Hablamos con la cantante, que publica REPUTA, reformulación de PUTA con colaboraciones de Rodrigo Cuevas, Alizzz, María José Llergo o Delaporte.
Zahara Gordillo (Úbeda, 1983) no deja de desafiarse a sí misma. Y le está saliendo muy bien. Porque si PUTA (2021) fue el álbum que supuso el punto de inflexión en su carrera, REPUTA (2022), el disco que ha estrenado, nos muestra su música alejada de cualquier zona de comodidad. Más audaz que nunca.
Se trata de una reformulación de aquel disco (el mejor de su carrera) que no tiene nada que ver con esas colecciones insípidas de remixes que tanto se estilan.
Aquí hay pop, punk pop, copla, electrónica de todos los colores y texturas y hasta reguetón, como corresponde a una colección de canciones en la que han puesto sus manos Rodrigo Cuevas, Alizzz, María José Llergo, Cora Novoa, Delaporte, Shego, Martí Perarnau, Carolina Durante, Shego o La Oreja de Van Gogh, entre otros.
Una estupenda oportunidad para charlar directamente con ella, una artista que hace tiempo dejó de imponerse ningún límite.
En REPUTA (2022) te zambulles de lleno en diferentes estilos musicales y con diferentes artistas, desde Rodrigo Cuevas a Alizzz, pasando por María José Llergo o Carolina Durante, artistas todos de estilos muy diversos. ¿Qué ha supuesto para ti?
Pues muchas cosas, porque cuando yo estaba componiendo y grabando PUTA (2021), jamás pensé que alguien pudiera cantar conmigo esas canciones, y sin embargo he hecho un disco entero donde son otros y otras quienes las cantan. Es algo muy revelador. La comunidad que se ha creado en torno a este disco es tan bonita… Por otro lado, musicalmente ha sido como un regalo para mí, porque más que ser un disco donde yo invito a artistas a que canten conmigo, como bien habrás podido escuchar es un disco en el que otros artistas o cantantes han tenido la libertad de hacer la canción como han querido. La canción mía original es el punto de partida, pero el resultado es más una canción nueva de ellos.
Entiendo entonces que has sido súper generosa y les has dicho: “toma mi canción, haz con ella lo que quieras”.
Exacto. La propuesta fue un poco “sé quién eres, diviértete mientras juegas y no pienses en nada más que en ser tú”. Al final, la libertad de la que yo gocé en mi propio disco era la que quería que sintieran los demás, que se sintieran así. La única condición es que a algunos les propuse directamente una canción en concreto. Por ejemplo, con Rodrigo Cuevas pensé claramente que quería que cantara conmigo “Dolores”, pero si él me hubiese dicho que quería hacer otra porque le encanta le hubiese dicho que sí (risas). No tenía mucho problema con esto, para mí era importante que esa canción la hiciera él porque cuando yo estaba componiendo “Dolores” fue precisamente su disco, Manual de Cortejo (2019), uno de los que más escuché para intentar inspirarme. Me gustaba mucho esa mezcla de folklore y modernidad que él rezuma por cada poro de su piel, y quería como empaparme de eso. Cuando le llamé, le dije que cómo le apetecía hacerla, y el primero que le vino a la mente fue Víctor Martínez y que quería hacerla con una banda… Rodrigo es un genio. Me encantó grabar con él, fue una delicia. Nos lo pasamos súper bien y nos hemos hecho muy amigos, lógicamente. Iba pensando en las canciones y en los artistas, en lo que me evocaban. La Oreja de Van Gogh me cuadraba con “Médula”, que es la canción más pop de todo el disco: en un disco tan duro creo que es la más amable, la que mejor les podía cuadrar, y cuando se lo propuse les encantó, ya que ya les gustaba la canción, así que en ese sentido creo que acerté. Con las de remezclas de productores, DJs y productoras, sí que les dejé elegir libremente. No me importaba si de repente los cuatro elegían “berlin U5”. Estaba como esta variedad que al final se ha creado. Quería que ellos escucharan mi disco y sintieran cuál era la que más les apetecía remezclar y llevar a su terreno. Cora Novoa eligió “flotante”, y Extintor “TAYLOR”, y me pareció fantástico. Bueno, y luego lo de Pretty Pretty 2000 fue la sorpresa de este disco porque surgió casi al revés. Fue Pretty Pretty 2000 quien quería hacer una versión de “RAMONA”. Fue como perfecta para el disco porque pensé, claro, ¿Por qué no un reguetón? ¡Y dije, lo quiero! (risas). Para mí ha sido todo un regalo. Ver resultados tan diferentes… la canción “joker” de Carolina Durante, que a priori no encajaría en ninguna canción de mi repertorio, pero podría estar en su último disco tranquilamente, o la de Delaporte, en la que yo apenas participo porque les di mucha libertad para que la llevaran al lugar que ellos querían. Una de las cosas que sintieron es que les apetecía hacerla ellos y que yo estuviera en espíritu, pero que no apareciera.
