¿Quieres saber cuáles son los mejores álbumes foráneos del año para quienes hacemos Mússica? Aquí tienes nuestra selección de veinte nombres.
Hay quienes dicen, y quizá no les falte razón, que la música no debería entender de clasificaciones. Que no debería ordenarse con guarismos numéricos. Que no es una competición. Y que las listas no sirven de nada.
No seremos nosotros quienes les contradigamos. Pero tampoco les concederemos toda la razón. Porque ante la avalancha de (buena) música que se publica en la actualidad, hacer una criba es más necesario que nunca. Así que aquí os listamos los veinte mejores discos según nuestro criterio. Algunos los conoceréis porque ya han aparecido ampliamente comentados en Mússica.
Es una lista tan discutible como cualquier otra, pero heterogénea, estilística y generacionalmente transversal, perfectamente capaz de explicar nuestro tiempo. Es decir, tal y como aquí entendemos la música pop.
1 – Beyoncé – Renaissance (Parkwood/Columbia)
El séptimo disco de la artista norteamericana plantea un diálogo entre pasado y presente que va mucho más allá de la nostalgia por la música disco. Está más cerca del Confessions On A Dancefloor (2005) de Madonna o del Mr. Morale & The Big Steppers (2022) de Kendrick Lamar que de los últimos discos de Dua Lipa, Kylie Minogue o Jessie Ware.
Y con un flujo argumental que conecta el movimiento por los derechos civiles de los setenta con el Black Lives Matter, la liberación disco con el repunte del house, el posterior vogueing y las nuevas realidades: la ansiada normalización de lo queer y de los colectivos LGTBI+, con la música exuberante como palanca. Y es una fiesta sin fin. Que buena falta nos hace.
2 – Stromae – Multitude (Mosaert/Universal)
El artista belga demuestra de nuevo que es capaz de transformar la angustia en júbilo a ritmo de sonoridades de diversos rincones del planeta, asimilados con una desbordante personalidad. Latitudes introducidas en una simbiosis que fluye natural, como si fuera la world music de nuestro tiempo.
3 – Dry Cleaning – Stumpwork (4AD/Popstock!)
Tensos. Afilados. Crujientes. Siempre interesantes. Así siguen sonando los británicos Dry Cleaning, con la sensacional Florence Shaw al frente. Este es su segundo álbum en los últimos dos años, y mejora en (casi) todo al primero. Si te gusta el post punk o el indie pop británico de los ochenta y noventa, este es tu disco.
4 – Angel Olsen – Big Time (Jagjaguwar)
Nunca las canciones de la compositora norteamericana habían logrado tal hondura. Como si fuera un trasunto de cualquier espectral película de David Lynch, el sexto álbum de Angel Olsen es una sentida oda a algunos de sus malogrados seres queridos y a la revelación pública de su condición sexual. Un puñado de canciones más sanadoras que dolientes, que transmiten una serena espiritualidad. Un sueño.
5 – Fontaines DC – Skinty Fia (Partisan/PIAS)
El crecimiento que se constata entre los tres discos del cuarteto irlandés es tremendo. Han ensanchado los lindes del post punk y se han convertido prácticamente en portavoces de una generación. Y con unos directos apabullantes.
6 – Kendrick Lamar – Mr. Morale and The Big Steppers (Interscope/Universal, 2022)
El rapero californiano demuestra con su quinto disco que es uno de los monarcas indiscutibles de la música popular de nuestro tiempo. Vuelve a demostrar que nadie mejor que él sabe integrar hip hop, soul, jazz, r’n’b y blues en una visión panteísta, omnívora, desbordantemente ambiciosa.
7 – Nilüfer Yanya – Painless (ATO/PIAS)
El segundo álbum de la artista británica de origen irlandés-turco-barbadiano es uno de los discos más estimulantes del año por su forma de destilar un extraño híbrido de acusada personalidad, entre el rock independiente de los años noventa y el soul de baja intensidad. Un sensacional salto adelante que – ay – no se vio refrendado en unos directos algo fríos.
8 – Cass McCombs – Heartmind (ANTI)
Una de las mejores colecciones de canciones del músico norteamericano. Alentada por la pérdida de seres queridos, pero (paradójicamente) con un plus de concreción, accesibilidad, liviandad y fluidez que no siempre ha mostrado a lo largo de su incontinente carrera. Una delicia total.
9- Wet Leg – Wet Leg (Domino/Music As Usual)
La banda británica, capitaneada por Rhian Teasdale y Hester Chambers, tiene la virtud de rescatar el viejo-nuevo asombro que es, en esencia, el elixir de la eterna juventud. No inventan la pólvora, pero suenan con la misma frescura que te invade cuando descubres algo completamente nuevo.
10 – The Smile – A Light For Attracting Attention (XL Recordings/Popstock!)
Son como Radiohead, pero sin su base rítmica habitual y con mayor espíritu de aventura. Thom Yorke y Jonny Greenwood se juntaron con Tom Skinner de Sons of Kemet y, sin que nadie lo esperara, gestaron uno de los mejores discos del año, refrendado por un espléndido directo que pasó por nuestro país.
11 – Beach House – Once Twice Melody (Sub Pop)
El dúo de Baltimore publicó su álbum más ambicioso y diverso, una generosa dosis de dream pop de vuelo más libre que nunca, en raciones muy generosas (publicado como varios EPs), que fue también presentado con mucha solvencia en nuestros escenarios.
12 – Weyes Blood – And In The Darkness, Hearts Aglow (Sub Pop, 2022)
La cantautora californiana ratifica su rol como gran nueva clásica moderna de nuestra música pop en un quinto álbum de melodías serpenteantes, oblicuas, zigzagueantes, que irradian un encanto sereno y crepuscular, remitiendo a leyendas como Joni Mitchell, Rickie Lee Jones o Carly Simon.
