer y experimentar lo que quisiéramos, y con una canción que es bastante personal… fue muy chulo.
¿Os dejó hacer lo que queríais, no?
Raquel: Totalmente. Podíamos inventar una melodía y una letra nuevas… hablándolo un poco Maite y yo, como que la melodía del estribillo nos gustaba mucho y eso lo mantuvimos. Pero bueno, sí, nos dio total libertad.
¿Con quién mas os gustaría colaborar?
Charlotte: Con Jimena Amarillo, por ejemplo. O con Samantha Hudson.
Raquel: O con Amaral.
«Pensar que hemos conseguido colaborar con Zahara, a quien escuchamos desde pequeñas, ha sido flipante».
¿Qué opináis de las colaboraciones entre músicos, que son tan frecuentes hoy en día? ¿Creéis que se hacen por afinidad creativa o más bien por un cálculo comercial, para sumar públicos?
Raquel: Yo creo que hay un poco de todo. Pero las que acaban saliendo de puta madre y disfrutas más son las que haces porque de verdad te interesa el proyecto que tiene una persona y crees que lo que va a salir de ahí es mágico. Creo que sí que existe la típica colaboración que está hecha como para que las dos partes ganen, porque aunque haya uno de los dos que tenga más público, las dos partes salen ganando. Pero yo creo que la gente en general hace las colaboraciones más pensando en peña que le gusta lo que hace y que el proyecto le interese.
¿Sentís que formáis parte de alguna escena, ya sea en Madrid o en el conjunto del estado? No ya por sonido, sino por afinidad personal.
Maite: Nosotres nacimos casi al mismo tiempo que grupos como interrogación amor, Irenegarry, Chill Chicos, trashi… todos son de nuestra quinta, y todos nos ayudaron muchísimo a pasar por este camino, de una forma quizá más sencilla que ellos. Ellos habían limpiado un poco el terreno, preguntándose qué podían hacer por la escena musical en España, en Madrid en concreto, y justo nosotras llegamos cuando las cosas estaban empezando a surtir efecto. Cuando ya estaba el chiringuito montado, de pronto aparecemos (risas). Y todos nos ayudaron. Aprendíamos de todo el mundo en aquel momento, en el que no teníamos ni pajolera idea de hacer nada. Parte de nuestro sonido seguro que bebe de todas esas bandas. Y estamos aquí gracias a ellas.
Se os describía al principio como un grupo punk. ¿Es el punk un sonido o una actitud?
Maite: ¡Es una actitud, sin duda alguna! Puede ser un sonido también, pero es bastante más una actitud. De hecho, a día de hoy, sonamos bastante pop, pero somos bastante punkis todas.
Raquel: Si te vas a un directo nuestro no sonamos nada pop, porque no nos sale hacerlo así.
De todos modos, vuestro estilo cambia mucho de una canción a otra. ¿Será igual en el álbum?
Charlotte: Yo creo que se nota que es un álbum de hibridar ideas y de experimentar mucho, de conseguir nuevos recursos y explotarlos para probar más cosas. Yo sé que ustedes odian esta palabra, pero es como muy ecléctico (risas).
Maite: No sé si estamos en un punto como banda en el que queramos buscar un sonido y agarrarnos a él al cien por cien. Ahora nos apetecía pasárnoslo bien, y en la música hay tantas posibilidades que limitarnos a solo un estilo…
«Somos cuatro personas que escuchan música completamente diferente, y ese se nota».
Mi duda es si hacéis eso solo porque es lo que os sale (o lo que os apetece) o porque aún estáis en busca de vuestro propio sonido.
Raquel: No estoy tan segura de que estemos en busca de un sonido concreto. Es lo que ha dicho Maite antes, que hemos tenido la posibilidad de hacer lo que queremos en el disco, y también tiene que ver que somos cuatro personas que escuchan música completamente diferente, aunque tengamos grupos en concreto que nos gustan a todas, pero escuchamos de todo.
¿Y qué escucháis ahora?
Charlotte: Yo últimamente estoy muy obsesionada con el último disco de Belako: no sé por qué me ha dado ahora después de un par de años, pero me ha dado muy fuerte. También con un grupo que se llama Boogarins, que son de Brasil. Buenísimos.
Raquel: A mí me gusta mucho Jessie Reyez, una chica que hace r’n’b mezclado con movidas muy chulas. Hace poco subió un video a Gallery. Llevaba un par de años sin escucharla, y estoy ahí un poco en bucle.
Maite: Yo estoy escuchando mucho a Heather, que me molan mucho. Y a una piba que se llama Dora Jar, que me encanta.
¿Os cansa que se hable siempre de vosotras como un grupo de chicas punk y feminista?
Charlotte: No somos un grupo de chicas porque hay una persona no binaria en el grupo, que es Aroa. Pero sí que es verdad que se recalca siempre la condición femenina, y al final cansa un poco ese discurso, porque solo queremos que se nos tome en consideración como un grupo.
Fotos de Xavi Souto.