“Jamás pensé que alguien pudiera cantar conmigo estas canciones”.
¿A la hora de pensar en las colaboraciones haces una lista? ¿Has dejado fuera opciones por espacio o por tiempo?
Por prudencia, nunca llegué a hacer esa lista, sino que más bien pensaba en la canción. Me venía la persona que quería que la cantara y hacía la llamada de teléfono. Todo empezó a gestarse casi al salir PUTA (2021), porque a Alizzz le gustó tanto “berlin U5” que pensé que él tenía que hacer una versión, y esto fue un poco el detonante de hacer luego un disco de remezclas y versiones. Se me iban ocurriendo colaboraciones, casi como una a la semana. Pensaba “sería preciosa esta canción con María José Llergo”, y la llamé y luego… ¿Qué DJs me gustaría? Y empezamos a escribir a Cora (Novoa). Fue todo como muy poco a poco, y cuando vi que tenía el disco paré, porque hay muchísima gente con la que, si me pongo a pensar, me gustaría colaborar y no voy a llegar a todo. Pero tuve suerte con todos menos con una persona que no ha podido participar, que es Rigoberta Bandini: por cuestiones de agenda y calendario no hemos podido coincidir, pero nos queda que las dos queremos hacer algo juntas en algún momento. Confío que este deseo pueda realizarse, y por mi parte tiene el deseo más que manifestado.

¿Y valoras la posibilidad de que haya una gira REPUTA?
Sería increíble poder montar la gira REPUTA, pero también es inviable porque si hacer este disco casi ha sido una odisea, imagínate montar una gira. Al final sería como una de estas de Operación Triunfo, con cientos de personas. Pero me queda la espinita, e igual para el fin de gira de Gracias Puta, que solo hay cuatro fechas, estoy intentado cuadrar algo, ver si coinciden agendas, si están disponibles, si les apetece…
¿Tienes algún tipo de expectativa con el nuevo disco? ¿O tu misma te despojas de las expectativas?
Bueno, la verdad es que este disco es tan heterogéneo que habrá gente a la que le gusten dos canciones, o gente a la que le gusten todas. Habrá quien disfrute de la parte más electrónica… es un disco que tiene muchas posibilidades y yo no participo dejando mi huella en todas, sino que son los demás los que están ahí marcando el camino. En ese sentido, el impacto que tendrá en mis seguidores imagino que será mucho más diverso. A algunos les encantará y a otros no les gustará nada. Y eso me parece fantástico, porque a mí me ha pasado que unas veces me gusta más la original y otras en que ya no puedo escuchar la original porque una versión es mucho mejor. En ese sentido estoy tranquila, porque es un disco para jugar y darle una vuelta de tuerca a todo lo sufrido y también ponerme un poco en el cariño, la risa y la diversión. Yo voy a seguir quejándome siempre, que no se preocupen. Pero también demuestra que tengo una parte de mucho humor que no cabía en PUTA (2021) y que aquí en REPUTA (2022) sí que lo hay. Luego están las expectativas como empresa, porque siempre quieres que funcione para compensar lo que has invertido. Pero, sinceramente, en ese sentido también me da igual…
¿Eres consciente de que algunos de tus temas traspasan tu creación y se convierten en huellas imborrables en la memoria de otras personas de que forman parte de sus historias más íntimas?