13 – Death Cab For Cutie – Asphalt Meadows (Atlantic)
Al igual que les ha ocurrido a Suede, los norteamericanos Death Cab For Cutie han acabado dándose cuenta de que la mejor forma de reconectar con lo mejor de su pasado era asumir que aquella juventud nunca volverá. Quizá por eso Ben Gibbard ha escrito algunos de los textos más emocionantes y las melodías más dinámicas de toda su carrera.
14 – Phoenix – Alpha Zulu (Loyauté/Glassnote)
Quizá este disco no aporte grandes novedades a su sonido, ni tampoco vaya a generar muchas canciones para una probable recopilación de hits, pero retiene todo el pellizco que ha hecho de ellos una de las bandas omnipresentes en nuestros festivales.
15 – Benjamin Biolay – Saint Clair (Polydor/Universal)
Lo que le echen. Le da igual. No le hace ascos a nada. Y todo lo hace bien. Hace tiempo que los discos del músico francés son desbordantes muestrarios de su habilidad para el dominio de casi todas las músicas posibles. Poliédricos y versátiles. Crooner o chansonnier, cantante electrónico o baladista, supernova pop o post punk. Lo que le dé la gana.
16 – Sorry – Anywhere But Here (Domino/Music As Usual)
La sombra del mejor indie rock de los años noventa, con leves accesos de oscuro trip hop, se cierne sobre este cuarteto del norte de Londres, que ha dado en su segundo disco con la manera de hacer que todo eso suene completamente nuevo en sus manos. Sus canciones son carnosas, ardientes y confesionales.
17 – Lambchop – The Bible (Merge/City Slang)
Nunca la banda de Nashville sonó más funky que en este disco, que su líder Kurt Wagner define como “una rayo en una botella de cerveza”. Posiblemente lo mejor que han hecho desde que descubrieron el autotune y los programas de software para componer desde su PC y redimensionar el country alternativo con el que emergieron a final de los ochenta.
18 – Suede – Autofiction (BMG)
¿Su disco punk? No. Su disco más afilado, angustiado, desesperado e incisivo desde su esplendor en los años noventa. Impropio de unos señores que teóricamente están mucho más cerca de la edad de jubilación que de la del estreno. Suede no solo perviven, sino que además justifican su relevancia. A paso imperial.
19 – Beth Orton – Weather Alive (Partisan)
Una bruja. Una hechicera. Una experta en conjuros. Una diosa. Una voz de otro mundo. Todo eso y alguna cosa más podría decirse de la gran Beth Orton, una artista a quien los medios y el público deberían hacer más caso. Entre el folk, el ambient y el jazz brumoso, este disco es todo un estado de ánimo, un pozo de serenidad y (por qué no) de sabiduría.
20 – The 1975 – Being Funny In A Foreign Language (Dirty Hit/Music As Usual)
El cuarteto británico a veces nos recuerda a Curiosity Killed The Cat, a INXS, a Michael Jackson, a The Blue Nile y a otras cosas de los años ochenta, pero eso no significa (ni mucho menos) que no suenen a 2022. Actuales. Vigentes. Matt Healy es un letrista y un compositor con talento. Capaz de hacer que lo viejo suene nuevo. De interpretar cierto legado de la música pop con una sensibilidad contemporánea.
21 – Kae Tempest – The Line Is A Curve (Virgin, 2022)
Kae Tempest ha demostrado ser una figura de primera magnitud en el ámbito de la música, del spoken word, del teatro y de la literatura. Una artista versátil y con un discurso muy propio. Este es su disco más colaborativo, coral y asequible hasta la fecha, por mucho que nos siga hablando de vergüenza, ansiedad, aislamiento, la sensación de darse por vencido y de asimilar la naturaleza cíclica del tiempo, el crecimiento y el amor.
22 – Junior Boys – Waiting Game (City Slang)
Hay quien ha mostrado cierta decepción, y tiene su lógica: el dúo canadiense abandona el ritmo, descarta el baile, y se pone contemplativo. Quizá cueste entrar en este disco. Pero una vez lo haces, vale la pena. Te conquista. Si alguna vez sentiste algo por la elegancia nocturna, melancólica y taciturna de The Blue Nile, Talk Talk o David Sylvian, te hechizará. Un magistral giro de tuerca.
23 – Alvvays – Blue Rev (Polyvinyl)
La música de este quinteto canadiense tiene esa cualidad etérea y ensoñadora que cautiva ya a la primera escucha, y nunca la han plasmado mejor que en este tercer álbum. De los que atrapan sin remedio. De los que crean adicción. Entre el dream pop, el shoegaze y el indie rock de toda la vida.
24 – Steve Lacey – Gemini Rights (RCA, 2022)
Steve Lacy remite en sus canciones a Stevie Wonder o Prince, pero con la sensibilidad de ahora: con ese sonido doméstico, casi lo fi, que tiene tanto que ver también con el bedroom pop o el vaporwave . Normal que cite a Prince como su imposible colaboración soñada, a Kendrick Lamar como a uno de sus músicos vigentes predilectos y a Mac DeMarco como su productor favorito de la actualidad.
25 – Koffee – Gifted (Promised Land/Columbia/Sony)
Debutante, dotada de talento y de actitud, y equipada con un puñado de canciones que funcionan como tiros, entre el reggae, el pop, el dancehall y el r’n’b. Así es Mykayla Simpson, joven jamaicana de 22 años, una de las revelaciones de 2022 con este debut. ¿Podría ser la nueva Lauryn Hill? Ojalá. Crucemos los dedos y disfrutémosla, al menos de momento.