Seleccionamos diez álbumes perfectamente indicados para dar la bienvenida al recién estrenado otoño.









1 – Suede – Autofiction (BMG, 2022)
Si nos llegan a decir hace 25 años que Suede estarían haciendo discos tan sensacionales como este en pleno 2022, nos hubiéramos partido de la risa. Nadie podía aventurarlo.
Muy pocos son quienes experimentan su declive, se separan y vuelven a reunirse para reverdecer viejos laureles con trabajos a la altura de su leyenda.
Suede son de esa clase de grupos, tan escasa. Su romanticismo urbano, afilado y decadente, muestra más mordacidad que en muchísimo tiempo merced a una colección de canciones que tiene la virtud de estar escrita desde la perspectiva auto consciente de quien sobrepasa los cincuenta años y no necesita aparentar menos.
De quien sabe de dónde viene porque es la mejor forma de saber a dónde dirigirse. ¿Su disco más punk? No, su disco más incisivo y vivaz desde sus gloriosos años noventa. Una excepcional prueba de longevidad creativa y de calidad, al alcance de muy pocos.
Suede bien pueden satisfacer a sus seguidores más veteranos como ganarse el favor de quienes les descubran a estas alturas de su carrera. Todo un logro.

2 – Zahara – REPUTA (GOZZ Records)
Lo fácil hubiera sido hacer un disco de simples remezclas. El socorrido recurso a los remixes. El habitual tentempié meramente alimenticio para ir ganando algo de tiempo a la espera de que las musas regresen. Pero no. Zahara no va por ahí. Hace tiempo que desechó la comodidad.
Así que si PUTA (2021) fue un disco excepcional en su carrera, esta revisión de su contenido a cargo de algunos de los artistas más destacados de la escena estatal tampoco podía ser un trabajo funcionarial. Se puede decir que Alizzz, Carolina Durante, Shego, Cora Novoa, Rodrigo Cuevas, Delaporte o Martí Perarnau reinventan y redimensionan su contenido, desde una perspectiva que asocia pop, punk pop, electrónica o copla.

3 – Steve Lacy – Gemini Rights (RCA/Sony, 2022)
Aquí describimos a este joven veinteañero norteamericano como el zillennial capaz de casar a Stevie Wonder con Kendrick Lamar. También podíamos haberlo calificado como el músico capaz de asociar a Prince con Mac DeMarco.
Las canciones de este miembro de The Internet tienen groove, soul, sentimiento y mucha clase, y aunque hasta ahora había ido diseminándolas con hechuras muy caseras, esta vez se ha metido en un estudio de los tradicionales, y se nota.
No es un disco perfecto, pero canciones como “Sunshine” y, sobre todo, la sensacional “Bad Habit” (uno de los cortes del verano), merecen mucho la pena.

4 – Paco Moreno – Rumba profunda (Sursum Tapes)
Decía Albert Pla hace treinta años en un magistral disco que no solo de rumba vive el hombre, y la verdad es que aquella máxima es perfectamente aplicable a lo que hace el almeriense (afincado en Granada) Paco Moreno en este refrescante álbum, que llega después del no menos sensacional Rumba Plus (2022), publicado justo antes del verano.
Nunca la rumba sonó tan funk. Tan do it yourself. Tan pop. Tampoco la cumbia, otro de los pilares de su propuesta. Un disco que tiene la gran virtud de la singularidad. De no parecerse prácticamente a nada de lo que se está haciendo ahora en España. Con sabrosura, conocimiento y descaro. Ahora que la rumba kinki de finales de los setenta se reivindica, no está de más disfrutar de sus sucesores naturales.

5 – Beth Orton – Weather Alive (Partisan)
Una bruja. Una hechicera. Una experta en conjuros. Una diosa. Una voz de otro mundo. Todo eso y alguna cosa más podría decirse de la gran Beth Orton, una música a quien los medios y el público deberían hacer más caso.
Se lo toma con calma, eso es cierto: hacía más de seis años que no daba señales de vida. Pero este retorno a la actualidad nos la devuelve en su mejor estado de forma. Entre el folk, el ambient y el jazz brumoso, un disco que es todo un estado de ánimo, un pozo de serenidad y (por qué no) sabiduría. Descubridlo y dejaos llevar.

6 – Death Cab For Cutie – Asphalt Meadows (Atlantic)
Al igual que les ha ocurrido a Suede, los norteamericanos Death Cab For Cutie han acabado dándose cuenta de que la mejor forma de reconectar con lo mejor de su pasado era asumir que aquella juventud nunca volverá.
Quizá por eso Ben Gibbard ha escrito algunos de los textos más emocionantes de toda su carrera, y quizá también por eso, en consecuencia, sus canciones combinan un dinamismo y una profundidad de campo casi inéditas desde hace más de una década.
Lástima que, al menos de momento, no vayan a venir a presentarlo a nuestro país, un lugar en el que se prodigan demasiado poco.

7 – Mall Grab – What I Breathe (Looking For Trouble)
Si lo que te apetece es bailar como si el verano no hubiera terminado (que cualquier época del año lo merece), este es tu disco. Uno de los álbumes de electrónica del año. Lo firma Jordon Alexander, un australiano de 28 años que se ha pasado la última década absorbiendo toda la música dance de Londres (y su tradición) para desligarse de su rol de DJ y productor de lo fi house y proyectar también sombras de lo que fue el ambient, la IDM, el jungle o el bass house en treces cortes sin desperdicio.

8 – Jockstrap – I Love You, Jennifer B (Rough Trade)
Conviene acoger con cierta precaución cualquier hype de esos que nos llegan del Reino Unido con cierta frecuencia. Menor a la de hace unas décadas, pero puntual. No siempre cuando el río suena agua lleva.
En el caso de esta pareja de veinteañeros londinenses, al igual que ha ocurrido recientemente con Wet Leg, sí hay motivos para dispensarles mucha atención. Folk rock, electrónica, ciberdelia… un totum revolutum de sonidos que desconcierta pero también intriga. Un mundo abierto de posibilidades.

9 – Oliver Sim – Hideous Bastard (Young Turks)
El debut del tercer vértice de The xx, pese a contar con la producción de Jamie xx y la colaboración de Romy Madley-Croft, no es un cuarto disco encubierto de The xx. Ni mucho menos. Es un disco de acusada personalidad. En el que Oliver Sim expone sin cortapisas sus inseguridades, sus miedos y sus complejos para hacer las paces con ellos. Su condición de seropositivo desde hace años, su rechazo a una masculinidad excluyente.
Y lo mejor de todo es que las canciones que lo sustentan son notables. Remiten a un romanticismo complejo, a un molde de crooner pop melodramático que podría considerarse heredero de Marc Almond, de Antony Hegarty antes de convertirse en Anhoni o de Jimmy Sommerville, aquí ilustre invitado en una de sus piezas. Un gran debut.

10 – Beabadoobee – Beatopia (Dirty Hit/Music As Usual, 2022)
La artista filipino-británica se suma a otros nombres de la generación Z que reviven el culto a Avril Lavigne, Lisa Loeb, Nelly Furtado y otras estrellas femeninas de finales de los 90 y principios de los 00.
Como ya le ocurría a Soccer Mommy respecto a Avril Lavigne (otra figura, esta de principios de los 2000, tremendamente reivindicada por músicos que ahora rondan la veintena), las sombras de muchos de esos nombres figuran en las canciones de este disco, pero bajo su particular filtro, por suerte.
Diverso, desigual, irregular, sin pátina de uniformidad, como una especie de menú de degustación musical del que picotear sin ideas preconcebidas ni expectativas demasiado ambiciosas.