Ay, qué bonito lo dices. Pues soy consciente de esto cuando me lo dices tú (risas). Pero en mi día a día no puedo tenerlo muy presente porque me derrumbo y me afecta muchísimo. Solo dejo que me influya en momentos concretos. En los conciertos voy mirando la cara de los que están en primera fila y noto qué les está emocionando, noto la frase que es de uno que me mira como diciendo que “esta frase es mía” y mira a otro que me dice “esta es la mía”. Luego veo alguien que está justo en primera fila y es una chica que está con unos lagrimones… y yo estoy pensando “lo sé, yo también”. Entonces es cuando lo entiendo todo y me derrumbo. De hecho, te hablo de ello y me dan ganas de llorar. Es la cosa más fuerte que me pasa y hoy en día es brutal.

He entendido perfectamente al escucharte que tú esto lo tienes que eliminar en tu factor de creación, ¿no?… si no, sería una catarsis…
Bueno, es que creo que no podría. Jo, lo expresas súper bonito, porque es verdad: yo cuando creo, cuando estoy haciendo algo, no puedo dejar que venga nadie. Es un ejercicio desde mis entrañas, con mis instrumentos, y es una expresión completamente libre. Y si yo estoy escribiendo, pensando en que alguien va a conectar o a no conectar con esta frase, ya no escribiría más, porque me limita y de repente tengo mis ojos juzgantes. Es increíble lo absurdo que es ese pensamiento, pero es cierto.
¿Has llegado a aborrecer alguno de tus temas?
Sí. Más que aborrecer, tengo una canción que es mi canción más famosa, que es “Con las ganas”, que es mítica mía, hay gente que conoce esa canción y no saben quién soy yo, y me parece muy bonito eso. Es una canción a la que le debo muchísimo. Igual la palabra aborrecer no es exacta, pero sí que me sucede que esta canción yo la compuse cuando tenía unos veinte años y era otra persona. Decir ahora que “me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos” es una frase que ahora no se la digo ni a mi hijo. Esta manera de pasarlo mal por un hombre… ¡basta ya! Es como que yo ahora intentaría decirles a todas mis amigas que no sufran así por un hombre, que la vida sigue. Oírme cantar eso… no conecto nada. Hace mucho tiempo que no la toco en directo. Solo la toco cuando voy, por ejemplo, a México. Allí me parece lógico cantarla porque es una canción que me conocen por ella y lo que hago es buscar la conexión con la emoción que la gente siente cuando la escucha. Ya no hago el viaje a mis vivencias, porque ahí ya no hay nada y no siento nada; pero sí que siento mucho todo lo que esta canción me ha dado, todo lo que ha provocado, lo feliz que he hecho, cómo han conectado, cómo es banda sonora de tantísimas personas, y eso sí que me toca y de ahí es donde saco yo la energía para cantarla, porque es un flipe y esta emoción es muy bonita.
“Me cuesta cantar una canción como “Con las ganas”, porque cuando la compuse tenía unos veinte años y era otra persona, ya no conecto”.
¿Es como un homenaje también a ese público?
Sí, pero ese ejercicio me cuesta y no lo puedo hacer siempre. Elijo muy bien en qué momentos de verdad hay que hacerlo y merece la pena. Lo bueno de mi público es que ya lo saben y lo respetan. De hecho, muchos fans ya no quieren ni que la cante porque se dan cuenta de que lo paso mal.
¿Dónde encuentras los estímulos para tu creatividad? Referentes de música, libros o cine…
Pues mira, va cambiando, y más a mí que me encanta descubrir cosas, que de repente escucho algo compulsivamente y luego ya vuelvo menos. Pero hay algo bonito que veo que me pasa, y es cómo me va influyendo la música y me va marcando y se queda como ese poso. Por ejemplo, cuando ahora escucho PUTA (2021), veo dónde están las referencias y hay cosas muy diversas. Por ejemplo, hay mucho de las súper divas pop como Dua Lipa, Tove Lo o Caroline Polachek, este mundo de hacer música electrónica cantada súper pop. Me fascina y me parece muy inspiradora. Es lo que me lleva a hacer estas canciones tan duras, pero por otra parte enérgicas. Luego, por ejemplo, Kae Tempest, con quien descubrí el spoken word y pensé en rapear, pero no me atrevo. Pero quizá esto lo puedo hacer yo, y ahora que no paro de escuchar el último de Beyoncé ya me veo… me ha dejado loca este disco, me fascina y me peta el cerebro. Y luego está la música electrónica instrumental.
Sí, porque en los últimos trabajos hay muchas reminiscencias de esto, te has metido de lleno en una pista baile ¿Ahí de dónde bebes?
(Risas) La verdad es que Richie Hawtin me encanta. Sobre todo, me he dado cuenta que me gusta el tecno alemán. Luego hay un DJ – productor que me gusta mucho que es Dixon. Él es una referencia deep house y crea unas transiciones entre las canciones bellísimas. Esto es lo que más me gusta de la música electrónica y de las sesiones de DJs, el cómo te van guiando y llevando por lugares, desde momentos con pasajes más cantados a otros más oscuros, un poco más rápidos y secos. Esto te produce distintas sensaciones. Pero luego, por ejemplo, escucho Caribou, que es fantástico. Y vi este verano a LCD Soundsystem, igual que tú, que estuviste en el BBK, y me dejé el tímpano, menudo fiestón tenían, me encanta ver a alguien en el escenario disfrutando y dándomelo todo. Otra banda que me inspira y fascina es Low, son espectaculares. Las distorsiones de su último disco se me han quedado atrapadas en el corazón y el nuevo albúm de mi proyecto _juno tiene mucho de Low.
“Hay mucho de las divas pop como Dua Lipa, Tove Lo o Caroline Polachek, y también me encantan Richie Hawtin, Dixon o Caribou”.
¿Y libros?
Uff, leo como uno por semana. En la narrativa encuentras una manera de expresarte que es diferente a las canciones, pero que a mí me resulta súper inspiradora. Hace poco leí El verano que mi madre tuvo los ojos verdes (2019), de Tatiana Ţîbuleac, que parece una preciosidad salvaje, muy sorprendente a dónde va. Para PUTA (2021) me inspiró mucho un libro que se llama Un amor (2020), de Sara Mesa, porque tiene esta cosa todo el rato de la incomodidad depositada en ti. Ella te cuenta esta historia y todo el rato te quieres ir con la protagonista, y hay momentos en los que la que entiendes y otros que no. En PUTA (2021) yo sentía que pasaba un poco esto, que yo te cuento las cosas y si tú te incomodas, es tuyo. Ahí Sara Mesa dejó una huella importante. Y luego me ha encantado Las Malas (2019) de Camila Sosa. Por favor, una mujer trans en Argentina, con prostitutas. Cada párrafo es para subrayarlo, no me canso de recomendarlo. Me encanta como escribe, qué bonito es, está lleno de historias y de poesías. También me encanta una serie que se llama Better Things (2016), de Pamela Adlon. Es la historia de una mujer con mujeres, donde no importa si tiene novio o no tiene novio, si ha ligado o no, sino que lo importante son las relaciones entre mujeres.
Y para terminar, imagino que no siempre fue así, pero ahora mismo has logrado vivir de la música. Cosa que no es nada fácil. ¿Qué sientes y dónde encuentras más satisfacción al mirarte al espejo y decir que ya vives de eso?
A ver, eso es un estimulazo que no te lo imaginas. Sobre todo, tener mi sello, gestionar mi carrera… recuerdo el día en que vine a ver este piso. Te juro que salí esa noche a tomarme un vino al barrio, pensando que era la reina. Pensaba “esto es mío”, y hasta entonces siempre había vivido en pisos compartidos o con pareja. Recuerdo un subidón que todavía me sigue pasando. Es muy fuerte, y a mí me hace muy feliz esta independencia. Estoy aquí y digo “que guay” porque cada cosa que veo aquí ha sido pagada de mi interior, con mis canciones transformadas en discos. El no tener que llamar a nadie para nada, si no quiero. Que luego sí que llamo a mucha gente, doy por culo… pero no tengo la necesidad, que en épocas anteriores sí que he tenido, y he tenido que recibir ayuda. Eso me hace muy feliz.
(Fotos: José Señorán)